Capítulo 23

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Narra Jaime

Respuestas. El Angelus, la carta y Nicolás han estado en mi cabeza todo el día, sin dejarla ni por un segundo.

Nunca en la historia y existencia del Infierno el Caput de los Angeli le ha pedido al Caput de nuestra raza una anima sin alguna razón aparente.

Él debe ser importante, pero, ¿por qué?

"¿Qué tiene de especial?". Esa pregunta rondaba por aquí y por allá dentro de mi cabeza. Me lo preguntaba cada cinco minutos.

Traté de recordar si había algo sospechoso en su memoria, pero allí solamente había imágenes de sus "juntas de sexo casual con todo lo que pillara y tuviera un hoyo".

Aparte, podía tratarse de que él sea un Celator.

Existían casos extremadamente raros en que algunas animae tenían la extraña habilidad de que podían ocultar ciertas memorias o información de quienes entrasen en su memoria. Estas animae tienen una fuerza de voluntad increíble para soportar e incluso repeler todos nuestros procedimientos tradicionales, casi tanta como los Angeli.

A ellos se les denominaba como "Celator". Ellos decidían a quién mostrarles estas imágenes y ni siquiera yo, el Caput, puedo cambiar eso. Aunque igual era poco probable, mi padre se topó con dos cuando estuvo vivo y él sí que gobernó por mucho tiempo.

Hmm...

¿Qué chucha voy a hacer?

Y ahí de nuevo con el chileno. Iba reprenderme por usar semejante palabra, y cuando mi mano estaba a punto de llegar a mi cabeza de repente se me prendió la ampolleta: ¡Ya sé!

Así que planeé algo y ahora estaba poniendo en práctica esa improvisada seguidilla de pasos que se me había ocurrido en el momento que me di cuenta que debía hacer algo para solucionar esto, y la verdad, es que se veía relativamente sencillo al principio.

Bueno, más o menos. Tenía buen aspecto en mi cabeza y el resultado que me ideaba salía tan bien que incluso estaba de orgulloso de mí mismo, pero ahora que estoy aquí con él, ya no estoy tan seguro de eso.

El gran paso: debía ganarme su confianza, así él iba a mostrarme todo lo que oculta él y también los Angeli.

¿Cómo? He ahí la parte complicada. No habíamos tenido un buen comienzo.

Y ahora viéndolo directamente a los ojos, puedo leer en su mirada que no tiene intenciones de mejorar ni llevar a otro nivel nuestra relación de... ¿de qué? ¿Qué relación tenemos? ¿Qué somos? ¿Conocidos? Supongo que algo así.

Pensar en las relaciones superficiales que tienen los humanos con ellos mismo es raro. Antes me causaba tanta repulsión que mandaba a encerrar por cientos de años a los Daemones que hablasen de eso, pero ahora, me causa más curiosidad que otra cosa. Y todo esto empezó cuando la voz humana hizo su aparición dentro de mí.

Gran herencia mamá, muchas gracias.

"¿Sabes? Esas relaciones no pueden ser tan malas." "Sólo piénsalo, tener a alguien con quien puedes llegar a tener tanta confianza que puedes hablar con ella, sentirte bien con ella, e incluso ¡contarle cosas que nadie más sepa! ¿No suena maravilloso?" Esas eran una de las palabras que me dedicaba esa molestosa voz.

Si claro.

Intentaba resistirme a la seductora voz humana dentro de mí, pero soy un ser curioso, debo admitirlo. Supongo que es una maldición que todos los Caput, o tal vez todos los Daemones seamos así.

¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora