Trailer/demo libro.

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Camino sobre el frío hielo de invierno. Sobre el lago Whisper. Nombrado así por las historias que cuentan los viejos sobre niños desaparecidos que supuestamente perdieron la vida aquí, ahogados. "Whisper", susurro en ingles. Llanto, depresión, agonía. Este lugar tiene muchos recuerdos y enmascara tantos misterios. Por eso, es mi lugar favorito.
Justo ahora, llevo los patines de hielo que odio pero que siempre uso ya que no tengo mas. Un gorro rojo que poco combina con mi bufanda negra y guinda, unos guantes sin dedos, unas orejeras increíblemente afelpadas rosas que odio y que posiblemente no odiara tanto si tan solo la tía Merry hubiera escuchado cuando dije que el color rosa me traía malos recuerdos y si me dieran algo rosa lo usaría solo por compromiso y solo un día, en navidad. Nada mas. Llevo también mi falda azul, con mallas negras, y con mas agujeros de los que puedo contar.
A pesar de que esta helando, no siento el frío. Es como si los obsequios del año pasado aún tuvieran esa calidez de cuando fueron abiertos. Es como si el calor de la chimenea aún se conservara en ellos.
El lago Whisper se encuentra a diez minutos de la casa de mi abuela, no tengo que caminar mucho para llegar. A pesar de que tengo prohibido venir -Y mi madre me lo recuerda a diario- siempre vengo. Hoy es 24 de diciembre, mañana es navidad y pasado solo un día normal;  la emoción del pequeño pueblo se siente desde muy lejos. Las casas brillas en la nieve, y las personas visten trajes típicos de 1947, es como si el tiempo hubiera pasado solo para las construcciones, ya que se conservan las costumbres. Muñecos de nieve, renos, muñecos de Santa Claus en cada patio de cada casa, de cada lugar a donde voltees. La mayoría de las personas aquí suelen usar la misma gabardina negra o café con sus bufandas tejidas a mano, y sombreros elegantes (yo los llamo sombreros de mago), todos los días 24 de diciembre de cada año. El señor Hopplins saluda a la señora Clots cordialmente, se quita el sombrero y dice "Buenas noches, señorita", a pesar de que ella ya no sea una señorita. Ella no muestra señal de que le importe, o de prestarle siquiera un poco de atención. Pobre de él. Todos los años los veo a través de las ramas, desde el lago. Miro la luna, esta en perfecto circulo, sin nube que la interrumpa. Mi padre solía decir que siempre fuéramos como la luna, que a pesar de ser tan majestuosa y admirada por muchos, siempre conserva su luz sincera, y nos libra de las tinieblas. No distingue razas ni clases sociales, y siempre esta para todos. Él decía que si la luna fuera una persona, probablemente seria Emma Watson.
Creo que ya es algo tarde y debería volver a la casa, no quisiera que mi madre note mi ausencia y me prive de mi libertad dejándome  en mi habitación hasta las doce de la noche como el año pasado. Cuando sucede eso y mi abuela se da cuenta, suele dejarme salir sin decirle a mi madre, y me esconde en su habitación comiendo galletas.
-¡Lucy! -se escucha un grito.
Demonios, creo que ya notaron mi ausencia. Intento correr pero la nieve no me lo permite, cada paso que doy es como si no avanzara, mis pies se entierran en la nieve como si fuera arena movediza de caricatura. Intento no pensar en mi madre gritándome frente a los vecinos mientras yo finjo demencia de algo que sé que provoque.
He logrado salir del bosque, las luces de las casas en mi rostro me hacen sentir bien, y me ayudan a crear una excusa perfecta para mi madre: "Estaba con el señor Hopplins, ya sabes que nunca tiene compañía en navidad. Solo quería hacerle pasar un buen rato". Llegue a casa, y como ya imaginaba mi madre se  encuentra con mi abuela y los vecinos, están junto al viejo buzón de madera en la acera, y aunque sé que ella sabe donde estaba la noto algo preocupada.
- Pensé que no llegarías a tiempo - Dice ella cuando me ve llegar y se aparta de los demás.
- ¿A tiempo? ¿A tiempo para qué? -respondo confundida. Ella no suele hablar tan calmado cuando esta preocupada.
- El señor Hopplins, junto con los demás vecinos, pasarán la navidad este año con nosotros, y no quería que él llegase y no estuviéramos todos para recibirle. Ahora, ¿podrías decirme donde estabas?
Ella acaba de arruinar toda mi excusa.
- Estaba en el jardín de la señora Clots - Mentí - Le ayudaba a despejarlo de la nieve. Ya sabes que ella esta algo vieja y no puede hacer muchas cosas.
Creo que es la mejor excusa que he creado, pero pienso algo en ella no encaja con el momento.
- ¿Ayudabas a la señora Clots a despejar su jardín de la nieve?
- Si.
- ¿En patines?
- Demonios. Juro que esta ves no tomé las flores venenosas...
- Entra - me interrumpe. - La señora Clots espera en la sala y tiene un regalo para ti.
Ella regresa con los vecinos y juntos entran a la casa. Mi abuela me ve y sonríe mientras camina hacia mi.
- ¿El lago de nuevo? - pregunta, y sin esperar respuesta continua - Ahora lo hiciste mejor que el año pasado. Creo que si la señora Clots no hubiera llegado temprano, tu madre se la hubiera creído por completo.
- Gracias.
Me quito los patines, le tomo de la mano y ambas caminamos a la casa. Al entrar, veo que la chimenea esta prendida, conserva la fachada del año pasado y los mismo adornos: calcetines rojos colgados en el borde del ladrillo, con los nombres de todos mis tíos, primos y hermanos. También unas fotografías muy viejas de mis abuelos junto a un pino de navidad gigante, que según las historias que me contaba mi abuelo (antes de fallecer), era la atracción de este pueblo. En la sala se encuentra el señor Hopplins y el señor Rons, ambos vestidos muy elegantes sosteniendo un pequeño regalo cada uno. En el sofá esta la señora Clots, lleva un vestido negro, con una bufanda y una tipo gabardina negra, también tiene un regalo pequeño en sus manos. Junto a ella, mi tía Merry, su estilo de vestir es diferente a todos, ella solo lleva puesto un pantalón azul y un suéter que dice "Te amo mami", que apostaría lo hizo mi abuela. Junto a la ventana se encuentra el árbol de Navidad, esta adornado con copos de nieve de plástico de hace algunos años, esferas azules y plateadas, y en la punta lleva un gran listón azul en forma de moño. Ya son las 11:50 y aún no comienza (lo que yo llamo) la acción aquí. Subo las escaleras hacia mi habitación provisional de navidad, tomo mis pantuflas de vaca y regreso a la sala. Todo esta calmado, los adultos hablan de mi padre, que era un buen tipo y querido por todos aquí, y que mi madre tenia una gran suerte al haberse casado con él. La nostalgia invade mi cuerpo y mi cabeza se llena de los recuerdos de él antes de irse a la guerra. Intento contener las lagrimas, para mi es algo duro el que él no estuviera conmigo estos últimos tres años. Intento ser fuerte. Pienso en todo lo que viví , y en como se lo contaré cuando regrese, como organizaré las anécdotas para que él pueda entenderme y no se confunda como solía pasarle cada ves que le contaba alguna historia. De pronto siento un abrazo y levanto la mirada, es mi madre, los demás me miran con una cara de tristeza y pienso en como me he de haber visto para que hubiera llamado su atención. Seco las lagrimas que no note cuando salieron y miro el reloj, falta un minuto. Todos comienzan una cuenta regresiva desde el sesenta y ponen sus obsequios en la mesa de centro. Cuarenta y ocho, cuarenta y siete.  La tia Merry me mira con una cara alegre, mi madre se levanta y se pone a su lado. Treinta y seis, treinta y cinco. El señor Hopplins y el señor Rons se toman de la mano, y convencen a los demás de que hagan lo mismo. Veintiuno, veinte, diez y nueve.  Solo falto yo para cerrar el circulo de sentimientos, tomo la mano del señor Hopplins y la de mi madre y pronuncio con ellos los números restantes: diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro... de repente tocan la puerta, e involuntariamente suelto las manos y corro a abrir. Tres, dos... Abro la puerta.
- Uno. - Es mi padre, con un obsequio con mi nombre, y un moño en la cabeza.

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⏰ Last updated: Dec 18, 2016 ⏰

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