Capitulo XXIV

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Este capítulo estará bastante lleno de imágenes porque me puse a ver fotos de ropa  y cosas para bebés y no he podido parar de descargarlas :3 y por muchas imágenes me refiero a 4 o 5 pero bueno, no es algo normal y por eso lo aclaro. Sin más, disfruten...

- Gracias por acompañarme, Lana. - le dijo Guillermo a la chica rubia, quien caminaba junto al pelinegro por el enorme centro comercial. Hacia un frío bastante considerable, por lo que Guillermo básicamente estaba tapado hasta los huesos, cosa que evitaba que su embarazo se notase y por ende, que la gente lo mire mal. Ciertamente se le hizo bastante extraño no sentir el peso de la mirada acusadora de la gente sobre sí.

Guillermo y Samuel habían pasado su primera noche de su viaje a Los Angeles de una forma tranquila. Habían descansado, tomado una siesta, y luego habían salido a ver cosas para los canales y a cenar comida china. Habían conseguido un par de juegos que aún no llegaban a España, unas ediciones especiales que e no eran más que DLC's para juegos algo antiguos, así como unas ediciones especiales del Far Cry: Primal, entre otros. Era bastante cierto que en los Estados Unidos, las cosas tenían precios bastante más bajos que en otros países, por lo que aprovecharon a invertir.

Al día siguiente, despertaron y con mucha modorra bajaron al comedor del hotel a desayunar. Samuel había pedido unos panqueques con un café cortado y Guillermo unos panqueques también pero rellenos con frutas y un jugo naranja. Habían reído mucho, olvidándose de que el resto del mundo existía y dedicándose solamente a disfrutar la compañía del otro.

Remolonearon un rato por las calles de L.A, sin saber concretamente a dónde dirigirse y luego, como si la idea hubiese aparecido por arte de magia, se decidieron por ir a visitar a Luzu y a Lana. Hacia ya mucho que no los veían, y, tras unos cuantos abrazos efusivos y caricias al vientre de Willy, Samuel se quedó en el departamento y Willy salió de compras con Lana. El menor quería empezar a comprar cosas para su niña, ya que iba a mitad del embarazo y solo tenía los conjuntos que había comprado junto con Samuel el día que se enteraron que iba a ser niño, que por cierto no iba a poder usar. Da igual, quedarán para cuando la niña quiera jugar a la familia.

El Centro comercial estaba bastante lleno de gente, al menos por las partes de ropa y tecnología, sin mencionar la parte de comidas rápidas, cine y juegos para niños. Guillermo a pesar de estar algo sofocado por el exceso de gente, se entretenía bastante mirando a los niños ser correteados por sus padres, jugando y divirtiéndose sin pensar en nada más que en eso. Pensó en cómo sería su vida cuando su pequeña tuviera esa edad, ¿Él sería un padre así? ¿Disfrutaría del pasar tiempo con sus hijos? Youtube también era una parte muy importante de su vida, simplemente no podía olvidarse de aquello. Era su trabajo, su fuente de ingresos.

En fin, pensamientos que el tiempo tenía el trabajo de arreglar, o al menos de dirigir a bien Puerto.

- No hay de que, Willy. - le dijo la muchacha, ojeando curiosamente las vitrinas y trayendo nuevamente a Guillermo a la realidad

Ya se habían ido a un área donde había cosas casi exclusivamente para niños y bebés, y cada cual era más bello que el anterior. El Mall ya no estaba tan lleno, al menos no en esa parte por lo que caminar y ver las vitrinas en paz se les hizo más fácil.

Había algunos lugares que tenían cunas, armarios, cambiadores y cosas que Guillermo obviamente necesitaría pero no podía comprarlas en Los Ángeles, no tendría forma de llevarlas si no. Sin embargo, se dio el gusto de ojearlas, mirando y comentando cada tanto con su amiga cuan monas eran.

Vio una cuna, una bastante linda en verdad. Era blanca y angulosa, sencilla, pero las decoraciones que habían puesto en el local la hacían parecer mucho más femenina y delicada. Era de barrotes altos y toda pintada en blanco, con unas mantas de un tono rosa quizás demasiado fuerte. Tenía un tul en la parte de la cabecera, color blanco y con detalles en rosa que caía por los costados de la misma y dentro de esta había una almohada que cabía completa en la palma de la mano de Guillermo.

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora