BAJO LA TIERRA

Soñar con el pasado es algo demasiado común en mí y es demasiado reconfortante el hacerlo pues es lo que me mantiene cuerdo en esta situación, pero todo ese confort se vuelve melancolía y dolor absoluto cuando abro los ojos y me veo en este agujero donde mi única compañía es mi propia soledad.

Otro día más, otras lágrimas derramándose sobre mi rostro y no es por lo que soy ahora, sino por lo que fui en el pasado y por recordar cómo fue que perdí todo aquello por lo que alguna vez luche y trabajé duro.

Me llamo José y alguna vez tuve un sueño: tener mi propia empresa y una casa como la que alguna vez vi en una película cuando era niño, y lo logré a base de esfuerzo y sacrificios. Un día al terminar la preparatoria platiqué con mi entonces novia llamada Jaxiry, sin saber que esto cambiaría por completo mi vida.

— Ya en 1 mes cumpliré los 18 años y por fin podré ir a la Ciudad de México a probar algo de           suerte con el negocio que quiero abrir allá. — le dije con emoción. —. Al final pude convencer a mi mamá de dejarme ir.

— José, seré sincera contigo, no creo que ese negocio tuyo vaya a funcionar en la capital. — Contestó ella mientas me miraba seriamente. — No pienses que no quiero que te vayas, es sólo que aquí en México no tenemos la mentalidad de consumir los productos que tú quieres vender.

— Tal vez tengas razón, tal vez yo... yo... deba ir a Estados Unidos. ¡Sí! Ese es el mejor camino como no lo pensé antes. — Grité mientras me levantaba y salía corriendo hacía mi casa.

— Espera, José no vayas a cometer una locura.

Que nostalgia recordar aquella conversación en la cabaña de Jaxiry, no la deje ni terminar de hablar, en mi mente había una revelación hacia el futuro y sabía que debía hacer lo que fuera para lograr hacer realidad mi sueño.

Pero ahora, estoy aquí en Tijuana, viviendo bajo la tierra y lo único que tengo es a mi soledad pues mis sueños hace tiempo que los mataron de la manera más inesperada en la que pudieron haberlo hecho.

Logré irme a Estados Unidos de mojado un tiempo después de aquella conversación, fue muy duro el primer año pero logré sobrevivir y juntar el dinero suficiente para abrir mi pequeña empresa. Con el tiempo la empresa comenzó a ir bien, conseguí una familia y construí la casa de mis sueños, todo era hermoso, era el hombre más feliz del mundo y no podía pedirle más a la vida.

Pero nada es para siempre, la empresa comenzaba a crecer y mi socio lleno de egoísmo decidió delatarnos a mí y a mi esposa con el departamento de inmigración y fuimos deportados de nuevo a México, mi esposa e hijos se fueron a Michoacán donde comenzaron una nueva vida y yo... yo estoy aquí en un agujero en la frontera de Tijuana, pasando hambre y humillación, esperando el momento para volver a cruzar aquel muro que me separa de los que alguna vez fueron mis sueños.

Por ahora debo encontrar la manera de sobrevivir a los carteles y a los delincuentes, pero sobre todo al hambre y a la pobreza en la que me encuentro. ¿Es qué acaso debo pasar por todo esto para sentirme vivo?