El doctor Ptumrri anotó en su libreta los resultados de la prueba que le estaba haciendo a Cherise. Al terminar de escribir, sacó de una carpeta que tenía en su escritorio unas hojas con diferentes ilustraciones abstractas, agarró aleatoriamente una de ellas y se las enseñó a la chica que tenía sentada enfrente.
—¿Qué sientes al ver esto?
Cherise parpadeó al notar como, de manera imperceptible, el doctor había pronunciado con énfasis el «sientes». Su vista se volvió ligeramente rosa.
Sacudió su cabeza y se concentró en responderle al hombre —a quién catalogaría alienígena, de lo extraño que parecía—, queriendo terminar rápido con la sesión. Observó detenidamente el dibujo; según ella, era un pavo real matando una serpiente. Eso produjo que sintiera un sabor amargo en su boca, a pesar de no haber comido nada en las últimas dos horas. Volvió su vista al doctor Ptumrri.
—Sentí un sabor amargo —respondió con un leve tono de cansancio. Ya había pasado un rato desde que había entrado en la sala del psicólogo, y lo detestaba.
Detestaba ir al psicólogo.
Siempre que iba, era para revisar el estado de su sinestesia. Pero más que revisarla, era una excusa para hacerle pruebas, las cuales cansaban a Cherise en todos los sentidos. Las sesiones de pruebas eran largas, en las mañanas y una vez al mes. ¿Había algo más tortuoso que eso? Pues, sí que había. Era muy cansado tener que sentir sabores y oír colores por toda una hora, sin descanso.
Cualquier persona diría que no es para tanto. Pero a Cherise le hacía sentirse mal, sentirse débil, como si su sinestesia no debería ser tratada así. En un momento ver colores cálidos por escuchar cierta canción que el doctor reproducía en la radio, y luego ver rosa mezclado con amarillo al cambiar la canción; sentir un sabor dulce al tocar una almohada para que después le dieran una roca y que el sentir la textura, sentir en su paladar un fuerte sabor salado. Todas estas sensaciones, cambiando cada cuantos minutos, en solo una o dos horas de sesión la mareaban como no te hacías una idea.
—Impresionante —murmuraba Ptumrri mientras escribía garabatos en su letra de doctor en la libreta que ya Cherise tenía manía. Una vez la tocó y sintió un sabor extrañísimo, entre agrio y dulce. Como recuerdos dolorosos.
Ptumrri siempre escribía, desde que lo conocía, a partir de la mitad de la libreta. Sabía que él había huido de su país natal a causa de una guerra hace unos muchos años ya ya no podía regresar a él debido a que, literalmente, su país habían sido acabado por la brutalidad de la acción bélica. A juzgar por la escritura extraña (presumiblemente otro idioma, el nativo de Ptumrri) que tenía de portada la libreta, la había conseguido en su país originario.
Cherise sintió pena de sí misma, notando detalles tan banales de su psicólogo. Es lo que causa el aburrimiento, ahora mismo podría estar practicando la coreografía que había visto en el estudio de baile al que iba o simplemente dormir y reponer fuerzas antes de la semana de exámenes que se le aproximaban.Se movió un poco de su asiento para sacar su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón. Revisó la hora y sintió una gran dicha al leer los números que salían grandes y en color blanco de la pantalla. Su vista se obstaculizó por fuertes manchas amarillas y naranjas. Otra vez, su sinestesia atacaba.
Su vida era como vivir en una constante discoteca. La bola de disco que salía en la pista de baile imaginaria estaba hecha de arcoíris.
—Tu caso es el más interesante que se ha visto, Cherise. Nunca se ha visto a nadie con los sentidos tan susceptibles a los objetos y elementos del exterior teniendo sinestesia como pasa contigo. Además, tienes varios casos juntos. La mayoría de personas sinestésicas o solo ven colores o sienten sabores, e incluso en situaciones más extrañas, poseen muy buena memoria. ¿Recuerdas la canción que escuchamos la última sesión?
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Colores De La Musa
Fanfiction3er libro de la saga Amor de Dioses ••• Cherise desde que tiene uso de razón ha padecido sinestesia. A pesar de que esto no era un inconveniente en su vida normal, donde ver colores o sentir sabores al escuchar música o leer en clases era algo de lo...