CAPITULO 7

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"Derrick Lightwood

5/9/1889-25/1/1890

En memoria de un amado hijo y nieto, descansa en paz"

Unas lágrimas se me escaparon de los ojos y escurrieron por mis mejillas, con movimientos lentos, deposite la corona encima de la pequeña tumba y me senté enfrente de la lápida, sin importarme mancharme de tierra. Una fuerte presión se formó en mi pecho, formando un nudo que a penas me dejaba respirar. A pesar del tiempo transcurrido, seguía doliendo las perdidas que había sufrido a lo largo del tiempo.

   -Hola mi amor, feliz cumpleaños, se que es probable que no lo oigas, pero la esperanza es lo último que se pierde.-hice una pequeña pausa en la que quité las lágrimas que salían de mis ojos- Te extraño tanto. No hay día que consiga sacarte de mis pensamientos. Me estoy quedando temporalmente con Damon y Stefan, si los hubieras conocido, seguro te agradarían y los querrías. Él pueblo ha cambiado mucho desde 1869. Ahora hay más comercios el ayuntamiento está reformado, el lugar donde antes Mary, Lillian y yo enseñábamos a los niños, ahora lo han convertido en un colegio al que asisten adolescentes hasta los 18 y después optan a entrar a un nivel superior. Lo que sigue sin cambiar son las familias fundadoras, los Forbes, los Lightwood, los Gilbert y los Fell, todos perduran, incluso las Bennet. Te agradaría esta época, ha habido un gran avance tecnológico. Pero no todo es igual, Los Originales, que estuvieron aquí hace mas de mil años y son los auténticos fundadores de Mystic Falls, han regresado. Siendo sincera, me imaginaba mi estancia aquí más... dinámica, pero no me quejo.- otra pausa en la que volví a quitar las lágrimas que volvían a escurrir por mis mejillas- Necesito encontrarla, encontrarla y todo habrá terminado.-pasado un rato en el que me dediqué a contar los sucesos de este último año, frente a la tumba, decidí volver a casa.

   Al llegar a la mansión, ya me esperaba mi sobreprotector tío destripador de Monterrey, con los brazos cruzados, a sus espaldas se podía observar como las luces de la sala de estar, estaban encendidas. El sol ya se había ocultado.

   Pasé por su lado ignorando su mirada de pena y subí directa a mi habitación, donde permanecí encerrada, torturandome con recuerdos hasta la mañana siguiente.

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   Esa noche no conseguí pegar ojo. Es cierto que los vampiros no necesitamos dormir, al menos no demasiado, pero eso lo quita que estuviera cansada. Apenas eran la 5 a.m. cuando me di una ducha, me peine, me vestí con un top azul con finos tirantes cruzados en la espalda, unas cómodas mayas negras, unas deportivas planteadas y para terminar el conjunto, una también negra. Eran las 5:23.

   Salí con cuidado de no despertar a nadie, me tome un batido que Stefan me había preparado ayer, me coloque los auriculares con la canción Heathens y comencé a correr a velocidad humana

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   Salí con cuidado de no despertar a nadie, me tome un batido que Stefan me había preparado ayer, me coloque los auriculares con la canción Heathens y comencé a correr a velocidad humana. Corrí por las desiertas calles del pueblo, ni siquiera el Grill estaba abierto. El sol apenas emitía unos tenues rayos de luz a estas horas, pero eso no interrumpiría mi rutina. No paré en ningún momento para recuperar aire, corrí por él bosque que rodeaba Mystic Falls y cuando empieza a amanecer, volví a la plaza donde solo había una persona, un chico joven, muy guapo de ojos cafés, igual que su cabello, aproximadamente metro ochenta y cinco, llevaba una camiseta negra de manga corta y unos vaqueros, podría pasar por un chico normal, de no ser por su profunda, penetrante y misteriosa mirada y esa extraña sonrisa, en la que se le notaban levemente sus colmillos, cuando quise retroceder y volver sobre mis pasos, el chico ya se encontraba delante mía. De un tirón, me quité los auriculares, preparada para cualquier tipo de conflicto.

   -Tu eres nueva en él pueblo si no me equivoco. Bueno, pues es un placer, Kol Mikaelson.- se presentó haciendo una elegante reverencia. Le miré extrañada.- Mi hermana Rebekah, nos hablo a mis hermanos y a mi de ti.

   -Elizabeth Salvatore- pronuncié sin saber todavía de las intenciones de el vampiro.

   -Bien, pues a sido un placer conocer a una vampira tan hermosa, nos volveremos a ver, encantanto- antes de que pudiera preguntar o contestar algo despareció. Aturdida, volví a colocarme los auriculares, retomando mi carrera mañanera.

   Llegué a las 7:30, estiré en el jardín antes de entrar. Cuando lo hice, Damon y Stefan estaban en la cocina tomando café y tortitas bañadas en miel. Como todas las mañanas.

   -Menos mal que no sois humanos, si no os daría dolor de estomago o se os picarían las muelas- comenté desde él marco de la puerta.

   -¿Ya estás vestida?- cuestionó Stefan, que estaba tomando un trago de su taza de café.

   -Salí hace dos horas a correr- expliqué mientras me quitaba la sudadera y me la colgaba del brazo.

   -¡Tan pronto!¿Para qué? Si lo bueno de ser vampiro es que no envejeces, ni engordas.- articuló Damon sin quitar ese tono pícaro que lo caracterizaba.

   -Pero nunca está de más estar preparado. Ahora me voy a cambiar vengo sudando y no quiero llegar tarde al instituto.- ellos asintieron simplemente y subí a ducharme de nuevo.

   Salí nuevamente de la ducha solo habían pasado diez minutos desde que entré y solo me faltaba vestirme.

   Escogí un vestido negro con rayas horizontales blancas y debajo del pecho una especie de falda completamente negra, abierta en el centro, dejando hasta la cadera sin abrir donde se situaban tres botones rojos, las mangas llegaban hasta el codo, de largo seis dedos por debajo de mis rodillas. Era estrecho de pecho hasta la cintura y suelto hacia abajo.

   Este vestido, recuerdo, que me lo obsequió Fedric, el año pasado por mi cumpleaños

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   Este vestido, recuerdo, que me lo obsequió Fedric, el año pasado por mi cumpleaños... ¡MIERDA! Fedric ayer no recordé llamarlo.

La sobrina de los Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora