62: Tan cerca, pero tan lejos

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Un mes después...

CONNOR'S POV

Decían que las vacaciones eran para relajarse. Para olvidarse de todos tus problemas y vivir la vida.

Al parecer mi madre tenía otra concepción.

-Connor, tienes 18 años. No voy a dejar que seas un sedentario mantenido.- reprochó, cruzando sus brazos en el umbral de la puerta de mi habitación.

-Mamá...- me removí en la cama, cansado de sus planteos- Tengo toda la vida para trabajar y hacer ejercicio. Déjame descansar por un puto mes, Dios mío.

-¡Cómo si hubieras hecho algo en todo el año!- habló sarcástica- Vamos, vamos, levántate.- comenzó a decir mientras se acercaba a mí y me intentaba sacar de la cama.

-¡Mamá!

-Bastante que tu madre te tiene que conseguir una entrevista de trabajo, ahora lo mínimo que puedes hacer es ir.

-¡Mamá, suéltame!- seguía quejándome, intentando liberarme de su agarre.

-Tampoco te inscribiste en una universidad, ¿aunque sea haz pensado qué quieres estudiar?

Permanecí en silencio.

-Esa es mi llamada para obligarte a ir hoy.- habló segura, volviendo a tirar de mí.

-¡Oh, vamos!

Finalmente, con el poder y fuerza que el mundo le otorgaba a las madres, pudo sacarme de la cama y hasta logró que me diera una ducha y saliera de mi casa. Yo estaba perfecto en mi cama.

-¡Y no la cagues, que Stan es mi amigo!- exclamó cuando estaba saliendo de la casa. Rodé los ojos y cerré la puerta.

Me encantaría que me fuera muy mal y hasta le diera vergüenza volver a hablar con su amigo, el dueño de la cafetería- sí, mi madre me había conseguido una entrevista en una CAFETERÍA, lo que menos quería era ser un asqueroso mesero-. A ver si así aprendía a no obligarme a trabajar.

Una vez que llegué, ingresé cauteloso al lugar y me acerqué hacia la caja.

-Hola, busco al dueño, Stanley Maxwell.- me dirigí hacia el chico que se encontraba allí- Soy Connor Miller, vengo por una entrevista de trabajo.

-¡Querido Connor!- exclamó un hombre de unos tempranos 50 saliendo del interior de la cocina- ¡Ven, pasa, pasa!

Le sonreí suavemente al chico al que me había dirigido hace un instante y seguí al supuesto Stanley.

-¡Estás enorme! Hace mucho que no te veía.- comentó palmeando mi hombro. Sonreí algo incómodo, ni siquiera me acordaba de él- Entonces, ¿ya trabajaste alguna vez en una cafetería?

-Emm... No.

Stanley lanzó una carcajada.- No importa, aprenderás. ¿Qué tal tu estabilidad?

-No tengo demasiada.- mentí. Era muy bueno coordinando mi cuerpo, por eso era tan bueno en los deportes. Pero, como dije, no quería este trabajo. Y mucho menos tener que ponerme ese horrible delantal que usaban los meseros.

-Mmm, bien y... ¿Con las matemáticas?

-No entiendo cómo pude graduarme.- hice una mueca.

-No te preocupes, para eso están las calculadoras.- me examinó completo- Eres apuesto, agradable, linda sonrisa. Estarás en la caja.- comentó y siguió caminando.

MY FUCKIN' CLASSMATE (1° y 2° Temporada) ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora