Capítulo Único

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Mai caminó dentro del tren sin fijarse en nada. Iba ya demasiado tarde como para pedir un taxi, así que no le quedó otra opción más que ese medio de transporte.

¿A quien engañamos? Lo que ella quería era ver a aquél muchacho rubio de preciosos ojos grises cuyo nombre desconocía. Varios días anteriores ya se había topado con él en la estación.

Divisó un asiento vacío junto a una mujer mayor y un hombre con un portafolio. Algo tímida, caminó hacia allá.

El vehículo paró nuevamente de golpe, muchas personas salieron, mas quien a ella le importaba, apenas entraba.

Y lo vio ahí, con su radiante cabello dorado peinado cuidadosamente, su piel lisa y tersa que la peliblanca moría por acariciar.

Entre los asientos disponibles, él precisamente escogió el que estaba frente a ella.

Comenzó a jugar nerviosa con un mechón rebelde de su cabello, para luego acomodar la falda que llevaba puesta, la más linda que tenía, de estampado floreado y un poco más abajo de la rodilla. Suspiró. Si supiera que la llevaba por él.

Saliendo de sus pensamientos volvió a mirarlo. Bostezó mientras miraba hacia la ventana, provocando una sonrisa en el pálido rostro de la chica.

Y así pasan los días, de lunes a viernes, de estación a estación enfrente ellos dos, va y viene el silencio. 

Jueves, once de marzo.

Al detenerse el tren, Mai dejó la lectura de Ángeles y Demonios para después, guardándolo cuidadosamente en su bolso.

Cruzó las piernas y recargó sus codos en las rodillas impaciente, viéndolo llegar del otro lado. Se sentó, como ya era costumbre, frente a la albina

Cambiando la rutina, de pronto la miró, ella devolvió la mirada y él suspiró. Mai cerró los ojos, el rubio apartó la vista.

Sentía como si apenas respiraba. Se encogió y se puso a temblar, como si de una niña pequeña se tratase.

Entonces pasó.

–Golden... –Pronunció ella entre tartamudeos, no muy segura de que ese fuera realmente su nombre.

Supuso que él pensaría «Que chica más tonta», mordió su labio nerviosa y algo arrepentida por lo que acababa de hacer.

Pero todo lo contrario, fue como si el tiempo parara. Se acercó a ella con una sonrisa.

–Apenas te conozco y ya te echaba de menos –Musitó –¿Me creerías si te digo que cada mañana rechazo el directo y escojo este tren?

No faltaba nada para llegar. Co aquellas palabras, en ese corto viaje, su vida cambió. Un día especial aquél once de marzo. Golden tomó su mano, llegan a un túnel que trae solo obscuridad total.

Con sus delgadas manos, la de luceros purpuras encontró el rostro del chico.

Tomó aire, llenándose de valor y lo besó en los labios.

Dijo que la quería antes de abrazarse. Mai, en respuesta, sólo le pudo regalar el último soplo de su corazón.














Noticia de último minuto: cerca de Madrid, cuatro trenes explotan en diferentes puntos. Las causas aún son desconocidas, pero se piensa que pudo haber sido un ataque terrorista.

Jueves ;; MaiGold/ GoldinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora