-Hoy vamos al río, si es que así se le puede llamar- Le dijo su madre mientras se vestía de forma veraniega debido al calor que hacía fuera.
-Vale, vale. Dame unos minutos- Respondió aquella chica de 15 años mientras se colocaba un short negro y una polera negra con un estampado de hora de aventura.
Apenas termino de vestirse fue a tomar desayuno caminando descalza fuera de la habitación. En seguida su madre miró sus pies y señalo que volviera a la habitación. Ella volvió, tomo los calcetines blancos que tenía junto con unos botines y se los coloco.
-Ahora si- Grito para ir a desayunar.
-Te demoraste mucho- Le grita su padre y ella al llegar ve que no quedaba nada para desayunar.
-¿Que les costaba dejarme algo?- Alegó ella haciendo un puchero.
-Mucho. Ahora nos vamos ¿Están listos?- Replicó su padre.
-Listos- Dijeron todos al unísono para en seguida subirse en el auto y dirigirse hacía el río. Una vez que llegaron, estacionaron el auto a la sombra y bajaron a recorrer el lugar.
Era más bien como un lugar turistico, pues habían hasta lugares de artesanías.
-Podríamos andar en bote- Sugirió su hermano.
-¿Sabes remar?- Le preguntó ella.
-No, pero aprendo- Le respondió impulsivo.
-Con esos brazos no creo- Dijo ella y se largó a reír.
-Lo acompañaras tú- Le dijo su madre, mientras su padre arrendaba un bote.
Ambos niños subieron y se arreglaron como pudieron para poder avanzar algo en el pequeño bote que andaban. -¿Como volvemos?- Se preguntaron ambos mirandose preocupados.
-Tenemos que hacer lo mismo que hicimos para llegar hacía acá, pero al revés- Dijo su hermano riendose.
Otra vez hicieron literalmente magia para poder volver y bajarse del infierno en el que estaban.
Una vez que llegaron, su hermano bajo en seguida y grito:
-¡Nunca más!- A lo que continuo riendo.
-Hija nosotros vamos a ver un rato los puestos y pasaremos a almorzar. Ahí nos alcanzas- Dijeron sus padres mientras la dejaban sola con el bote del cual no sabía como bajar.
~Primero un pie, después el otro~ Se decía a sí misma y eso mismo fue lo que hizo, hasta que cayó sentada en el piso. ~Al menos fuera del agua~ Se dijo e intento amarrar el bote para que no escapará. En ese mismo instante resbaló y mojo partes de sus botines; Y si no fuera porque alguien la había sujetado seguramente se moja toda la ropa que traía puesta.
-Con cuidado- Sonó la voz de un hombre.
-Perdón- Dijo ella dándose vuelta.
-Nada de que disculparse, solo ten cuidado para que no vayas a tropezar- Dijo él y esbozó una calida sonrisa.
-Eres bastante alto- Rió ella mirando hacía arriba. Aquel chico le ganaba por al menos 20 centímetros.
-Soy amable y... ¿Solo recibo esto?- La miró fijamente.
-Oh disculpa Mister simpatía- Dijo ella en un tono mas serio.
-¿Y tu familia? ¿Te dejo sola al igual que la mía?- Le preguntó mirando a sus alrededores.
-Sep- Asintió ella.
-Déjame amarrar bien eso y caminamos entonces- Acto seguido de lo cual amarró bien el bote y se acerco a ella.
-No puedo hablar con desconocidos- Ella miró bajo.
-Pues a mi me parece que nos conocemos de hace toda una vida- Dijo serio mirandola.
-Suficiente para mi- Sonrió y caminó hacía adelante mientras él la seguía.
-¿Sabes donde vas?- Pregunto él.
-Nop- Respondió ella.
Él solo la tomo del brazo y sin decir palabra alguna la llevó hacía un lugar que era bastante agradable, con muchas flores y gente que danzaba al compás de la música que tocaban en el escenario.
-¿Me permite una pieza?- Él estiro su mano a ella.
-En la cabaña que arrendamos solo hay tres, no quedan vacías- Dijo riendo.
-...De baile?- Dijo terminando la frase.
-No se bailar- Respondió ella apenada mientras sentía que una mano tiraba de ella y la movía al ritmo de la música.
Ella simplemente se dejo llevar ante tan cautivadores sonidos y dejo que aquel chico que no conocía la guiará al ritmo de la música.
Bailó como nunca antes lo había hecho, libremente, sin importar el que dirán de aquellos que los veían.
Ella termino abrazada, en el pecho de él y le preguntó:
-¿No hice el ridículo?- Solo reía.
-Y si es que lo hiciste, no lo hiciste sola, porque yo tampoco se bailar- Ambos se largaron a reír.
-Al parecer es cierto lo que leí por ahí- Dijo él de repente.
-¿Que cosa?- Preguntó ella.
-Que siempre bailarás bien si es en brazos de la persona indicada- Respondió él.
-¿Y de donde saliste tan poeta, Romeo?- Dijo ella, ya un poco cansada.
-Me gustan los poemas y un poco leer- Habló mientras se sentaban en el suelo a descansar.
-Bastante culto eh- Ella lo miró.
-Es tarde, tus padres deben estar preocupados- Dijo él mirando su reloj.
Alarmados, ambos fueron rápidamente donde se habían encontrado y ella vio que sus padres aún no llegaban.
-No están, no hay que preocuparse- Le dijo ella mas relajada.
-Esta bien... Pero antes...- La volvió a tomar del brazo y llevó a los puestos de artesanía.
-Escoge algo, yo lo pago, como un recuerdo- Le sonrió cariñosamente.
Ella recorrió cada artesanía con sus ojos y nada le llamaba la atención, nada que le recordara ese momento. ~Todo tan extravagante~ Pensó ella y él leyó su pensamiento.
-No te gusta nada- La miró riendo.
-Es todo tan...- Él la interrumpió
-Extravagante- Terminó la frase él.
-Eres un brujo o eres extraterrestre. Dime la verdad- Dijo ella y ambos rieron a carcajadas.
No dijeron nada y caminaron mas adelante donde encontraron otro puesto con artesanías. Ambos quedaron mirando las cosas que ahí había. Los dos fijaron su mirada en una sola cosa, se miraron mutuamente y asintieron.
-Los cueritos- Dijieron al unísono.
Él le hablo a la señora de la tienda para que le vendiera dos hilos de cuero, uno de color negro y otro de color morado. Una vez que los pagó, tomó ambos y la miró.
-Este para ti- Tomo la muñeca de ella y ató el cuerito negro en forma de pulsera.
-Y esta para mi- Hizo que ella le atará el cuerito morado a su muñeca.
-Ahora cada vez que yo vea mi muñeca, te recordaré y espero que tú a mi igual- Habló el mientras caminaba de regreso.
-No se ni siquiera quien eres- Termino de decir cuando apareció su familia.
Él le beso la mejilla y se fue.
-¿Quien era?- Preguntó su madre.
-Un amigo que conocí hace años- Dijo riendo ella.
Todos fueron a buscar el auto, pagaron el estacionamiento y partieron de vuelta a la cabaña.
~El color morado ahora es mi favorito~ Pensó ella mientras iban de regreso.
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Solo Un Sueño
FantasyElla no es una chica muy bonita, y mucho menos delgada. Es tan solo una niña gordita que tiene la suerte de encontrarse con un chico maravilloso. Lástima que solo sea un sueño.