Tu me enseñaste el coraje de las estrellas, antes de irte.
Ellas salen para amantes como nosotros, a guardar todos sus secretos.
Para esconder la verdad con su luz infinita y soportar el dolor del sol al amanecer.
Para sembrar de raíz la esperanza de ser interminables sus uniones y hacernos vulnerables por las noches.
Para que pudiesemos existir y que el hilo nos haga encontrar en cada vida.
Es que las estrellas reconocen los humanos por mas años de los que nuestra mente podría contar, ellas cuentan los besos que se dan, multiplicados por la fuerza que los empuja a despertar cada madrugada, sin agregar a la ecuación el deseo inexplicable de verse, poniendo en tercer planos sus sueños, que quedan desplazados a una tercera dimensión de la que solo ellas conocen.
Mis más sinceras disculpas a las estrellas, por revelar su magia, en verdad fue un placer descubrir la en pleno acto.
