Al encender el ultimo cerrillo y mirar aquella bella imagen de su abuela una vez mas, esta callo en el suelo, fría y con esa sonrisa infantil dibujada en su rostro no paso mas que un par de horas, cuando de pronto un bello carruaje negro, que llevaba en el a un hombre bondadoso de traje refinado y canas en su cabellera y bastón de cedro negro detuvo a su cochero.
-¡¡Parad cochero, Parad!!- Exclamo aquel hombre al ver por la ventana a la pequeña criatura desmayada. Pronto el cochero como dijo su patrón paro y este se dispuso a bajar.
Al bajar de la bella carroza negra, tomo a la niña en sus brazos notando que tenía una fiebre alta y sus manos frías como el hielo mismo, con una sonrisa en su rostro el noble hombre de cabello blanco subió nuevamente a su carruaje con la niña en sus brazos, recostándola en su regazo pidió a su cochero continuar el camino. Pronto al llegar a casa el cochero abrió la puerta y el hombre con la pequeña en brazos agradeció cortesmente el viaje entrando a la gran casona, pronto al ser bien recibido por sus sirvientas y mayordomo, pidió que inmediatamente hicieran venir al medico y atendieran a la pequeña.
-Disculpe mi atrevimiento amo pero la niña solo tiene un poco de fiebre tal vez con un baño y un poco de chocolate caliente podremos hacer algo-
-Fantástica idea bien sirvientas bañad a la niña y arreglarla con un vestido de gala en cuanto despierte mandarla conmigo y la señora a la sala principal-
Toda la servidumbre atendió con gran habilidad a la pequeña y al terminar el baño y colocarse el vestido, esta despertó abriendo delicadamente sus ojitos azules y mirando la gran habitación y al mirar a donde la puerta un poco asustada, miro entrar una sirvienta.
-Ya desperto señorita, que alegría el amo la espera junto con la señora-
-¿Donde estoy?-
-Esta es la mansión de la familia Winston el señor Winston te ha recogido de las escaleras de la iglesia es mejor que seas una niña agradecida y obedezcas-
La cerillita asiento con la cabeza aun confundida y con su nuevo vestido verde con listón de seda y zapatitos de charol camino escoltada por la sirvienta hasta el salón principal donde adentro se encontraban el amo y la señora de la casa.
-Te tengo un regalo Amelía para este hermoso fin de año-
-¿Que puede ser tan hermoso para que pueda arreglas este año?. Tu sabes que estoy triste porque en todo este año hemos intentado una y otra vez tener un hijo y la casa de adopción no ha querido darme la oportunidad de adoptar a aquella pequeña- dijo ella con un tono de tristeza
-Lo se y por eso te tengo algo especial-
Al llegar a la habitación la sirvienta toco a la puerta delicadamente, arreglando bien a la pequeña niña.
-Creo que tu regalo ya esta aqui cierra los ojos sin trampas-
La señora Amelía hizo caso a su querido esposo cerrando los ojos aun con una expresión indiferente, mientras la niña caminaba de apoco a la habitación asombrada por lo grande que era. Al entrar el señor Winstón la acomodo frente a su esposa.
-Bien querida abre los ojos-
Cuando la señora Winstón abrió los ojos quedo asombrada al ver a la pequeña rubia de ojos azules, sonrío de alegría y abrazo a la pequeña.
-Pero que bonita es mira esos caireles hermosos y esos ojitos azules son como los míos me encanta. Oh amor este es el mejor de los obsequios- La señora lloraba de alegría abrazando a la pequeña cerillerita.
-Me alegra que te guste amor lo mejor para ti-
-Dime mi niña ¿Como te llamas?- Dijo la señora sentándola a su lado
-Me llamo Elisa- Respondió algo tímida
-Que hermoso nombre desde hoy seré tu mamá Elisa lo que quieras puedes pedirlo ropa juguetes lo que gustes-
-¿Usted va ha ser mi mamá? ¿Y voy a vivir en este castillo gigante?-
-Veras Elisa mi esposa y yo no podemos tener hijos por eso te he recogido del frío, a nosotros nos gustaría adoptarte como nuestra hija- dijo el señor Winstón fumando su pipa
-G-Gracias de verdad gracias soy feliz quiero quedarme aquí-
La señora Amelia quien ahora era madre de la pequeña cerillera la tomo de la mano y la hizo sentar a su lado en el gran comedor donde las sirvientas trajeron miles de manjares, pavo, ensaladas y pasteles deliciosos, la pequeña niña sonreía y sus ojos se iluminaban al ver tal maravilla, pronto en su plato sirvieron la sopa que probo y termino con un rubor en sus mejillas, pasando lo mismo con el postre y con el plato fuerte. Después de la deliciosa cena Elisa y su madre se sentaron a la luz del fuego mientras esta le leía una historia.
-Bien Elisa que gustaría que te leyera- Dijo esta abriendo el libro de cuentos.
-Me gustaría escuchar el cuento de la sirenita mi abuela solía contármelo antes de dormir-
La madre de sonrío dando inicio a su lectura hasta que la pequeña se quedo profundamente dormida, cuando hubo ocurrido eso el señor Winstón mando a recostar a la pequeña a su alcoba. Al dar la medía noche se escucharon las campanadas de la gran catedral que despertaron a la pequeña, al mirar su cama y su habitación se asomo a la ventana donde la nieve caía se postro en el marco de esta y juntando sus manos agradeció.
-Querido Dios, muchas gracias por mandarme estos papitos nuevos te prometo ser buena niña y portarme bien, también quiero que le digas a mi abuela que soy muy feliz, agradezco por la comida que hoy se me ha dado y prometo rezar mi rosario todas las noches al lado de mis nuevos padres, por favor bendice a todos esos niños huérfanos como yo y al señor Winstón por adoptarme. Amen-
Cuando la pequeña hubo terminado de rezar sus agradecimientos se sentó en su cama y tomo un conejo de pelpa abrazándolo y volviendo a dormir tranquilamente en la cama, soñando con todo lo hermoso que había vivido en unas cuantas horas.
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La cerillera -Final de LunaX16
FanfictionEn el crudo invierno donde una pequeña huérfana se calienta en las escaleras de la iglesia con sus pequeños cerillos, mientras enciende uno por uno queda en el suelo desmayada hasta que, un hombre en un carruaje para enfrente de la iglesia donde ya...