XIV

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-Aun nada, mi Lord.

-No puedo consentir semejante resultado teniente. Seguid buscando a mi hermana.- Dijo el príncipe al darse la vuelta bruscamente.

Habían traído de vuelta a la princesa, inconsciente, y los soldados no tenían idea del paradero de su secuestrador y la Reina, quien sin pensarlo fue detrás de este. El teniente estaba acostumbrado al temerario y fuerte carácter de la Reina Sure por lo cual no le sorprendió que su hermano menor lo tuviera. Ambos eran hermosos, sus rostros parecían esculpidos en mármol por un maestro escultor, ojos grandes y azules como el cristal con un peculiar brillo, pero sus cabellos eran todo lo contrario uno del otro, mientras Sure la coronaba una blanca, lisa y larga cabellera a Azu lo coronaba una masa rizada de cabellos negros, lo que lo hacia ver mas real que su hermana.

Azu ordeno que la búsqueda se extendiera, la ausencia de Sure por seis días era un martirio para él; no por el hecho de que la reina no estuviera, él tubo una dura educación para ser el monarca, fue criado para situaciones mas apremiantes que esta, era el hecho de que su hermana haya caído como prisionera. Impensable.

Le seguridad de la ciudad aumento en los flanco más débiles, el orden publico estaba establecido en apariencia, solo era interrumpido por murmullos de especulación sobre las vampiros. Los campos de cultivo fuera de la ciudad no reportaban eventualidades adversas. Los vampiro habían tratado de abrirse paso en el castillo, un día después de la desaparición de Sure, entraron un escuadro de ellos por la caballeriza, otro por el lado estés, el tercero por los jardines y el cuarto el lado oeste. El primero se topo con que se custodiaba la cocina por dos decenas de guardias reales, la distracción de los vampiros fue eficiente, los lados este y oeste estaban débiles, o eso pensaron. Los soldados estaban situados en cada rincón oculto de ambos lados del castillo esperando la orden. No fue necesario más que los vampiros se adelantaran en los pasillos tortuosos para ser atacados por sorpresa. Mientras que el cuarto escuadrón, el más grade, se abría paso por los jardines reales y penetraban en el castillo hasta llegar a la sala de reuniones, el mismo príncipe los esperaba sentado en un gran sillón de cuero negro junto a la chimenea, con arco y flecha en la mano, los dos primeros vampiros en entrar fueron atravesados por flechas en llamas.

Sevastian, quien encabezaba el cuarto escuadrón, vio como las llamas consumían rápidamente los cuerpos de sus colegas mientras los demás entraban y se confrontaban al joven de cabellos negro como la noche. Antes de que llegaran a la mitad del salón tres más cayeron en llamas, para entonces fue demasiado tarde, los solados empezaban a salir de los rincones y del techo atacándolos. Azu se abrió paso entre la muchedumbre blandiendo su espada casi con tanta gracia y rapidez que su hermana. Fue cuestión de minutos antes de que Sevastian y Azu se encontraran en medio del salón peleando. La espada del vampiro zigzagueo veloz y triunfante por un momento, haciendo retroceder al príncipe; el pie de algún caído hizo tambalear a Azu, 3 segundos que pasaron lentamente permitiéndole ver como la hoja del vampiro subía haciendo una media luna con el reflejo del metal; un corte limpio hizo perder su mano derecha. No sintió dolor ni odio, solo sintió el frío metal como un viento cortante. Los ojos rojo fuego tampoco mostraron sentimiento alguno, solo una obscura expresión de concentración. Iba a tacar por segunda vez. La espada bajaba para reclamar su cabeza. Azu se dejo caer y antes de que su espalda tocara el suelo le dio una patada a la mano que empuñaba el vampiro, desarmándolo; rodó sobre su espada quedando a una distancia prudente de su adversario.

Unas explosiones se escucharon fuera del salón, Sevastian volteo solo para ver que su numero se había reducido. Azu se aprovecho de esa pequeña distracción para tomar un hacha que estaba en el piso y la lanzo en dirección de Sevastian, este la vio de reojo y la esquivo con un rápido giro de su cuerpo.

-Que pena, fallaste.- Bufo Sevastian.

-Te equivocas sanguijuela.- Replico Azu con una media sonrisa.

El Juego entre la Sangre y la Nieve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora