Reflexión

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Algún que otro día me gustaría verme bajo la perspectiva de otro; ver lo que soy, cómo actúo y cómo me relaciono. Quisiera mejorar todas mis imperfecciones para que así pueda ser lo necesario para los demás, que ya no existan más críticas, más mentiras ni nada. Quiero que por un momento la gente crea que soy buena, que puedo estar horas escuchando cada detalle de sus problemas y así poder ayudar, que tengan en quién confiar para así no estar solos como yo lo estuve por mucho tiempo. Pero no me dan esa oportunidad, ellos no me conocen y critican solo lo exterior y no se detienen a pensar que daría todo de mi por ellos. Quiero que la gente pueda ser feliz, quiero que no tengan que preocuparse por todo y que lo único que necesiten sea ver una sonrisa en las personas que quieren y así estar en paz. Eso es lo que siempre intenté buscar pero no encontré, siempre fui alguien la cual no quería ser una molestía y así fui ganando miedo al relacionarme porque cada persona en la que confiaba se terminaba alejando. Crecí prácticamente sola, en sentido moral porque sólo tenía a mis padres pero trabajaban hasta tarde y no me daban el cariño que realmente necesité. Sigo esperando el día en el que pueda estar con ellos y preguntarles como estuvo su día y que ellos hagan lo mismo, pero con el sentido de que en realidad les importe, no sólo a mí. Me gustaría que mi familia esté presente, pero núnca los voy a querer de la manera en la que ellos se quieren entre sí porque no tengo ese afecto ya que los vi máximo dos veces y en realidad no les importó tampoco tanto como a mi. Lo único que deseo es que la gente sea feliz, que no estén mal y que dejen salir toda la tristeza y temor de ellos, yo no creo que pueda ser la persona que siempre soñé, porque no tuve la oportunidad de dejar todo atrás, me gustaría que todo fuera distinto, que la gente deje el rencor y se una como la familia que es, la vida es corta y lo que siempre voy a intentar es hacer feliz a los demás aunque signifique sacrificar mi propia felicidad.

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