Track 13.

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–Track 13–

Crawling – Linkin Park

Controlling, I can't seem

To find myself again,

My walls are closing in

(Without a sense of confidence

I'm convinced that it's just too much pressure to take)

I've felt this way before, so insecure...

~*~*~*~

*Samuel*

Faltaba poco para llegar a nuestro destino así que pensé que lo mejor era ir a cambiar nuestros atuendos; aunque era casi de madrugada, ese lugar operaba las veinticuatro horas así que Marcus y yo debíamos estar listos.

Una vez dentro del pequeño vestidor observé las prendas dentro de mi maleta; definitivamente yo tenía mejor suerte que Marcus. En la valija que Omar me dio había unos jeans negros bastante rasgados a la altura de los muslos, una playera gris con un estampado brilloso al frente y algo de maquillaje.

Eran ropas muy sencillas pero que definitivamente iban de acuerdo a la ocasión; terminé mi cambio y me maquillé sólo lo necesario, no era el maestro del disfraz pero debía admitir que mi trabajo no estaba nada mal. Y lo pude comprobar cuando, al salir del vestidor, la mandíbula de Vic casi toca el suelo.

—¿Qué sucede?—, le pregunté con el tono más inocente y desentendido que pude.

—¿Vas a ir vestido así?—, dijo tras parpadear un par de veces.

—¿Y por qué no?

Se acercó a mí y colocó sus manos en mi cintura, —Porque eres sólo mío—, susurró cerca de mí y me besó.

Aun sin despegar sus labios de los míos, frotó sus manos por mis caderas lentamente hasta llegar a mi trasero, —adoro esto—, musitó cuando hizo una ligera presión en el.

—¡Oye, tranquilo!—, lo reprendí, el río por lo bajo; yo sabía lo que significaba su comentario, y no me sorprendió, ya que había pasado más de una semana desde que intimábamos.

—Lo siento, amor—, se disculpó sin que aquella risita desapareciera.

—No tienes vergüenza—, le dije, ya que aunque el piloto estaba encerrado en la cabina y sólo estábamos nosotros dos en aquél lugar, no era correcto; —cuando regresemos a casa te daré lo que quieres—, exclamé al rodear su cuello con mis brazos; él me miró a los ojos, aún no borraba su sonrisa pero su expresión ya no era de burlesca.

—¿Qué sucede? ¿No me crees?—, le pregunté al notar que no respondió como yo esperaba o con algún comentario en doble sentido.

—Es que— acarició mi mejilla, —no quiero que nadie más te toque, ni siquiera que te miren—, claramente lo decía por la misión asignada.

Para romper esa atmósfera incómoda me eché a reír; —no seas tonto—, le dije, el frunció el ceño; —no lo permitiría, jamás—, le besé la mejilla y lo abracé hasta posar mi barbilla en su hombro.

—Samuel no me sorprendería que otros quisieran algo contigo; eres perfecto—, sentí que me sonrojaba, él se aferró a mi cintura, ahora su tacto se sentía diferente, ya no era travieso como el de hacía unos momentos; —a veces no puedo creer lo afortunado que soy al tenerte a mi lado—, continuó; sentí mis piernas flaquear, sabía que era una frase trillada y de telenovela pero no me importaba, yo sabía que él era sincero conmigo.

Misión. (Espionaje, 01)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora