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Para empezar, aclaro que dispongo de cada una de mis facultades mentales en perfectas condiciones. Fue su culpa. No la mía. Él la mato.
Nunca en mi vida había conocido mujer tan perfecta. Aún recuerdo el primer día que la vi, esa primer encuentro de miradas, que sirvió únicamente para saber que esa era la mujer de mi vida. La ame como nunca ame a nadie en esta tierra. Me hizo ser el hombre más feliz de esta tierra, y sinceramente, ella es completamente única. Era.
Él, en cambio, no le importo. No hubo algún tipo de piedad, una vez termino, había una mirada de indiferencia en su rostro, y aunque sea extraño, en la mirada juraba ser la persona más inocente de esta tierra. Lo hizo delante mío, me hizo observar cada parte del proceso, parecia que lo disfrutaba, pero en los ojos no se veía eso. Luego de hacerlo ni se inmutó, parecía que por su cabeza nunca pasó que estaba asesinando a la mujer de mi vida, delante de mis propios ojos.
No va a demorar en acabar conmigo, pronto también seré una de sus vicitimas, y estoy completamente seguro que le va a ser totalmente indiferente. Aún sigo sin comprender cómo la justicia lo tomo como inocente, aún sabiendo perfectamente lo que había hecho, como lo había hecho! El debe estar durmiendo perfectamente ahora, sin preocupación alguna. Esto no se puede quedar así. No me dan más opción, tendré que actuar por mi cuenta, y, aunque sea algo completamente inmoral, lo haré sin ningún tipo de piedad.
El joven se retorcía lentamente en su asiento. La mirada completa te perdía en la nada. Todavía no está muerto. La mente lo torturba, caía en cuenta de lo que había hecho. Que el asesino con el que había acabado, no era más ni menos que alguien completamente indefenso, alguien del que él era padre, alguien recién nacido. El joven meditaba con el revólver en la mano, esperando el coraje, para permitir que se cometiera el ultimo asesinato.

Él la mato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora