Intercambio de navidad

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Día 3. Viñeta de romance.

Anime: Kuroko No Basket

Parejas: KagaKuro (Kagami x Kuroko)

Advertencias: Posible Ooc. Este fanfic fue hecho por un reto de 15 días, el tema está al inicio.

Palabras: 714 sin contar el titulo

Palabras: 714 sin contar el titulo

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Intercambio de Navidad.

Me preguntaba que broma tan pesada se le había ocurrido al equipo ya que no podía despegar mis ojos de sorpresa al ver a tal Santa Claus con semejante cara de póker parado frente a mi puerta.

- ¡¿Kuroko que haces vestido de esa forma?!—le grite después de procesar todo por un largo momento a la vez que miraba los ojos serenos de mi sombra

- No soy Kuroko, jojojo~ soy Santa Claus-san Kagami-kun jojojo—solté un suspiro cansado al ver que no podría sacarlo de su actuación que era fatal a decir verdad.

- De acuerdo... ¿Qué es lo que quieres Santa?—pregunte en afán de seguir la estúpida broma

- He venido a preguntarte ¿Qué es lo que deseas de regalo de navidad Kagami-kun?—y al fin salían las verdaderas intenciones de Kuroko, por lo visto ya sabía quién iba a regalarme en el intercambio de navidad de Seirin, suspire pesadamente cruzándome de brazos, detestaba que me arruinaran las sorpresas.

- ¿Cuánto estas dispuesto a pagar para hacerme feliz Santa?

- Tengo 347 yenes

- ¡¿Qué?! Eres de lo peor...--dije indignado, en verdad que el muy maldito tenía los huevos para venir a arruinarme la sorpresa y para querer comprarme un regalo con tan poco dinero, mi día se estaba transformando en una completa mierda—Lastima que yo solo quiera unos tenis nuevos o un balón de baloncesto

- ¿No tienes un deseo menos costoso Kagami-kun?—ese bastardo, rechine mis dientes ya que en verdad este pequeño idiota me estaba sacando de mis casillas y además ¿no podía poner más empeño en sonreír para no darme tantos escalofríos?

- Lo siento pero no creí que Santa fuera tan pobre...--refute viendo como Kuroko se quedaba mirándome fijamente—Sino puedo obtener unos tenis nuevos al menos quisiera que mi enojo disminuyera—me queje y puedo jurar que vi como una sonrisa traviesa se apoderaba de los labios de Kuroko.

- Eso se puede arreglar Kagami-kun tengo el regalo perfecto para ello...--alce una ceja ante la incredulidad, juraba que nada podría quitarme el enfado con él—Cierra los ojos es una sorpresa, lo sacare de mi saco

- Sí es una idiotez te golpeare—amenace obedeciendo de inmediato mientras escuchaba ruidos de objetos provenientes de ese costal que cargaba el número 11 de Seirin--¡¿Qué demonios estas hacien...?!—abrí los ojos y como si fuera un destello vi los ojos celestes de Kuroko frente a mi cara y no sé qué sucedió solo sentí algo cálido en mis labios ¿me estaba besando? ¿Cuándo demonios había pedido esto?

No se cuánto tiempo paso ni cuánto tiempo me quede petrificado como si fuera un muñeco de nieve pero el maldito Santa se bajó de un banquillo al cual se había subido y lo volvió a meter al costal.

Solo podía seguirlo con la mirada pensando si todo había sido un sueño o era una broma y era tan lento como para no gritar ¡Te engañe! No entendía para nada a este sujeto.

--¡Kuroko ¿Por qué demonios hiciste esto?!—Salí de mi retardo antes que el susodicho saliera por la puerta como si nada hubiera pasado

--Dijiste que querías quitarte el enojo

--¡¿Y esto como quita mi enojo?!

--Alex-san me dijo que cuando te enojaras la mejor táctica para calmarte era besándote—mis ojos se abrieron como si fueran dos platos gigantes mientras el otro se quedaba mirándome con su cara apática.

--¡¿Q-q-q-qué?!

--Bueno... entonces ten tu regalo—me extendió los 347 yenes y los deposito en mi mano para después darse la vuelta para irse por la puerta dejándome allí como un idiota incapaz de reaccionar—Feliz Navidad Kagami-kun jojojo~

Y se fue, no sé cómo termine en el suelo sintiendo como mi cara estaba más roja que un tomate...

Ya no me interesaba en ese momento el regalo del intercambio, el maldito de Kuroko había conseguido darme un obsequio que no esperaba y que no le costó nada... además había conseguido 347 yenes del Santa impostor... no era un mal sentimiento para nada.

--Esa maldita Alex... hasta que hace algo bien—reí fuerte esperando hallar una excusa para decirles a los del equipo cuando me preguntaran cual había sido el regalo de mi "amigo secreto".

Fin –inserte tomates automáticos—

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Intercambio de navidadWhere stories live. Discover now