Luego de unas horas de pura vagancia, Niall y yo nos levantamos para ‘desayunar’, pero no era más que un simple café con unas galletitas. Hablábamos y reíamos, olvidándonos de que faltamos a la escuela solo para pasar una mañana juntos. Olvidándonos de todos los problemas, de Zayn, de absolutamente todo. Estábamos pensando seriamente en cómo disfrutar la mañana: si ver películas, si hacer idioteces en internet... todas eran buenas opciones. También podíamos salir a dar una vuelta.
—Podríamos hacer mejores cosas, _________ —dijo él, interrumpiendo mis pensamientos. Sonreí-
—No sé si yo quiero hacer esas cosas —le dije algo tímida.
Él se levantó, y tomó mi mano, poniéndome de pie. Me acercó a él.
—No sólo hablo de sexo —me dijo él- quiero pasar una hermosa y tierna mañana contigo. ¿Tú me lo permites?
Sonreí sin los dientes, y me acerqué a su rostro, tomándolo con ambas manos y uniendo mis labios con los suyos. Sus brazos rodearon mi cintura, y los míos, su cuello. Me subió sobre él, y enredé mis piernas en su espalda. El beso se cortó, manteniéndonos cerca, con nuestras respiraciones agitadas. Lo miré, y solté una de mis manos para acariciar su mejilla. Él miró de reojo.
—¿Me desnudas?
Él sonrió.
—Con mucho gusto.
Las escaleras dejaron de ser un obstáculo para nosotros, y las subimos con rapidez. La puerta de mi pieza se azotó contra la pared al ser abierta. Y por suerte para nosotros, la ropa que teníamos puesta era demasiado simple. Ni siquiera tenía puesto un sostén. Esto sería demasiado sencillo.
Niall bajó el pantalón de mi pijama, y luego me quitó la remera, dejándome casi al descubierto. Aún no había tocado las bragas. Pero antes, me tiró sobre la cama y él se puso de pie, y fue a cerrar las ventanas de mi habitación. Todo quedó a oscuras.
Se acercó a mí con cautela, y yo estaba sonriendo. Si bien esto era algo vergonzoso, me gustaba. Más bien, estaba asustada por si no le gustaba mi cuerpo, o por si no le resultaba lo suficientemente bonita. Mejor dicho, me preocupaba ser poca mujer para él. Por un momento, sentí el frío rondar mi cuerpo. Enseguida, el calor de Niall se hizo presente sobre mí. Él ya estaba... desnudo.
Un miedo invadió mi alma. Iba a perder la virginidad con una persona que ni siquiera era mi novio. Con alguien que no somos nada más que una clase de ‘amigos con derechos’. ¿Estaba bien? ¿Me estaba entregando a la persona correcta? Tengo toda la razón en contra y todos los instintos a favor. Y en este momento, no quiero nada más que ser suya. En cuerpo, por el momento.
Y llegó el momento más... extraño. Mis bragas comenzaron a descender por mis piernas, de una manera lenta. ¿Qué estaba esperando? Y una vez llegadas a mis pies, Niall las tiró hacia el otro lado de la habitación... lindo detalle.
—¿Estás lista?
—Más que nunca —respondí asintiendo.
Él se volvió sobre mí, entrando con suavidad. Era un dolor bastante soportable. Con mis manos tomé las sábanas, prácticamente estrujándolas, y mordí mis labios. Una vez fuera, fue hacia mi cuello, y lo besó con pasión e intensidad, y subió con desespero hasta mi boca, besando la comisura, acercándose a mis labios. Tomó mi cuello para mantenerme en mi lugar. No había notado que estaba jadeando, y con mis ojos cerrados, disfrutando el momento. Espero que él también.
Y mientras él me hace lo que desea en mi cuerpo, caigo en la cuenta de que esta fue la razón por la que Zayn se alejó de mí... por no querer tener sexo. Pero esto que estábamos viviendo, era más que sexo. Ambos estábamos haciendo el amor. Él quizás ya lo hizo con otras mujeres antes, pero ahora era conmigo. Un hombre de veintitrés años estaba amándome como ninguna otra persona lo hizo antes.
—Lo que quiero contigo, no lo quiero con nadie —susurró en un jadeo, sobre mi oído- con nadie más. Estoy enamorado de ti, _________.
Y yo pasé a tener un orgasmo.
Crecí pensando que nunca nadie se enamoraría de mí. Algo me decía que él no me estaba mintiendo. Su manera, su cariño al decirlo... yo no escuchaba eso en los ‘te amo’ de Zayn. En cambio, tan sólo estar en los brazos de Niall me hace sentir querida y amada. Y mientras él estaba dentro de mí, yo simplemente me sentía completa.
En cierto momento de mi vida, solía mirarme al espejo y no veía nada que me gustara. Ahora, él viene, me hace una caricia, y mágicamente me siento hermosa. Por él yo empecé a sentirme hermosa. Porque él con sólo su amor, su no tan demostrativo amor, me completa. Y él es todo lo que necesito para ser feliz. Él es la felicidad.
Pero siempre en esa gran felicidad, hay un rincón de tristeza. Ahí es donde se hallaba Zayn. Donde estaban todas mis penas sumergidas. En ese pequeño lugar... y mis recuerdos volvieron. Todo sobre él.
—Oh, Niall, ¿dónde has estado todo este tiempo?
Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, y sollozos empezaron a hacerse presentes. Niall, prendió la luz de mi mesa de noche y me miró a los ojos, tomando mis brazos, haciendo que lo mirara. Las lágrimas me impedían la visión.
—¿Qué? ¿Qué te pasa, _________? —preguntó preocupado- ¿Te... te he lastimado? —tartamudeó- ¿Quieres que me detenga?
—No —sonreí, y una lágrima cayó- yo también estoy enamorada de ti. Te amo, Niall. No recuerdo haber amado ni siquiera a Zayn con la misma intensidad. Dios, ¿qué estás haciendo conmigo?
Su reacción, fue sentarme en la cama, y secó mis lágrimas con preocupación.
—Deja de sufrir, _________ —me suplicó-
—Un abrazo tuyo me haría tanto bien ahora.
Él abrió sus brazos, y me dejé caer. Reposé mi mano sobre su omóplato, y apoyé mi cabeza sobre su hombro, derramando más lágrimas. Él se inclinó, también, abrazándome con suavidad, acariciando mi espalda desnuda.
Estaba demasiado sentimental. Arruiné nuestro día ‘romántico’, supongo. La razón de mis lágrimas es un conjunto de cosas: la razón de que lo amo, y también estoy triste por todo lo que sucede y sucedió en mi vida. Y que ahora esté aquí, abrazada con la persona que amo... estoy siendo feliz.
—Estando conmigo, no tienes que fingir ser fuerte, si quieres llorar, hazlo… después de todo, estaré aquí para abrazarte, y no te dejaré sola. Nunca lo haré. Porque te amo, y quiero que seas feliz. Quédate a mi lado, que no te faltará amor —dijo Niall, sin soltarme-
—No tengo pensado irme.
No éramos nada, pero éramos felices. Los dos, juntos. Quizás todo podría ser un poco más perfecto, pero pienso y sostengo mi idea de que no existe una relación perfecta. Y que lo que yo tenía con Niall era algo más que único. Si tal vez, yo sólo fuera un poco menos complicada, todo sería mejor. Pero esta soy yo. Y él se enamoró de esta __________. Eso vale más que todo.
—Ya no llores, por favor...
—Me has conocido en una etapa muy extraña de mi vida. Lamento eso. Pero te juro que, en este momento, estoy bien —sonreí.
Él se separó de mí, y me miró. Corrió hacia atrás mis cabellos, y besó mi mejilla.
—Eres preciosa. Quiero hacerte sentir como lo que eres.
—Ya lo haces —le dije- puede ser difícil, pero me siento así cuando estoy contigo.
Él sonrió. Acarició mis mejillas, y cerró los ojos. Luego, enfrentó su cabeza con la mía.
—Cuando te acaricié, me di cuenta que había vivido toda mi vida con las manos vacías.
Besó mi nariz, y luego mis labios.
—Tengo necesidad de ti —susurré- todo lo que me gusta de mí, eres tú. Por favor, no me dejes. No me dejes nunca. No sé qué verás en mí, pero no dejes de mirarme. Te necesito. No pido nada más que tenerte a mi lado.
Hubo un corto silencio.
—Una mujer que no pide nada, lo merece todo —besó mi frente con ternura.
Levanté mi mirada, y me acerqué más a él.
—Júrame que nunca dejarás de quererme —dije en un susurro.
Él asintió de una manera apenas perceptible. Acto seguido, tomó una de mis muñecas, y quitó una venda que la enfermera me había puesto. Por un momento me había olvidado que, hasta hace unos días, estuve en un hospital a punto de morir. Lo miré, intrigada, frunciendo el ceño. Hasta que me percaté, que llevó mi muñeca a su boca. Besó las cicatrices de mi piel.
—Sigo pensando que eres preciosa, a pesar de esto, a pesar de todo. Deja de pensar en Zayn, o en lo que has vivido con él. Él fue tu primer amor, y yo intento ser el último. Quiero ser el último —se corrigió- dale la vuelta a tu sonrisa, que la tienes al revés.
Bufé.
—No sé por qué me cuesta tanto.
—¿El qué?
Lo miré.
—Vivir, sentirme bien.
Recosté mi cabeza sobre su hombro, mirando a la nada. No quería deprimirme en estos momentos de mi vida. Y menos por Zayn... no quería decirle la verdad. Ni del sueño, ni de lo que sucedió verdaderamente. Quedará en mi memoria hasta ser lo suficientemente valiente de hablar con él. Niall, me recostó sobre la cama, y me tapó con una de las sábanas. Le sonreí.
—¿Luego quieres darte un baño? Prometo ayudarte —sonrió, acariciándome la pierna por debajo de la sábana-
—¿Por qué mejor no te bañas conmigo? —sonreí de la misma manera.
Y él, sin decir nada, se vistió. Y luego, levantó levemente mi cabeza y besó mi frente. Suspiré.
—Volveré en unos minutos —dijo y salió por la puerta.
Qué hombre, Dios mío.
Un conocido dicho dice: ‘encuentra lo que amas, y deja que te mate’. ¿Es posible que me sienta morir en este momento?
Estaba caminando con él, tapada con una bata. Él estaba abrazándome con fuerza, sosteniéndome como si fuera a derrumbarme. Me desvistió, otra vez, y abrió el grifo de agua. Me empecé a duchar, algo triste, pero él estaba a mi lado, haciéndome compañía. Me hacía caricias, también. Era súper agradable tenerlo a mi lado. Tomé su mano, y la acaricié.
—Gracias por acompañarme —sonreí-
—Es un placer hacerte compañía —repitió el gesto-
—¿Por qué no entras conmigo?
Hubo unos segundos de silencio, donde sólo se escuchaba el repique del agua contra la bañadera.
—Y... es una idea realmente tentadora.
Sonreí con malicia.
—Hay que romper algunas reglas a veces —le dije.
Él bajó la mirada, pensando en qué hacer. Entonces, comenzó a sacarse la remera, para entrar a bañarse conmigo. Sonreí otra vez, y entonces miré hacia otro lado. Sería una situación incómoda para ambos, bueno... una cosa es estar algo ‘tapados’. Bueno, no, no había excusa, no deja de ser incómodo. Obviamente que me tuve que correr un poco para que él entre junto a mí, pero simplemente quedé prácticamente sobre él. Lo miré, y él a mí, bajando su mirada a mis labios. Y de repente, él me acostó y me besó, creando una sensación única, haciendo que absolutamente todo gire dentro de mí. Sostuvo mi hombro, y yo su cuello, haciendo el beso aún más especial. Y de repente, se detuvo. Mirándome, pero sin alejar la cercanía.
—Después de tanto tiempo, no puedo seguir guardándomelo más. Por favor, __________, sé mi novia. Sé mía. Sé todo.
Lo miré.
—Tú eres la diferencia entre ‘estoy viva’ y ‘me siento viva’. Tú ya lo eres todo para mí, y tengo el placer y orgullo de decir que soy totalmente tuya. Y sí, estoy más que encantada de ser tu novia.
Y volvió a unir nuestros labios, pero esta vez, de una manera más pasional.
Ambos estábamos envueltos en toallas, vistiéndonos para seguir disfrutando la mañana. Se puede decir que me encuentro en un mejor ánimo, y además, estoy de novia. Sumándole a eso, también perdí mi virginidad.
La vida es corta.
Por el momento, todo era perfecto. Bajamos y nos tiramos en el sofá, y buscamos algo que ver en la televisión. Mientras tanto, estaba preparando unos vasos con jugo de naranja y un las galletitas que habíamos desayunado esta mañana. Las llevé en un bol, y luego, llevé los vasos. Dejamos todo en una pequeña mesa que estaba frente al sillón, abrazándome y manteniéndome cerca de él. Me acomodé sobre su cuerpo, y lo miré, mientras él estaba concentrado en la televisión.
—Niall... —le dije en un tono bajo-
—¿Sí? —dijo sin mirarme-
—A veces, odio tanto mi vida —me miró extrañado- pero después me acuerdo de ti. Y, ¿sabes? Recuerdo que, a fin de cuentas, no es tan mala.
Él sonrió de costado, y me miró, acobijándome a su lado, para luego levantar mi mentón.
—Te quiero, mi princesa —me dijo.
Me besó, y con el simple roce de sus labios, las mariposas recorrieron mi cuerpo entero.
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Los Ojos de Mi Princesa
FanfictionLa vida de __________ West nunca fue demasiado fácil. Luchar contra el bullying fue lo más difícil de su vida. Alrededor de sus trece años, cortaba sus muñecas y se lastimaba a ella misma, por años y años. Creyó que todo cambiaría cuando conoció a Z...