Evan caminaba hacia la escuela mientras repasaba mentalmente todo lo que había estudiado la noche anterior, tenía unas marcadas ojeras y los párpados le pesaban, pero valía la pena, si ganaba ese examen pasaría la materia en limpio.
Lo único malo es que era otro amargado lunes, otro pésimo día, otra aburrida jornada...
«Oye, ¿esa no es la emo?» Pensó al ver esa negra y larga cabellera, esos ojos tristes y melancólicos. Estaba sentada leyendo en una banca afuera del Instituto; se tentó a acercarse, pero el timbre sonó y ella tomó sus cosas inmediatamente para irse a su aula.
-Y entonces...- Era hora del almuerzo y Evan hablaba con Leo sobre la chica -Ahora estás paranoico y ves a la emo en todos lados
-No molestes Leo, no la veo en todos la... Oh ahí está.
-Ni Li vii in tidis lidis
-No es paranoia, tu también la puedes ver ¿Cierto?
-Si, si la veo, relájate- Leo hizo una pausa y se pasó las manos por el cuello -Hablando de cosas, ¿Que tal te fue en el exámen?
-Creo que bien, confío en que valió la pena la tranochada.
-Pues, gracias a cierto individuo que se negó a darme las respuestas, creo que tendré que quedarme para las vacaciones de verano.
-No es mi culpa que no hayas estudiado
-¡Si estudié! Anoche me clavé hasta las ocho y treinta de la noche estudiando.
-Te llamé pasadas las ocho y no fue hasta eso que te diste cuenta de que había examen.
-Si claro, chico listo.
-No veo porque lo dices como un insulto.
-Amargado entonces.
Evan rodó los ojos y desvió la mirada hasta encontrarse de nuevo con la chica emo que parecía perseguirlo últimamente desde la lejania y el anonimato. Era intrigante, misteriosa, y eso a Evan parecía serle muy interesante.
-¿Por qué no le hablas?- La pregunta de Leo le sacó de trance
-No le voy a hablar, te he dicho que no me llama la atención.
——— • —— • ———
-Hagan grupos de dos para las actividades del libro, página 78, puntos 1, 2 y 4- Dijo el maestro de Geografía.
Evan y Leo se hicieron juntos, obviamente; cuando estaban a punto de comenzar con el trabajo el maestro les llamó.
-Evan, muchacho, deje que por primera vez su compañero se haga cargo de su propio trabajo y usted acompañe a la chica nueva, la del fondo.
Evan miro en dirección al lugar donde el hombre de apenas pocas canas le señalaba. Ahí estaba, la chica, la emo, la... no creo que haya que describirla, ya se sabe quien es.
-Em... Claro- Respondió, tomó su maleta y dejó a su amigo confundido, pero en cuanto vio para dónde se dirigía, este le brindó una mirada burlesca.
Evan tomó una silla y dudoso se acomodó junto a la chica emo, quien al verlo frunció en el ceño.
–Prefiero trabajar sola– Comentó ella.
–El maestro me ha pedido que te acompañe, si quieres cada uno hace el ejercicio por su lado y no tenemos problema
–Me parece bien
Al cabo de unos cinco minutos la chica cerró abruptamente su libro y miró al chico.
–Eres el de la cafetería ¿No?
–Mucho gusto, Evan– Contestó extendiendo su mano a la chica, quien rechazó el gesto.
–Mikaela
–Lindo nombre.
–Los halagos están demás– Dijo ella con brusquedad.
–Los halagos son una forma de expresar las cosas que te agradan, y no he dicho nada subido de tono como para que me trates de esta manera.
–Así trato a todo el mundo.
No se había dado cuenta de que su pequeña discusión había subido de a poco en volumen y el profesor se vio obligado a callarlos.
–Una pregunta– Susurró Mikaela –¿Tu amigo tiene novia?
Esa pregunta tocó algo en Evan que sin duda no se sintió bien.
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Tal vez
Teen Fiction"La vida nunca es como te lo esperas, pero no te aflijas, algo bueno ha de pasarte después de tanta desdicha, mi querido Evan."