Parte Única

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Parte Única

A M O R

Eso es lo que no te pude dar Yokozawa, no sabes cuanto me he lamentado por ello, creo que es inútil tratar de disculparme por ser un completo idiota, bueno, aún sigo siéndolo.

No te culpo de nada, en realidad, el fracaso de nuestra volátil e inestable relación no fue más que mi culpa. Para ser honesto, la desaparición de Onodera y la ruptura abrupta de nuestra relación juvenil fue demasiado para mi corazón frío que nunca había recibido amor.

Con Ritsu no tenía que fingir una sonrisa, me salía natural y es que ese niño sacó una mejor versión de mí, aquella que jamás pensé que existía, aunque cuando tenía la oportunidad de plantearmelo me preguntaba por qué me enamoré de ese chicos que era torpe, tartamudeaba y no sabía como besar. 

En estos momentos es en donde te das cuenta de que tu no puedes elegir de quien enamorarte, que es tu corazón quien lo hace y que a veces, no realiza las mejores opciones... pero si las que necesitas.

Aún recuerdo como en la escuela las chicas se confesaban ante mí, diciendo que conmigo se sentían que su corazón latía a mil por hora, otras amaban mi aspecto físico y una que otra vez llegaba chicos que querían romperme la cara debido a que su novia los había dejado por mí. Onodera vio eso muchas veces, una vez trató de defenderme, salió muy mal. Siempre me pregunté qué sentía él al ver como ellas a veces trataban de besarme.

Me imagino que duele, ya lo experimenté con el imbécil de Haitani.

Al fin y al cabo; yo lo amé, lo amo y lo amaré.

Cuando se fue, moví mar y tierra para buscarlo, pero todo mis esfuerzos fueron inútiles. Los días y los meses pasaron, no sabía nada y con él, mis ganas de volver a enamorarme se habían ido por el caño.

Cuando llegué a la universidad, mis planes sólo eran estudiar y quizá —aún aferrándome a mis esperanzas— podía encontrarle. Nos encontramos en un momento muy normal, estaba en la biblioteca, buscando nuevos libros para leer, hasta que te encontré arreglando un desastre que acababas de hacer, te ayudé y comenzamos a entablar una conversación.

Era agradable. Me sentía cómodo a tu lado y eras bastante gruñón, bueno, aún sigues siendo así. En esa época no buscaba el amor, sólo alguien con quien hablar y olvidar a Onodera y contigo encontré eso y mucho más.

Éramos compañeros y poco a poco, te empezaste a enamorar de mi. Jamás me percaté de ello hasta que tú mismo me lo dijiste.

No quería lastimarte, eras —y eres— muy importante para mí. Así que por ti decidí olvidar esa historia de amor juvenil que viví con ese castaño de ojos verdes y comenzar contigo.

No miento, jamás pude darte lo mejor de mí y quizá sea algo de lo que me lamentaré por bastante tiempo. Te lo juro, Yokozawa, traté con todas mis fuerzas, amarte... más de lo que amo a Ritsu; pero mis esfuerzos fueron completamente inútiles. 

Nuestra relación se basó en sexo y sentimientos vacíos. Al final no pude soportarlo, así que... decidí terminar contigo.

—Yokozawa, debemos hablar de algo —mi voz estaba muy fría, mas de lo normal.

—¿Qué pasa, Masamune?

—Bueno, quiero terminar contigo.

Tus ojos azules quedaron como platos, estabas tan impresionado.

—Deja de bromear —pediste soltando una risa nerviosa.

—Yokozawa, no estoy de broma —dije trabajando de sonar aún más realista—. Quiero terminar contigo.

Lo que nunca te di; Sekaiichi HatsukoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora