Capitulo 8

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El cielo estaba nublado y perfecto pero más perfecto seria pasar la tarde en compañía de mi mejor amigo, lo extrañaba, por lo general no pasábamos más de 1 día sin vernos y necesitaba conversar con él, reírme de sus ocurrencias, en fin, lo extrañaba. Aunque la compañía de Fiorella me hacía sentir casi como en casa, era una excelente persona y me transmitía confianza.

-Qué esperas para bañarte Eva? Esto de estar aquí sola no es tan divertido, invite a algunos amigos que vendrán más tarde- dijo levantando las cejas. –Qué? Y tú puedes hacer eso? Digo, tus padres no dirán nada?-

-Eva tranquilaa, relájate, tienes que divertirte y dejar de ser adulta por un día-

-bueno... y cuantas personas vendrán?- dije sacándome el vestido, la idea de que vinieran muchas personas no me gustaba del todo, sentía que estaba haciendo lo mismo que hacen los adolescentes cuando los padres se van, un desastre.

-cinco, tal vez seis, no te preocupes, no me prohíben hacer este tipo de reuniones ni es la primera- la verdad eso me tranquilizo un poco.

El agua estaba muy fría y me llegaba hasta los pechos, esta piscina me gustaba, vi como Fiorella se lanzaba del tobogán una y otra vez, parecía una niña con juguete nuevo, era muy divertido verla.

-Veo que se están divirtiendo- esa voz hizo que cada parte de mi cuerpo se pusiera alerta, era él, odiaba estar semi desnuda, estaba pasando por la situación más vergonzosa de mi vida pero no tuve más remedio que voltear y responderle.

-Así parece- le dedique una sonrisa nerviosa.

-Pero si ya llegaste, y yo que pensaba organizar una fiesta en tu ausencia- ella lo abrazó sin importar lo empapada de agua que estaba. –Deberías bañarte con nosotras, tienes días sin hacerlo, extraño nuestras competencias de nado- le dijo mientras hacía puchero.

-Agradezco que me hayas mojado hermanita- se apartó y comenzó a quitarse la camisa azul que tenía, su cuerpo estaba bien formado, tenía un abdomen marcado, parecía un protagonista de una película, mis ojos se apartaron inmediatamente cuando el comenzó a bajar la cremallera de su pantalón, sentí mis mejillas quemar con solo imaginarlo tan cerca así.

Lo siguiente que escuche fue como se lanzaba en la piscina haciendo que el agua se moviera ferozmente en diferentes direcciones y sabía que desde entonces, mi tranquilidad se había acabado.

-Entonces Fiorella, tus amigos vienen y harás una clase de fiesta?- le digo acercándome a ella.

-Unos quedaron en traer pizzas, pues comeremos, nos bañamos y tal vez haya una que otra botella por ahí.

-ah, excelente-

-No has probado el tobogán cierto? Te encantara, vamossss- me estaba empujando, literal, a la salida para que la acompañara a tirarme de esa cosa, y no quería salir, no no. –Fiore tranquila prefiero no salir, hay mucho frio allá afuera- le suplique pero fue en vano, ya estaba afuera.

Salí de la piscina y camine junto a ella hasta unas escaleras que teníamos que subir, la idea me estaba emocionando, siempre fui todo terreno y al estar en la cima, me senté y lo segundo fue deslizarme, el tobogán era todo cerrado, cualquier claustrofóbico moriría aquí, pero yo lo estaba disfrutando.

-Esto es increíblemente divertidooo- grite al salir del agua después de la caída, Luciano me observaba y vi como ahogaba una sonrisa, le habrá parecido divertido lo infantil que había sonado, pensé.

Me acerque a él, sabía que en minutos llegarían personas que no conocería y estar cerca de una cara familiar lo compensaría.

-Hoy te ausentaste todo el día, estabas trabajando?- necesitaba buscar algún tema de conversa.

Un Océano en su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora