O.1

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Un inicio.

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Todo comenzó un día soleado de hace doce años.

Una pequeña castaña oji-verde nadaba tranquilamente en la orilla del mar, después de haber salido a escondidas a la costa.

Había escapado sigilosamente de su cuarto para poder salir a la superficie.

No era una niña cualquiera, ni siquiera se le podría considerar una niña... Su cola de pez la delataba.

Para muchos sonará loco y descabellado pero aun siendo increíble ahí estaba la pequeña sirena de no más de tres años.

A lo lejos se acercaba un pequeño niño de 5 años, de tez morena, sin exagerar, de ojos ámbar y cabello chocolate revuelto.

Él -curiosamente- al igual que la pequeña había salido sin el consentimiento de sus padres.

Caminaba tranquilo por la orilla de la costa cuando, por casualidad, vio algo extraño moviéndose entre las pequeñas olas formadas cerca de unas piedras.

La pequeña se dio cuenta en intentó esconderse lo más rápido que pudo, pero no contó con que el pequeño era muy observador y había visto el lugar en el que planeaba ocultarse.

Soltó una pequeña risa, al ver la actitud tierna de la "niña".

Discretamente siguió a la pequeña hasta su escondite, detrás de una gran roca, y así la vio.

No era como las demás niñas había algo raro en ella... Tenía una larga y hermosa cola de pez. Sólo en leyendas y cuentos míticos había escuchado sobre tales criaturas.

-¿Qué...? ¿Quién eres? -se acercó confundido.

La pequeña castaña se espantó y soltó un pequeño grito.

-E-eto... yo... -seguía oculta pegada a la piedra buscando refugio

No sabía qué decir la sorpresa le había impedido emitir palabra alguna.

Estaba en serios problemas. Ahora tenía miedo, su familia tenía razón, no debía haber salido. ¿Y si su hermano no bromeaba? ¿Y si en verdad la atrapaban y le quitaban todos sus dulces y caracolas?

Fuera lo que fuera ya no había marcha atrás.

Fue entonces cuando decidió alzar la mirada y ver a aquel que la había descubierto.

Si el hecho de ser descubierta la había dejado sin habla, lo que vendría la dejaría hasta sin aire.

Volteo su mirada hacia el pequeño niño y quedó atrapada en esos profundos ojos ámbar. Quedó completamente hechizada, nunca hacia visto ese hermoso tono entre dorado y marrón.

-Hola -dijo el castaño intentando iniciar una conversación con la "niña".

-Oye... ¿estás bien? -preguntó el pequeño empezando a preocuparse al no recibir respuesta.

Pero ella ni siquiera habló. Estaba en un completo trance, perdida en el ámbar profundo de los ojos de su acompañante.

Esos ojos ámbar la cautivaron. Pero se tendría que separar de ellos y del portador de los mismos.

-S-Sí... -respondió sonrojada saliendo de su ensoñación-. Perdona tengo que irme -fue lo siguiente que salió de sus labios.

'Touya se va a enojar' pensó preocupada separándose de su antiguo escondite.

Debía regresar y no salir nuevamente. Estaba a punto de irse...

Cuando el joven castaño la detuvo.

-Por favor quédate un rato más... No... No quiero estar sólo... -susurró lo último.

En verdad quería conocerla, algo dentro de él lo pedía. Sentía que no debía permitir que se fuera.

La pequeña esmeralda se quedó dudando. ¿Debía quedarse? ¿Debía seguir allí? ¿Podía confiar en el niño?

-No te preocupes... -le sonrió con una decisión tomada-. No te dejaré... -si algo no soportaba era ver triste o sufriendo a alguien más.

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Y así, sin que ninguno supiera lo que les depararía el destino, empezaron una amistad.

Ambos aprovechaban pequeños momentos del crepúsculo para escapar de sus hogares y verse, todas y cada una de las mañanas.

Desafortunadamente... Un día no pudieron verse más, aunque ambos sabían que esos momentos de alegría no durarían tanto.

Y así fueron olvidando poco a poco...

Para luego encontrarse nuevamente... Sin pensar o siquiera imaginar lo que sucedería.

Siendo ese día, el verdadero inicio de una trágica historia que tal vez... Pudiera no terminar tan trágica.

CONTINUARÁ...

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Mi bella sirena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora