Cap.38

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Maratón 3/3

-¿Entonces?-Pregunté entre besos.

-¿Entonces qué?-Se separó y me dedicó una sonrisa.

-¿Qué somos?-Frunció el ceño- O sea, digo que...

-Ya, ya entendí.-Me cogió de la cintura y no pude envitar sonrojarme- Más que amigos... somos más que amigos...-Me sonrió y salimos de ese pequeño hueco para mostrarnos ante nuestros amigos.

-Buenos días.-Saludé a Xenia, no la había visto en toda la mañana.

-¿Por qué habéis tardado tanto?-Nos miramos mútuamente.

-Nos entretuvieron algunas... cosas.-Inventó Kendall y Xenia me miró frunciendo el ceño.

-Bueno, pues quería decirte que...-Sonó el timbre- Ahora ya da igual.-Rió Xenia.

-A nosotros nos toca... ¿Que nos toca?-Pregunté a Kendall.

-Informática... vamos juntos.-Me sonrió y era lo mejor que me podía pasar. 

-Bueno, pues ya nos vemos en la clase de después... Mejor dicho, en la cafetería.-Dijo James y todos asintieron. Ahora nos tocaba a Kendall y a mí.

-¿Hasta cuando lo vamos a mantener en secreto?-Le pregunté al rubio mientras caminábamos a clases.

-No sé... hasta el baile. Sólo un mes, no quiero... No quiero que todo el instituto se entere con sólo un mes que falta para terminar.-Asentí.

-Bien... como quieras.-Llegamos al aula y nos sentamos juntos.-¿No crees que notarán algo si vamos siempre juntos?

-Puede... pero sólo esta clase.-Me hizo pucheros y no pude evitar reír.

La verdad es que me gustaba esa asignatura... pero me gustaba más admirar su dorado cabello. Y sí, con un sólo día, me enamoré un 50% más de lo que estaba enamorada antes. Alguien se sentó a mi lado, no pude evitar volverme a ver.

-Si es...-Me levanté y me senté a la otra silla que estaba al otro lado de Kendall.

-Oh, ¿Ahora me tienes miedo?-Preguntó la pelirroja sonriendo.

-Qué quieres Samantha... ¿No viste todo el dolor que ocasionaste?-Dijo Kendall.

-Sólo quiero que vengas al parque... tendrás una sorpresa.-Me pareció ver como Kendall se enfadaba más y más.

-¡Joder con el parque!-Dijo exaltado, aunque con el ambiente que había, nadie se giró a verlo- Primero le envías un e-mail a Logan diciéndole que vaya conmigo al parque, luego tu primo obliga a mi hermana a que me lleve al parque... ¡Incluso le pegó! ¡Eso es denunciable, Samantha!-¿De qué hablaba?

-Lo sé. A veces Carlos... No se controla.-Miró abajo- Pero de verdad que necesito que vengas. Por favor...

-No. No pienso ir. Ni ahora ni nunca... No quiero volverte a ver, Samantha, me hiciste mucho daño... 

-Eso fue antes.

-Pero ahora también.-Negó con la cabeza- Hace dos años ya rompimos por eso, eres una manipuladora... Y hace apenas una semana, te pones a reñir con (Tn)_____... Aléjate de mí.

-No Kendall, no... Somos amigos, ¿Recuerdas?-Sonrió melancónica.

-No. Ya no.-Dijo secamente y la chica se levantó y se largó. Ya era hora.

Volví a mi asiento anterior, ya no se veía a Samantha. Estaba por preguntarle a Kendall lo ocurrido. Si era cierto que éramos "más que amigos" me lo contaría.

-¿Estuvistéis saliendo?-Pregunté con un hilo de voz. Esa pregunta le dañaría... y no quería que recordara cosas por culpa mía.

-Sólo tres semanas... Pero de eso ya hace mucho.-Sonrió.- No estarás cel...

-¡No estoy celosa!-Reí- Sólo... da igual. ¿Qué pasó con tu hermana?

-Pues la verdad... Samantha está enferma del cerebro o qué se yo, pero la chiquilla envió a su primo para que amenazara a mi hermana para que yo iera al parque.

-Vaya...-Le miré- ¿Y piensas ir?-Negó con la cabeza.

-No voy a ir... No soy su mayordomo.

-Bien dicho.-Le palmeé la espalda.-Quedan cinco minutos para salir...

-¿A qué te refieres con eso?-Preguntó inocente.

-A que cuando cambiemos de clase... Estarán todos nuestros amigos, y no nos podremos sentar solos.-Le expliqué.

-Sólo dime una cosa... ¿Estás celosa?

-¿Celosa? Ya estará bien... Por segunda vez, NO, no estoy celosa. -Me miró divertido- Pero si que tengo ganas de hacer una cosa.

-¿Qué cosa?-Le agarré de la camisa y uní nuestros labios por segunda vez en el día. Nadie estaba a última fila, el profesor no miraba y todo salía a la perfección.-Me gusta que tengas ganas de besarme.-Noté como sonreía. 

Nuestros labios se mezclaban tan suavemente, dulcemente. Sin duda, estos eran los más melosos que había probado. Y los únicos. Pasó su mano derecha hasta llegar a mi cuello, mientras que la otra, acariciaba mi cintura. Yo, por el contrario, tenía mis manos en su pecho. En su musculoso y rígido pecho. Su perfume me volvía loca, me encantaba su olor. Olor a hombre, hombre de verdad. Hasta que... sonó el timbre. Y nos hizo separarnos bruscamente por miedo a que nos descubrieran. Un amor prohibido.

Juntos hasta el fin (Kendall Schmidt, Logan Henderson & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora