Arriba, abajo. Salta y déjate caer.
El héroe de París deambula por la ciudad. La noche es fría, pero a él no le importa demasiado. Su traje le protege del frío.
Chat no sabe a dónde dirigirse, sólo salta de techo en techo, ágil, flexible. Como un gato. Todavía sigue sintiéndose triste. Tiene miedo de que un akuma entre en él por eso. ¿Qué puede hacer? ¿A dónde ir?
No hay a dónde huir gatito. No puedes escapar de tu realidad.
Un escalofrío recorre su cuerpo por completo. Piensa ahora a todo lo que está expuesto y pasa saliva.
Nuevamente se pregunta a dónde ir. Está seguro de que todos sus compañeros están celebrando, y no se lleva tan bien con ellos como con Nino o incluso con...
Marinette.
Chat recuerda lo bien que se acoplaron al vencer a Demoilustrador. Fue entretenido trabajar con ella, incluso coqueteó un poco para impresionarla. Sin embargo, ella no se había inmutado, y eso fue lo que más le llamó la atención.
Ella fue valiente y decidida. Chat piensa en cómo es Marinette normalmente; caritativa, amable y solidaria.
Él sabe que suena muy egoísta, pero en este momento, quizá esa persona sea la única que puede ayudarlo.
Quizá ella pueda ser su luz.
Cae por el tejado y se para en cuclillas por el ventanal, sigiloso.
Chat sólo espera no tener que forzar la puerta que da a la habitación de la chica. Y menos usar el cataclismo. Jala la manija y tras un leve empujón, se abre.Debe admitir que Marinette es algo descuidada, pero luego lo piensa mejor. ¿Qué persona entraría a tu habitación (la cual está en el segundo piso, por cierto) por tu ventana en la noche de Navidad? Aunque, a decir verdad, nunca se sabe. Por ejemplo, él ha entrado ya y está asomándose por las escaleras.
Chat escucha las risas de charlas, lo que significa que están cenando.
Ellos sí están juntos.
Aún no sabe que rayos le va a decir a la peli-azul. "Tachan. Hola Marinette. Estoy solo en mi casa, mi padre me abandonó esta Nochebuena (como todos los días) y Natalie se ha largado también. Salí de ahí y ahora estoy aquí porque como soy egoísta vine a arruinarte la noche con mis problemas tontos".
Nope, definitivamente no le va a decir eso.
Se asoma un poco. Allí está ella, sentada, cortando su pasta con un tenedor y llevándosela a la boca. Se ve feliz. Su padre está sosteniendo una copa, y ríe de lo que parece un chiste por parte de alguien más.
Los ojos de Marinette brillan. Ésta vez se ha recogido su cabello en un chonguito, como en la foto del grupo de hace años de Nino. Chat debe admitir que el cambio le queda bien. Muy bien.
Y como si ella sintiera su mirada, voltea en su dirección. El rubio no ha sido lo suficientemente rápido, por lo que está seguro de que ya ha sido descubierto.
Piensa rápido, gatito.
No hay tiempo de pensar, porque diez segundos después, Marinette habla.
—Voy arriba un momento.
Los pasos de Marinette subiendo las escaleras se acentúan. Mira su silueta acercarse. En sus ojos se refleja lo contrariada que está.
Él se levanta y se sacude, y le sonríe culposamente.
—Necesito tu ayuda. Es importante. —dice Chat.
Ella parece pensarlo un poco.
—¿Para qué?
Exacto. ¿Para qué? No lo sabe muy bien. Se encoge de hombros, mordiendo su labio inferior. Ella rueda los ojos y se lleva las manos a las caderas. Parece perder la paciencia.
—Por favor. —pide, esperanzado.
Marinette se da la vuelta, volviendo a desparecer. ¿La ha convencido?
—Umm... ¿mamá? Creo que me siento un poco mal.
—¿Hija? ¿Qué tienes? ¿Te duele algo? —la voz alarmada de su mamá hace que todo el ruido ceda.
—N-no. Sólo estoy un poco cansada y mareada.
—Ay hija. ¿Quieres que te prepare un té?
—No gracias mamá. Sólo creo que necesito descansar un poco.
—Bueno. —ésta vez habla su padre. —Puedes ir a tu cuarto a descansar. Si te sientes muy mal avísanos ¿sí? Después de todo sólo tenemos a una Marinette a la cual cuidar.
Chat se asoma otra vez. La muchacha está pálida.
—Gracias.
Se ha vuelto a esconder, puesto que todos los ojos están puestos en su dirección. Siente como su corazón se acelera.
—No hables. —dice la joven quién ya ha subido de nuevo, y guía al chico de vuelta a su habitación.
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Navidad En París [Sin editar].
Hayran KurguBORRADOR. ¿Quién diría que en una noche fría de Navidad cuatro personas diferentes comenzarían a verse de una forma realmente especial? No me pidas explicaciones, porque ni yo las sé. Ya sabes, el amor surge de una forma espontánea, inesperada y a...