La cuestión es que a veces estoy demasiado triste, demasiado cansado de una absoluta nada que me arrastra.
Está bien, me siento amado y créanlo o no, también he amado... Solo es que a veces me siento demasiado solo.
A veces creo que soy una pequeñísima partícula de polvo a quien nadie nota, vivo alegre, al día pero con el corazón roto.
Vivo en una sucesión de días tan iguales uno del otro que parecen ser solamente requisitos; requisitos que me ahogan y que me tragan.
Los colores diversos me golpean, los aromas que existen son intensos y me parece que solo yo estoy diluyéndome.
¿Estará alguien también en medio de esta enfermedad?
Para cuando llego a la universidad me he vuelto un maestro, esa clase de genio que sonríe siempre, que lo oculta todo y que no se queja.
Estoy viviendo de una manera tan a prisa que poco cuentan los triunfos y las tristezas, ¿estará alguien viviendo de esta misma manera?
Conozco la respuesta, conozco a la perfección que dice cada uno de los susurros que escucho a lo lejos, suaves rumores... voces que me acusan, ojos que me miran y que me reprochan porque todos saben que miento, que miento al igual que todos y que a su par también bebo de su veneno.
El veneno es dulce y es menos amargo que el mundo de realidades al que tememos que salir porque todos tenemos mil caras más bonitas que la real.
El mundo tiene un gran matiz de colores y siento que apenas soy una pincelada en un lienzo enorme, infinitamente grande y que me ahoga.
Tengo la sensación de que estoy acabando antes de comenzar y me hace inundar los ojos de lágrimas, me hace querer salir huyendo, me hace estar en una absoluta tristeza... me hace querer alejarme de todo.
Para el momento en el que te conozco, tú tienes una sonrisa radiante pero reconozco en tus ojos la mentira, incluso puedo saborear en tus gestos mis propios pensamientos.
Probablemente estás tan enfermo como yo pero tú luces fresco, pareces ser un mentiroso más grande que yo, pareces ser más fuerte, parece ser que tu máscara se ha adherido tan bien que puedes fingir sin ningún problema, quizá lleves esa sonrisa tatuada y eso me despierta la más grande de las curiosidades.
Hay recuerdos que se gravan a fuego en la memoria y así fue como llevo en la mía tu fresquisima imagen.
Por esa época tu cabello negro estaba corto de una manera en la que tus finos rasgos (tu máscara) lucían más bonitos, la piel blanca parecía brillar por efecto propio de la luz solar de invierno.
Esa fue la primera vez que nos miramos, la primera vez que sentí el aroma de tu perfume... la primera vez que el mundo pareció dejarme vivir en tu mismo tiempo.
"Kim HimChan"
