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Eskild carga conmigo por la calle en dirección a su piso. Decide llevarme ahí porque no soy capaz de sostenerme en pie por mí mismo ni de recordar dónde vivo.

-Vas a tener suerte, como Noora está fuera tendrás su habitación para alojare durante unos días -me explica, sabiendo que yo no estoy en condiciones de escuchar con atención.

Intento aclarar las ideas en mi cabeza poco a poco, pero es una tarea ardua porque Eskild lleva un ritmo frenético e impausable.

-Por cierto, ¿qué hacías en ese bar tú solo y con esta mochila llena de ropa? -pregunta mientras saca las llaves para abrir la puerta de casa.

-No.. No lo recuerdo bien.

Entramos y me lleva directo a una habitación. Bastante más grande que la mía en casa de mis padres, para ser exactos.

De hecho, es bastante raro que a mi edad siga viviendo con ellos. Normalmente los noruegos solemos mudarnos con compañeros de piso cuanto antes para madurar desde bien jóvenes y ver cómo realmente es la vida. Pero por alguna razón, yo siempre me he quedado en la comodidad de la casa de mis padres. Aunque la mayor parte de los días fuera una tortura tener que convivir con ellos.

Mis padres. Ahora lo recuerdo.

-Me he escapado de casa. No aguantaba más ahí -suelto cuando me tumbo en la cama.

-Ya hablaremos mañana, pequeño Isak. Tu descansa.

Me gusta el cariño con el que me trata Eskild. Jamás nadie me había tratado con tanta delicadeza, como si me estuviese protegiendo y no me quisiera dejar caer.

Me gusta la sensación. Quizá esto sea realmente la amistad. Aunque a penas le conozca todavía.

Mis ojos de cierran casi de inmediato mientras escucho la voz de Eskild hablando con alguien por teléfono.

Hold Me Close // Evak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora