Prólogo

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Dolor, Miedo.
Eran los principales sentimientos que tenía, como mi cuerpo sentía escalofríos, mis ojos ardían por aquellas lagrimas que no podía soltar, mi cuerpo temblaba, en mis muñecas ardían las marcas de las uñas que me había enterrado yo misma por los nervios, mi estomago sentía como poco a poco se volvía más chico y mis ganas de vomitar lo poco que había comido se habían hecho más grande.

Eso era lo que más sentía en este momento, podría sentir como todo mi cuerpo era un desastre completo, sentir como la gente habla mal de mí, sin importar que solo estuviera a unos metros de distancia.

Veía a mí alrededor y la única mirada que buscaba era la de esa persona que suele traerme tranquilidad, pero no estaba ahí, recorrí toda la habitación con la mirada para buscar a alguien, pero no había nadie, no había ninguna mirada que yo realmente esperaba ver ahí, cada persona que realmente quería ver, no estaba en esta pequeña habitación.

Solo estaba yo, sola, en esta silla de madera junto al Sr. Flecher que era mi abogado, yo solo traía un vestido blanco de tirantes que llegaba hasta mi rodilla, traía puesto mis viejos converse negros y alrededor de mis muñecas había dos pulseras de plata que me impedían mover mis manos con libertad. Un par de esposas que solo hacían que mi miedo creciera cada vez más. No podía estar tranquila, mis pies se balanceaban para atrás y para delante, mis manos sudaban, podía sentir la mirada de mi tía, esa mirada que solo podía inspirar el odio puro que ella me tenía, podía sentir como otras miradas eran de lastima y otras de rencor.

La sala se quedó en completo silencio, ya nadie hablaba, ya nadie gritaba, solo se podía escuchar la respiración de la gente y el sonido que hacia el aire acondicionado.

El hombre de bata negra, que estaba enfrente mío se levantó y camino hacia un cuarto que estaba justo a la butaca de la derecha. El Sr. Flecher se sentó a lado mío, su mirada estaba perdida, sus manos pasaron su cabello negro con angustia, me volteo a ver, y sus ojos de color miel solo inspiraban tristeza, lo único que pude llegar a escuchar de lo que decía era-....estarás bien...- no podía llegar a sentirme así pero lo único que pude contestar de mi parte fue una sonrisa.

La sala se puso de pie por completo, el señor de bata negra regreso a su lugar, cerré los ojos tratando de pensar que esto solo era una pesadilla pero tenía que afrontar mi realidad. El hombre golpeo la mesa con un tipo de martillo de madero, para después empezar hablar.

-Señorita Campbell, puede ponerse de pie, por favor- yo solo atendí a hacer lo que él me indicaba, y verlo a la cara, el hombre siguió hablando pero yo había dejado de poner atención a todo lo que él decía, yo solo quería desaparecer por siempre.

           

-.....Usted es declarada Culpable...- y esa palabra, junto el sonido del martillo que hacia el chocando contra la mesa fue mi muerte.

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2018 ⏰

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