IV

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A veces me pregunto si la vida tendrá armada una conspiración en mi contra, estos últimos días han sido muy frustrantes para mi delicada cabeza. Clarisse se ha estado comportando un poco extraño, ahora se le ve un poco más distraída de lo normal pero a la vez pareciera estar examinando su alrededor, como si estuviese esperando que algo pasara. Andrew, bueno... Me empezó a saludar en los pasillos y al parecer intercambio lugar con el chico que se sienta en el puesto de atrás, es un poco incómodo sentir su presencia tan cercana.

El ultimo día de clases de la semana era el mejor para mí, podía alejarme un poco de todo ese mundo escolar y de Andrew, sobre todo de él. Aunque aguantarlo es mucho mejor que lidiar con este tormento que cargo desde casi principios de semana, quisiera decir que después del partido de futbol todo volvió a la normalidad y seguí con mi vida, pero no es así.

Las voces se están volviendo más intensas y audibles, cada vez me convencía más de que son reales y eso me agobiaba. A la hora de almuerzo iba a hacer lo mismo de siempre, buscar a Clarisse para comer juntos como acostumbrábamos y así lo hice, solo que esta vez algo fue diferente, Andrew se sentó y comió con nosotros, algo que me pareció totalmente incomodo aunque a Clarisse parecía que el hecho de que él estuviera ahí fuese un suceso mundial.

No era tan distinto, todos en la cafetería dirigían su atención hacia nuestra mesa debido a Andrew, incluso un par de chicas intentaron sentarse con nosotros pero Andrew las despacho igual de rápido que como llegaron.

-Dime Andrew ¿Qué te trae a nuestra mesa? -amo cuando Clarisse hace sus jugadas de laboratorio.

-Yo... Pues... Solo quería almorzar con alguien diferente, aunque ustedes crean que todo el mundo me habla y que soy todo un chico popular, la verdad es que no tengo amigos de verdad. Respondo en las conversaciones solo por ser cortes y no ser odioso.

-Bienvenido al club muchachón -le dije en un tono sarcástico-, aunque yo prefiero ignorar a las personas para que no me sigan molestando en el futuro. Deben tener como mínimo algo bueno que aportarme para que puedan despertarme algún interés en ellos -concluí.

-Es algo irónico Matt, yo no tengo nada bueno que ofrecer y aquí estas conversando conmigo -ahí iba otra vez con sus ataques estratégicos, pero como ya he dicho, no me dejare doblegar por él.

-No lo sé, talvez no está mal ser cortes de vez en cuando -dije con suficiencia.

Andrew se encogió de hombros mientras terminaba su almuerzo.

-Como sea, mañana estaré tempano en tu casa para que empecemos con las clases -y volvió a desaparecer.

-Bien, admito que Andrew si es un poco raro pero se nota que le gustas -Clarisse no parecía muy sorprendida de lo que acaba de pasar.

-Pero quien se cree que es, si cree que mañana lo estaré esperando con sodas y chucherías está muy equivocado -gruñí.

-Ya lo veremos... -y soltó una carcajada.

Ese día no pude dormir casi, tuve pesadillas que no recordaba del todo pero sabía que habían sido horribles. Tenía la esperanza de poder dormir un poco más durante la mañana pero mi mama empezó a tocar mi puerta mientras gritaba mi nombre. Como pude me levante y me puse un short y le abrí para saber que pasaba.

-¿Qué sucede? -pregunte con los ojos cerrados todavía, tratando de desperezarme.

-El vecino está afuera buscándote, dice que lo invitaste a hacer tareas temprano.

-¿Qué vecino? -en ese instante toda pereza abandono mi cuerpo y salí corriendo a la puerta principal- ¡Andrew!

Cuando abrí la puerta se encontraba el pelirrojo con un típico atuendo de fin de semana, su expresión fue muy difícil de entender pues fue como si se hubiera detenido en el tiempo viéndome y de apoco su rostro empezaba a enrojecer. Fue cuando me di cuenta que yo aún estaba sin camisa.

-Andrew... -pase mi mano al frente de su rostro para llamar su atención hasta que reacciono.

-Perdona Matt, no sabía que seguías durmiendo -lo hice pasar y lo deje esperando en la sala mientras me ponía algo que cubriera mi desnudes.

Una vez estando completamente vestido lo presente con mi mama, le dije que estudiaba conmigo y había venido para que le explicara varias clases de historia que no entendía. Mi madre no puso ninguna objeción y después de desearme suerte se marchó a su trabajo.

Estaba solo con Andrew en casa y eso me ponía nervioso. Lo invite a que subiera a mi habitación mientras yo preparaba algo para mi desayuno. Cuando entre a mi cuarto lo encontré tirado en mi cama.

-¿Te tiras en la cama de tus amigos la primera vez que vas a sus casas siempre? -pregunte incómodo.

-Ya te he dicho que no tengo amigos Matt... -titubeo-, pero gracias por considerarme uno.

Rayos, lo menos que intentaba era que Andrew pensaba que era su amigo o algo por el estilo y ahí lo tenía, considerándome su mejor amigo.

-Vale, a lo que vinimos mejor -saque todos los libros que tenía en mi posesión- ¿Con cuál quieres empezar?

-Supongo que con los griegos, son los más complicados y largos creo.

La mañana transcurrió con la misma dinámica, él iba leyendo y yo le explicaba las cosas que él no lograba entender. A veces me perdía por ratos en su mirada cuando volteaba a preguntar o recitar algo del libro. Intente desviar mi atención a otra cosa, cuando iba a pasar la página del libro pero al parecer Andrew iba a hacer lo mismo y posó su mano sobre la mía.

Me sentí extraño, sentía curiosidad, miedo, confusión y adrenalina, todo esto seguido de un fuerte corrientazo que me hizo apartar la mano segundos después, segundos que parecieron horas. Fue como si el tiempo se fuese detenido, mi corazón lanzaba noventa latidos por minuto y era como si toda esa sangre fuese directa a mi rostro, calentándolo y dándole ese tono rojizo.

Cuando lo solté me di cuenta que él estaba en la misma situación pero no dejaba de verme a los ojos, no sé en qué momento la distancia entre nosotros empezó a degradarse y cuando me di cuenta su aliento chocaba con el mío, era fresco y con el típico olor a pasta dental. Estábamos muy cerca y pensé que de verdad me besaría pero un sonido salvador apareció.

En la pantalla de mi celular asomaba el nombre de Clarisse, no sabía si agradecer su interrupción o no, toda esta situación me tenía confundido y creo que no me pasaba solo a mí. Estaba completamente seguro que lo que había sentido no era propio de mí, no. Esos sentimientos venían de Andrew.

Clarisse llamaba para recordarme que tenía que llevar ciertos utensilios para las prácticas de biología, al colgar y fijarme de nuevo en Andrew, este ya había recogido sus cosas y se disponía a irse.

-¿Te vas tan rápido? -sabía que la pregunta era un poco estúpida.

-Si... Recordé que tengo algo más que hacer y se me hace tarde -intento disculparse. Lo guie de nuevo hasta la entrada y antes de salir se volvió y me abrazo-. Gracias por ayudarme Matt -después de decirme eso al oído se marchó.

Apenas cerré la puerta me lance al suelo, me sentía muy confundido y molesto. Una persona no puede ir por la vida a tempranas horas yendo a las casas de los demás solo para confundirlos y dejarlos así. Intente calmarme y prometerme que no volvería a caer en el jueguito de Andrew.

Si tan solo pudiera entender mis sentimientos tan bien como sentí los tuyos...

Umbra a mea Tormentum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora