De supernovas y meteoritos.

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Una supernova (del latín nova, «nueva») es una explosión estelar que puede manifestarse de forma muy notable, incluso a simple vista.

El término meteor(ito)o proviene del griego meteoron, que significa «fenómeno en el cielo». Se emplea para describir el destello luminoso que acompaña la caída de materia del sistema solar sobre la atmósfera terrestre.

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—¿Qué somos realmente, Theo? Cuando era pequeña me decían que era un princesa, cuando crecí un poco más me dieron el título de maestra gracias a mis sueños. En la adolescencia me dijeron que no era más que un error, aborto fallido, condón roto...No me importa, de verdad. Pero tengo tanto tiempo contenida que quiero explotar y sigo sin tener idea de qué somos. Dime que lo sabes, por favor.

El chico da un respingo. Se ve muy tierno así, pero ella no repara en el gesto ni en su cabello rubio iluminado en contraluz. Ni siquiera lo mira; le da vergüenza. No quiere seguir siendo nadie junto a él, tan radiante. Llega a detestarle, pero lo ignora y le escucha.

—Somos materia, átomos y células. Realmente era muy malo en biología, Mar. Mira, tú puedes ser lo que quieras.

La chica suelta una carcajada seca por la frase que le recuerda a anuncios de Barbie.

—Eres una Supernova a punto de explotar, fundida con una hermosa humana con mente de demente. Por eso estás aquí. Ellos tienen miedo de que explotes en otro lugar.

—Entonces tú eres un meteorito—afirma, como sí todo se armara en su cabeza.

—No comprendo.

—Eres un fenómeno brillante en mi cielo.

Se arrepiente de lo cursi que suena aquella frase, pero no le importa porque él ha comprendido el punto.

—¿Sabes que no existo?

—Por supuesto. Sería una loca de pensar lo contrario. Sin embargo haces más notoria tú presencia que las personas que sí existen. El último rostro que vi fue el de la enfermera la semana pasada, ya ni se atreve a darme la comida personalmente. Me dejarán morir aquí, ¿no?—No puede evitar sonar preocupada. Ahora no podría morir.

Sin embargo el chico la mira como si fuera cómico, como si le dijera «¿cómo se te ocurre pensar algo tan estúpido?».

—Claro que no. No cuando estás a punto de explotar y yo estoy contigo.

«¿Sabes que no existo?»

Si lo sabe e ignorando su respuesta segura, Theo Ruffini no es más que otra creación de su cabeza. Y ella va a morir.

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Advertencia: capítulos cortos sobre diálogos perdidos, amistad y quizás amor.