Las horas pasaban muy lentamente.
Y, a decir verdad, todos parecíamos estar sufriendo junto con Thomas.
Él a penas hablaba, lo único que salía de su boca eran jadeos y una fuerte tos acompañada de pequeñas gotas de sangre...
Pero estoy segura de que el dolor que sentía Thomas ni siquiera se podía comprar con ninguno del que sentíamos nosotros al verlo así.Teníamos miedo.
Era la primera vez que nos enfrentábamos a algo así.Su fiebre era muy, muy alta. Y no necesitábamos un termómetro para afirmar aquello, su frente casi abrasaba la mano de quien trataba de calcular aproximadamente su temperatura mediante el tacto.
Ahora, Thomas dormía. Su mujer, Gretta, protegía y cuidaba su sueño, permaneciendo a su lado en todo momento.
Lydia y Amy estaban en los alrededores, sin alejarse demasiado, buscando algunas frutas o algo comestible. Todos estábamos hambrientos. Teníamos demasiados problemas que solucionar, y muy pocas ideas.Estuve pesando por un largo rato, y llegué a la conclusión de que no podía quedarme quieta, sin hacer nada. Siempre he sido una persona bastante paciente, pero en una situación así, donde la presión me obliga a actuar, esperar no está entre mis opciones.
Durante aquel día pasado, no había podido dejar de pensar en mi madre. Qué sería de ella, si estaría bien, o si podríamos encontrarla.
Entonces, se me pasó algo por la cabeza.
¿Y si volvíamos a la ciudad para buscarla? Allí podríamos hacer muchas cosas más. Necesitábamos comida, y con suerte, encontraríamos medicina para Thomas. Todo apuntaba a que era una buena idea.— ¿Estás loca? La ciudad está infestada de mads. Es demasiado arriesgado. — exclamó Lydia cuando revelé mis pensamientos, mirándome como si hubiera perdido el juicio.
— ¿Te parece menos arriegado quedarnos aquí y morir de hambre? ¿Y dejar morir a Thomas? ¿Todo eso es mejor acaso? — respondí, manteniendo la calma. Sabía que mi idea no era tan descabellada, y que, con un poco de ayuda, podría llevarla a cabo perfectamente.
— A mí no me parece algo tan ilógico, todo lo contrario. Necesitamos soluciones, y aquí no estamos haciendo nada más que esperar nuestra muerte. Al menos eso parece. — añadió Ben, colocándose junto a mí para mirarnos a las dos. — No encontraremos comida en este bosque, al menos no lo suficiente para todos. Y, aunque no hemos querido admitirlo, si Thomas sigue así, lo más posible es que muera. Necesita medicamentos.
Las palabras de Ben me convencieron aún más de que debíamos ir, sí o sí. No había otra opción.
Lydia suspiró, y nos miró con aire dubitativo. Sabía que teníamos razón, pero no quería admitirlo por el riesgo que suponía. Aunque finalmente, terminó cediendo.
— Bien. Y en ese caso, ¿Qué planes tenéis para llevar todo esto a cabo?
— He estado pensando en ello, y quizás podría ir con Ben mientras los demás cuidáis de Thomas. — expliqué, rezando por no obtener más objeciones. — Confío en ti para cuidar a Amy. Necesito encontrar a mi madre, Lydia. — añadí mirándola firmemente a los ojos.
Ella trató de decir algo, posiblemente alguna queja. Pero se interrumpió a sí misma, y asintió pesadamente.
Ben no dijo nada, lo cual dio a entender que estaba de acuerdo con todo lo propuesto. Asintió, y se dispuso a hablar tras un pequeño silencio.— Saldremos en unas horas, deberíamos ir preparando todo lo necesario. Posiblemente tengamos que pasar algunos días fuera, un par, como mucho. — asentí ante sus palabras, y lo observé alejarse hasta su tienda.
Suspiré, sintiendo bastante estrés. Ahora, debía comunicarle la noticia a mi hermana pequeña. Y aquello sí sería un reto.
Aunque quizás el hecho de que buscaría a nuestra madre, la disuadiera para no oponer resistencia.[ . . . ]
Ben ya se encontraba fuera de su tienda, con una mochila a su espalda, y afilando el único arma blanca del que disponía. Habíamos decidido que llevar a la ciudad el resto de armas que habíamos encontrado, sería prácticamente un suicidio. Pues el estruendo que dichas armas provocarían, atraerían la atención de cualquier mad cercano. Aquella idea quedaba totalmente descartada. Tendríamos que valernos a base de cuchillos y puñales.
Salí de mi tienda con mi mochila preparada. Aunque realmente había poco que preparar, más bien era una mochila casi vacía, con el objetivo de traerla de vuelta llena de provisiones y medicinas.
Me reuní con Ben, soltando un pequeño suspiro, asimilando lo que nos esperaba. Él dió unas pequeñas caricias en mi hombro, tratando de calmarme. Lo miré, agradecida, y asentí.Fue entonces cuando vi a mi hermana pequeña acercarse a nosotros, con aire curioso.
— ¿A dónde vais?
— Amy... Vamos a volver a la ciudad. Buscaremos lo que nos hace tanha falta en estos momentos. Necesitamos hacerlo, no nos queda otra. — expliqué de forma paciente, tratando de no alterarla. Aunque ya veía en sus ojos las palabras "No puedes dejarme sola, Beth."
— Pero... — musitó ella, sin saber qué decir.
— Tengo que buscar a mamá. — aquello salió de mis labios automáticamente, mirándola a los ojos. Aquello pareció cambiar su mente por completo. Lo noté.
Me didicó una profunda mirada, y asintió. Esta vez pude estar segura de que sus ojos me decía "Encuéntrala".
Me incliné, y nos abrazamos fuerte.Era hora de irme.
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This is not a zombie apocalypse.
HorrorNo, no es la típica historia de película, en la que un virus arrasa un 90% de la población. Es algo más realista. Todo lo realista que puede ser un apocalipsis, claro. No es como los supuestos muertos que se despiertan sólo para comer todo lo que se...