Solo Tu Y Yo

~

"I'll be you gravity, you be my oxygen. [...]
'Cause I'm telling you, you are I need. I promise you, I never leave."

Había sido un día de mierda. En el trabajo/caso de hoy se estresó bastante. Dean odiaba las brujas y que una bruja furiosa le moliera a golpes como si fuese un saco de box le cagaba de verdad.

Se tiró en la cama nada más llegar al motel y cerró sus ojos. A pesar del cansancio y el sueño el aún no podía dormir. No podía dormir sin cerciorarse que su hermanito lo hiciera primero.

Abrió los ojos y se quedó observando la espalda desnuda de Sam. Éste estaba de espaldas hurgando entre sus cosas a por una camiseta. En la cacería de hoy su camiseta quedó muy rasgada y sucia, obvio no la volvería a ocupar.

Dean siempre había admirado a su pequeño Sam. Desde que eran niños el mayor le había cuidado y amado como nadie nunca lo haría. Obviamente que ese sentimiento de amor fraternal creció y creció hasta que se convirtió en algo más profundo, algo más prohibido. Dean amaba, miraba y pensaba en su hermano de una manera que tenía que ocultar. Sentía miedo por esos sentimientos, sentimientos que le habían llevado a cometer una locura tras de otra, pero era su pequeño Samm y él no podía luchar contra ello.

Sam se giró y ambos se vieron a los ojos, sin pestañear para no perder el contacto ni por un milisegundo. El menor sintió un ligero cosquilleo en su panza y sus mejillas se tornaron rosadas. Tan solo una mirada de su hermano mayor y él ya estaba en las nubes. Pero Sam nunca había sentido eso con nadie y él no sabía que significaba.

Dean señaló un espacio a su lado y de manera robótica Sam caminó hacia él. Como si Dean fuera una especie de dios que le diera una simple orden y el en seguida la acataba. Sam se sentó al lado de Dean, éste último le miraba aún acostado en la cama.

Dean deslizó su mano por todo el rostro del menor, trazando desde su nariz hasta su barbilla. Pasó sus dedos por los párpados y luego dibujó toda la línea de sus labios. Sam, se estremeció, se sentía hipnotizado. El toque de su hermano le había gustado.

-ven aquí, Sammy.-dijo Dean con la voz ronca. Sam otra vez obedeció y se tumbó al lado del mayor.

Nunca se apartaron la mirada. Sam se acercó a su hermano y colocó una mano en su cintura, acercando más ambos cuerpos. Dean repartió besos en todo el rostro del menor, claro, omitiendo besar sus labios. Sam obviamente notó ésto y capturó los labios del mayor en un corto y suave beso.

Ambos sintieron llegar al cielo con tan solo probar los labios ajenos. Ambos sentían que podían vivir así por siempre.
Solo ellos dos.

Dean sonrió una vez separarse de los dulces labios de su chico y escondió su cabeza en el cuello del menor.

-Sammy, tu eres mi debilidad.-susurró sintiendo su corazón explotar de emoción. Sam no lo había rechazado, eso significaba que Sam también tenía sentimientos por él.

-te amo Dean.- y dicho ésto ambos cayeron dormidos. Llenos de alegría y el corazón acumulado en emoción.

Quizás fué el sueño que los llevó a hacer tal acto demostrativo de sentimientos. Quizá ninguno pudo soportar más y simplemente se aventuró a hacer lo que hicieron esa noche. Pero eso no importa, lo importante es que ahora ambos por fin estarían realmente juntos. Realmente unidos. Todo lo demás, todo lo que viniese después lo resolvería juntos, como siempre.

Sí. Siempre serían ellos dos contra el mundo. Si Dean se sintiese triste, depresivo, si Dean perdiese el control Sam estaría ahí para traerlo de vuelta.

Si Sam tomase malas decisiones, si Sam de confundirse, si Sam se sintiese fuera de lugar Dean estaría ahí. Porque Dean siempre sería ese lugar al cual regresar.

Siempre serían Sam y Dean. Dean y Sammy. Eso nadie lo cambiaría. Nunca.