XV

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-Disculpa MyLady. Me retuvieron.- Se escuso Damion.

-No es escusa para hacerme esperar.- La Reina se levanto de la cama y lo difumino con la mirada.- ¿Crees que me retendrá aquí por mucho tiempo?

-Lo suficiente para ganar esta guerra.

-Que ingenuo sanguijuela.

-Deberías reconsiderar tus palabras. Porque no soy yo quien esta con limitaciones de movimiento.

Ciertamente, Sure esta encadenada a la cabecera de la cama como lo estuvo el vampiro en el cuarto secreto del castillo con la diferencia que aquellos grilletes eran de titanio, mientras que los que apresaban a Sure eran de metal con conjuros grabados con fuego en el. Conjuros que neutralizaban sus poderes. Damion estaba mas que preparado para recibir a la Reina de hielo; esperaba que ella cayera en su trampa y lo hizo. sabia  que sus hermanos eran su punto débil, que lo perseguiría hasta los confines de la tierra si el atentaba contra uno de ellos. Solo le faltaba un método para neutralizar los infernales poderes de la Reina. Encontró, entre las cosas de los primeros colonizadores, un conjuro antiguo grabado en metal.

Sure movió con dificultad sus encadenadas manos en su dirección.

-Solo porque estas haciendo trampa. Liberadme y veras que no tienes oportunidad.

Damion se arrodillo quedando a la misma altura que su interlocutora. Ella pudo ver en los ojos escarlata una pequeña chispa de diversión pero el resto de su rostro era una mascara seria y dura. Sure contuvo la respiración al pensar que la estaba probando. A pesar de que estuviera muy molesta con lo que hizo no podía evitar verlo a la cara y pensar que nadie mas en el infinito mundo se acoplaría a ella como él lo hacia.

-¿Sabias que los colonizadores de las montañas forjaron esos grilletes para la diosa de las nieves porque le temían y querían deshacerse de ella?- La chispa de diversión en su mirada se fue apagando mientras hablaba- Pero ella, astuta como era, les convenció de una alianza, una que implicaba lazos de sangre. Ella se convirtió en mujer, se caso con Azu y le dio descendencia. No lo hizo porque quería vivir en armonía con los humanos, sino para que su descendencia siempre dirigiera a la de él. La misma diosa que maldijo a mi abuelo e hizo que se peleara con su unico hermano para poder correrlo de la montaña, solo porque él se opuso a ella.

Un destello paso por la mente de Sure. De inmediato trazo su siguiente movimiento.

-Entonces - Susurro- ¿Por qué no me has matado? Lo que quieres es venganza y has tenido suficientes oportunidades para hacerlo... Pero no lo has hecho. Es como en el bosque...- Sure se acerco discretamente más - Sabias que te iba asesinar y aun así me salvaste de... tus compañeros ¿Por qué?

-Estaba confundido.- Dijo sinceramente Damion.

-¿Confundido?.- Sure lo miro perpleja.- ¿Confundido de que o por qué?

-Debiste matarme de una vez.

-Eso se puede arreglar.

Sure se lanzo contra él, pero el Conde tomo su muñeca y la giro empujándola contra la pared. Las cadenas sonoron. Fue rápido. Esta vez Sure no se resistió, solo lo miro esperando su siguiente movimiento.

-Ya es tarde para eso.- Susurro Damion a centímetros del rostro de la Reina.

Con la mirada desafiaban al otro a que hicieran el siguiente movimiento para atacar. Ninguno se movió. Absorto en su mirada, Sure vio como los ojos duros del vampiro cambia. Se pregunto en que estaba pensado. Damion acomodo un cabello suelto de Sure con tal delicadeza que ella no se percato hasta que los dedos rozaron su mejilla, tan ligeros como el contacto de una pluma.

-¿Qué cosa te confunde hasta el punto de olvidar a quien deberías matar?

-Tu.- Respondió Damion en un suspiro.

-No estoy para juegos. Así que...

-¿Quien dijo que estoy jugando? - La interrumpió.

-Si es así te pregunto ¿Que es exactamente lo que te confunde de mi?

-Lo que no quieres que yo sepa. Eso que tratas de ocultar de mi. Los planes, las estrategias, tus pensamientos, tus sentimientos... todo.

Sure relajo los hombros y respiro profundamente antes de responder. Ya con varios días encerrada se sentía un poco más paciente con las declaraciones a medias del vampiro. Era como explicarle a un árbol que sus hojas salen de su propio cuerpo.

-Eres el enemigo. Me haz tratado de matar y aun así tu y yo... seguimos así.

-Dime ¿lo lamentas?- Soltó Damion.

Los ojos celestes brillaron.

-No. Por eso sé que todo esto está mal.

-Yo también pienso lo mismo. Tienes que saber que soy el malo, así que seré malo.

El Juego entre la Sangre y la Nieve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora