Capitulo I: Castigo.

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— ¿Estudiaste para el examen de historia?—pregunto un chico.

— ¡¿Examen de historia?!—Exclamo su amigo— ¡¿Cuándo hay examen de historia?!

El contrarío rodo los ojos—En unos quince minutos, nuestra próxima clase es de historia.

Para muchos un día en la preparatoria se podría describir así; hablar de asignaturas, escuchar chicas cuchicheando de chicos que le gustaban, chicos hablando de deportes o de actividades extracurriculares, un grupo hablando de cómo el club donde estaban se divertían o simplemente morían de aburrimiento de vez en cuando y en algunos casos simplemente compartiendo los diversos chismes recién salidos del horno aquella semana. Lo normal se podría decir

Mientras que para Shizuo, un día normal en la preparatoria Raijin era dar su visita casi diaria a la enfermería a que vieran y curaran sus heridas, hechas por un pandillas de idiotas o por un chico en particular, con complejo de Dios, que siempre andaba danzando por los pasillos molestándolo cada vez que lo veía.

Sentado tranquilamente en una silla, mirando por la ventana que daba directo al patio de la preparatoria; una enfermera con alcohol en sus manos, limpiaba con delicadeza los pequeños cortes en los brazos del rubio, Shizuo por su parte, aunque el pequeño ardor se alojara en estos, no le daba mayor importancia.

Casi todos los días era lo mismo.

Llegar al instituto, ver sus primeras horas de clases para que al momento de llegar el almuerzo un grupo de chicos cualquiera, buscaban pelea al escuchar que un supuesto chico de cabello rubio llamado Heiwajima Shizuo, era alguien con una fuerza incomparable capaz de acabar con quien sea en cuestión de segundos. Pero claro, siempre debía llegar el o los idiotas de turno a retarlo, el se negaba, después de todo no le gustaba la violencia; los chicos hacían que perdiera los estribos y listo, mientras el terminaba con pequeños moretones y cortadas, los otros se encontraban en el suelo inconscientes, y con el único pensamiento rondando por su cabeza de nunca más en su vida retar aquel chico.

Como había dicho. Estaba más que acostumbrado.

—Listo Heiwajima-kun— La dulce voz de la enfermera saco al chico de sus pensamientos — Espero que no vuelvas tan seguido, cuídate y no te metas en problemas.

En las partes donde antes se encontraban las heridas, ya estaban vendadas.

—Muchas gracias— Sin más que decir se despidió, inclinando su cuerpo un poco como muestra de agradecimiento.

Apenas colocar un pie en los pasillos, el contundente sonido de las voces de los estudiantes, lo aturdieron.

Algunos desviaron su mirada hacia él un tanto curiosos por las vendas en sus extremidades, mientras, otros simplemente decidieron ignorarlo.

Si no hacia mal uso de su memoria, en pocos minutos la hora del almuerzo terminaría, así que sin perder el tiempo, decidió encaminarse hasta su clase.

En el camino algunos chicos lo saludaron, el solo correspondía el gesto con un asentimiento de cabeza y algunas chicas le sonreían, dándole los buenos días.

Encontrándose a unos pocos metros de la puerta, el timbre dio el llamado a todos los estudiantes de dirigirse a sus respectivas aulas para ver clases de la materia que les tocaba en esos momentos; Shizuo entro a la clase, sentándose en su puesto habitual; vio como todos sus compañeros entraban un tanto apurados, dándose cuenta casi al instante como el cabello de color azabache aparecía por el umbral de la puerta.

Izaya con su característica sonrisa ladina y sus manos en los bolsillos de sus pantalones, se sentó en su pupitre, el cual—por una vil broma del destino o del universo— se encontraba junto al suyo a menos un metro de distancia.

Un Rumor En Raijin [Shizaya Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora