Alarma Inesperada

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-Tengo hambre- Dijo Susan al llegar a la casa, a eso de las 11:00pm.

-Estoy algo cansado para cocinar ahora- Dijo él sentado en la hamaca, aún dispuesto a levantarse a cocinarle. Ella bufó.

-Duerme, flojo, te dije que sé cocinar.

-Al menos yo si me levanto tempra...- Y Susan se fue. Él rió y suspiró. Susan preparó unas empanadas horneadas de harina de Trigo. Él se levantó.

-¿Que no tenías sueño?- Dijo ella cruzándose de brazos.

-Huelen muy bien- Dijo él tomando una empanada sin permiso.

-¡Hey!

-Vaya... Saben bastante bien para ser tuyas- Dijo él apenas tragó.

-Gracias- Dijo ella sin índoles de grandeza.- Vaya, hacía mucho que no cocinaba. Como me encanta.

-¿Y por qué no lo hacías?

-En general, falta de tiempo y exceso de atención.- Él sonrió.

-Pues, hoy no creo que te haya brindado muy mala atención- Dijo él cruzándose de brazos. Ella rió.

-Tienes razón. Gracias.

-Eso es, así me gusta.

-¿Me echarás en cara cualquier favor que me hagas?

-Linda, si eso quisiera me deberías muchos más agradecimientos.

-¿Cómo cua...

-Cargarte el agua, limpiar tu habitación, limpiar el baño que por cierto, solo tú usas, enseñarte a barrer, prepararte desayuno, almuerzo, cena...

-Vale, vale- Dijo ella agitando las manos con desdén. Él rió por lo bajo- Está bien, tienes razón.

-¿Y por qué Italia?- Dijo él cambiando totalmente el tema.

-¿Por qué Italia qué?- Respondió ella.

-Tu jefe. ¿Por qué escogió Italia?

-Negocios.

-¿Cómo así?

-Pues, en resumen, le está devolviendo el favor a una revista de aquí.

-Ya comprendo- Dijo él. Ella reaccionó un tanto sorprendida. Era algo complicado de entender a la primera- ¿Publicidad o préstamo?

-Publici... Alto, ¿Cómo sabes tanto del comercio entre empresas?- Dijo ella. Él sonrió y se encogió de hombros.

-¿Ya te irás a dormir?

-Escribiré, y luego sí, voy a dormir.

-Van a ser las 12:30am, yo te recomendaría escribir mañana por la noche. Debemos levantarnos temprano.

-Tranquilo, suelo quedarme hasta tarde escribiendo.

-Pero no sueles levantarte temprano. - Dijo él levantando una ceja.

-Sí lo hago, pero en mi casa, cuando sé que debo ir a trabajar. Ahora se me complica, pero tranquilo, colocaré la alarma temprano y me prepararé.

-Vale majestad, descansa.

-Como mande capitán.

Susan duró toda la noche escribiendo. Había colocado la alarma para las 06:00am, pero ya eran las 05:25am, así que se levantó con algo de flojera, y fue a hacer el café.
A lo que abrió la puerta vio directo a la sala, donde estaba el capitán haciendo flexiones, sin sudor, ni fatiga, ni ropa. Comenzó a hacer paracaídas, y luego caía y hacía una flexión, hacía una palmada y volvía a subir. Ella sabía que debía trabajar su cuerpo, pero no se imaginó que lo hacía desnudo. Totalmente desnudo. Ella se quedó mirándolo y mordía su labio inferior cada que veía sus venas presionadas o el cabello sobre el rostro. No solo su espalda era la grande, ni sus brazos los gruesos. Luego de unos 20 minutos, él se colocó una toalla en la cintura, tomó un jabón pequeño de esos de hoteles y se fue a bañar afuera. Ella salió en puntillas de la habitación, y montó el café. Comenzó a ducharse, y sus manos pensaban en el capitán. Se dio un par de bofetadas ella misma.

-Basta Susan- Dijo en voz alta.

Salió rápidamente del la ducha antes de que sus dedos entraran en una mayor escena. Se colocó la bata, tomó su celular y el neceser con sus artículos de higiene, y salió del baño. De nuevo allí estaba él, pero esta vez en bóxer, solo haciendo flexiones. Para la mala suerte de Susan, la alarma de su celular sonó. Él levantó la vista y allí estaba ella, mirando hacia todos lados buscando a donde huir. Luego salió corriendo y se encerró en su cuarto. Él sonrió y culminó de vestirse.

-Buenos días linda- Le dijo él sirviéndole el desayuno en la mesa, mientras ella se sentaba.

-Siento lo de ahora. De verdad no estaba haciendo nada malo, simplemente sonó en cuanto salí de la ducha. Lo cual es algo raro de verdad porque me pareció que la hora ya había pasado y...

-Calma, respira- Le dijo él tapando su boca, a lo que ella tomó aire y se relajó.

-¿Por qué haces ejercicio luego de ducharte?-Preguntó ella. Él sonrió- Digo, vas a sudar luego de ya estar limpio.

-No creo poder sudar aquí linda. Y lo hago para entrar en calor, porque allá afuera no hay mucha calefacción que digamos.

-Aquí tampoco.

-El barro de las paredes ayuda a mantener la temperatura.

-Que dato tan absurdamente interesante Capitán- Dijo ella burlona. Él volteó los ojos.

-¿Sueles mirar a toda la gente con la que te hospedas hacer ejercicio desnudos a las 05:00am o solo conmigo?- Ella se atragantó con el café. Él sonrió. Ella colocó los ojos como platos y se sonrojó.

-Yo... Emm.. Aa..Emm...

-Pues emm, para la próxima emm, si me verás desnudo, emm sal, porque emm, ver y no tocar es emm, aburrido.- Ella golpeó su brazo.

-A ti solo provoca verte. El hecho de besar tus labios de por sí me da náuseas- Dijo ella haciendo muecas de vómito.

-Bueno linda, solo lo digo para que no te aburras- Dijo él sonriendo pícaro.

-¿Estás consciente de que estoy comprometida?- Preguntó ella algo molesta y fastidiada.

-¿Tú lo estás?- Respondió el levantando una ceja. Ella se sonrojó.- Preparate, mujer comprometida, que nos tenemos que ir. - Susan se resignó a callar y buscó sus cosas.

-¿Y cómo llegaremos?- Preguntó ella ya afuera cargando solo su bolso, mientras el Capitán llevaba su bolso-maleta de lado y la maleta de ella en el hombro. Él rió burlón.

-Ya lo verá, majestad.

La Reina y el Capitán (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora