Era una tranquila noche, no se oía ningún ruido. Un hombre, con un gran maletín, caminaba por las vacías calles. De repente, un ruido a "chapas" cayendo, dando un fuerte golpe contra el suelo. El hombre se volteó ya que le había llamado la atención aquel horrible sonido.
Una silueta, que, por su figura se notaba que era femenina, se iba acercando lentamente a este. Él, comenzó a retroceder de a poco. La mujer se detuvo. Un faro de la calle, que anteriormente estaba apagado, comenzó a prenderse, logrando ver por fin a aquella mujer desconocida.
Su cabello era oscuro, usaba un buzo a rayas, blanca y negra. Tenia unos pantalones negros y botas, parecían de goma, estas también eran negras. Pero, lo que más destacaba de ella era la máscara de gas que llevaba puesta.
Hubo un largo silencio, ellos dos sólo se estaban mirando, con la luz tenue de aquel farol alumbrándolos. El hombre, decidió por fin hablar, ya la situación lo estaba incomodando, demasiado. -¿Quién eres?- Dijo, sin dejarla de mirar. La mujer no le respondió. El hombre, ya algo irritado volvió a preguntar; -¿¡Quién demonios eres?!-. Dando un largo suspiro al ver que la mujer no le respondía, volteó y comenzó a caminar. La chica lo seguía. El hombre sonrío de lado y volteó de golpe señalando su maletín.
- Esto es lo que buscas ¿Verdad? -
- No. - Respondió de una manera algo "seca". - Tu dinero no es lo que me interesa. -
Otra vez, el silencio apareció. Pasaron minutos y, el hombre, cerró uno de sus puños. - ¿¡Entonces?! - Se quedó mirándola luego de dar aquel grito. La mujer, sacó del bolsillo de su buzo unos guantes con garras metálicas, lentamente se las comenzó a poner. El hombre, por fin lo entendió.
- Entonces, ¿Quieres matarme? - Dice mientras saca rápidamente una pistola de su pequeño bolso, dejando el maletín en el suelo para apuntarle. La chica comenzó a reír al ver el arma.
- ¿En serio?¿Crees que me dejaría asesinar por alguien como tú? - Dijo entre risas.
El hombre, algo extrañado asintió con la cabeza. Le pegó el arma a la frente. La chica, tranquila lo miró. Este se le acerco un poco más para luego decirle;
- Antes de darle fin a tu... "miserable" vida... Dime, ¿Quién te mandó para asesinarme, eh? - Preguntaba sonriendo.
<< Qué orgulloso...>> Pensaba ella, dio un suspiro y lo miró de nuevo. - Nadie, supongo que ninguno tendría las pel*tas de intentar matar a alguien tan "espectacular" como tú~ - Dijo con un tono un tanto sarcástico. El hombre disgustado frunció el ceño y entrecerró los ojos. Preparado para apretar el gatillo, la mujer lo volvió a interrumpir: - ¿Estás pensando en lo que haces? - Antes de que el pudiera responder, ella ya le había enterrado las garras en el pecho, aprovechando que él estaba tan cerca, para luego darle una patada, tirándolo al suelo y quitando le el arma. Se arrodilló encima de este y comenzó a hacerle diversos cortes por el cuerpo.
Él, casi sin poder moverse o hablar, la miró espantado, no sabía que hacer, el dolor que sentía no lo dejaba pensar correctamente, además de la perdida de sangre. Ella sonrió de una manera... ¿Dulce?
-Grave error acercarte tanto a un enemigo con armas para combate cuerpo a cuerpo. - Se levantó y, sacando de el otro bolsillo de su buzo una libreta, usando la sangre como una lapicera tachó algo. Guardó sus guantes y la libreta, miró a los lados y se preparó para escapar por algún techo. Hasta qué, oyó al hombre decir unas palabras con un hilo de voz.
- ¿Qui...én eres tú? - La chica volvió a mirarlo.
- Me llaman "Gèmíng". -
Gèmíng, vio que el hombre ya había muerto, suspiró y volteó. Se acercó a un tejado, se subió a este por diversos objetos y comenzó a caminar por este con las manos en los bolsillos mientras miraba hacia un costado. Se detuvo y miró el cielo, la noche, al final no se veía tan mal, las estrellas y la Luna hacían que esta se vuelva bellisima. Haciendo una leve sonrisa, se comenzó a alejar del lugar dónde estaba el cadáver de aquel hombre.
11 AÑOS ANTES
Era la hora del almuerzo, una pequeña familia de 3 personas estabas juntándose en la mesa de un bonito comedor. Una mujer, un hombre y una pequeña de nueve años. Estaban listos para comer. Hasta qué, alguien tocó la puerta. El hombre, se levantó y fue a abrirla, la mujer, miró a la niña sonriendo mientras le servía la comida. Unos minutos después, el hombre se acercó a la mujer con una mirada algo preocupada. La niña, se quedó quieta en su lugar jugando con una de las cucharas que habían en la mesa. La madre, de repente tiró uno de los platos al suelo, los dos se abrazaron. La pequeña, sabía que no tenía que meterse, se levantó y fue caminando a su habitación, algo preocupada. Mientras caminaba, logró ver por el rabillo del ojo, que en la puerta habían unos hombres. Abrió los ojos como platos y, sin detenerse, subió las escaleras y se quedó sentada en la cama de su habitación, oyendo como abajo sonaban algunos llantos, sólo negó con la cabeza y cerró la puerta, no entendía que pasaba, pero prefería no hacerlo.
Pasaron los días y el padre de la niña, que se había ido por "un tiempo" no regresaba.
La niña estaba sentada, de nuevo en aquella mesa, con la mujer, pero, sin el hombre. Todo estaba casi completamente en silencio, si no fuera por los cubiertos golpeándose con el plato para agarrar la comida.
- Mamá, ¿Dónde está papá? ¿Por qué no vuelve a casa como lo prometió? - Dijo mirando a los ojos a la madre, llena de curiosidad. Quería saberlo, pero, al mismo tiempo, tenía miedo.
La madre la miró, desvió la mirada y automáticamente cambió de tema.
- ¿Cómo está la comida, cariño? -
La niña se quedó en silencio unos segundos, bajo la mirada y, en voz baja preguntó;
- Es por lo de la guerra, ¿Verdad? -
La mujer asintió lentamente con la cabeza, se levantó y se le acercó para darle un abrazo. - Créeme, el volverá cuando terminé todo esto... - Dijo intentando sonar de una manera cálida, pero a la vez, se le notaba nerviosa. La pequeña sólo bajó la cabeza.
Estuvieron en silencio por un largo rato. La madre se levantó al oír que llamaban al teléfono, le paso una mano por la cabeza de forma cariñosa y fue a atender el teléfono.
ESTÁS LEYENDO
♣ Gèmíng ♣
Action- Todos tenemos sueños de los que no quisiéramos despertar y realidades que quisiéramos que fueran solo sueños. - Decía una leve voz.