Prólogo

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24 Julio, 2017

Las historias reales nunca están perfumadas de ese aire dramático; de cielos violetas y ese aroma a redobles que preceden un inicio tormentoso. Ninguna historia de aquellos matices existe realmente, excepto las que no quieren ser contadas.

El concierto del clima era una furiosa percusión. La marcha militar de las gotas de lluvia golpeando los árboles que se arrastraban de un lado a otro, y transformando la tierra en barro. Los relámpagos cegaban el cielo sin cesar. Seis bicicletas avanzaban en la ladera de una montaña, sin un rumbo fijo además de la huída. En otras palabras… era un momento repleto de ese toque misterioso que tienen las películas al empezar.

Patricia encabezaba la fila, se detuvo presionando los frenos y bajando un pie en el barro. Observó en espera al próximo relámpago y luego empezó a contar.

-Un misisipi… dos misisipis… tres misisipis…

El resto de bicicletas ya se encontraban detrás de ella. El sonido del trueno retumbó con impacto.

-Quince kilómetros-susurró para sí misma, y luego alzó la voz desesperada- ¡De prisa!

Los gemelos Matías y Marcos seguían tras ella en silencio. Alicia se quejó detrás de ellos sobre la suciedad de sus ruedas, Celia proclamaba su miedo y Lázaro recitaba en voz baja algún verso sobre las tormentas.

-¡Por aquí!-gritó Patricia.

Los gemelos hiperventilaban y frenaron para descansar un momento.

-¡Ni si quiera sabe lo que hace!-dijo Matías.

-¡Tampoco se puede ver bien con la lluvia! Está enloqueciendo de nuevo.

Lázaro pedaleaba relajado y con rapidez, ya le había adelantado a ambos gemelos.

-¡Rápido!-exclamó al pasar a su lado.
El frío escudriñaba los huesos de los seis adolescentes. Estaban sucios, cansados, congelados, y no sabían a dónde les estaba llevando Patricia. El agua nublaba sus vistas y pedaleaban a ciegas. Algunas vueltas y caídas más tarde Patricia había frenado frente a una estructura de madera, el resto seguía confundido, con la vista todavía borrosa. Sus bicicletas se quedaron como vehículos abandonados, dañados y antiguos, se reunieron bajo la cornisa de lo que parecía ser una cabaña.

-¿Dónde estamos?-preguntó Alicia de forma retórica.

Patricia paseó la mirada por sus hermanos y primos, guardando un silencio sepulcral. Todos entendieron el lugar al que habían llegado y empezaron a protestar a la vez.

-¡Silencio! No tenemos otro lugar al que ir… estamos muy lejos de casa y por eso…

-Decidiste traernos a la casa del terror-terminó Matías.

-Creo que confundiste un poco la fecha… faltan meses para halloween-completó Marcos.

Patricia mantuvo una expresión seria mientras ignoraba las ironías de los gemelos. Celia daba palmadas y saltaba.

-¡Siempre quise entrar aquí!-repetía.

-No se te podía haber ocurrido un lugar más… habitable-se quejó Alicia en susurros.

-¡Los truenos estaban a quince kilómetros!-se defendió Patricia.

-Claro… especialista en clima y meteorología, premio nobel de las matemáticas de las alturas-burló Matías.

Marcos se rió.

-No existe ese premio-corrigió Alicia.

Marcos le miró con confusión.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2017 ⏰

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