El pueblo más cercano por el camino viejo estaba a dos días en carreta, no era una buena ruta por las subidas y las bajadas. Además estaba frío la mayor parte del tiempo, con muchos guardias a cada lado de la brecha, moviendo sus manos y dando órdenes, al menos eso era lo que parecía cuando uno hacia el recorrido de día. Siempre era bueno hacer el trayecto con un par de perros, para que alertaran de cualquier inconveniente. Al mismo tiempo que retozaran siguiendo a los patos y a las liebres o quizá para acompañar a los otros viajeros que rara vez se veían por ahí.
Una vez en el pueblo más próximo, la jornada era de una semana, para finalmente alcanzar un barco con rumbo a cualquier parte del mundo o para llegar desde cualquier parte, como le sucedió a ella.
Pocas maletas acompañaban a esta dama que llegaba orientada por viejas cartas y nostalgias de su infancia. Le gustaban los libros, era demasiado su amor por ellos y cuando terminaba de uno escribía una carta por cada libro leído. Qué bonito trabajo, leer y escribir, aún después de muchos años de seguir el mismo hábito.
Las lluvias hacían el camino algo pesado y en ocasione era cerrado para que los carros no se quedaran atorados. Así que tuvo que esperar unos días en ese pueblo algo dañado por los años. Por la guerra, pero sobre todo por las epidemias que devastaron pueblos enteros, en ese mismo lugar se enamoró por primera vez: era un cachorro de color amarillo, del cual no recuerdo el nombre.
Mientras esperaba, una carta le anunciaba que su tío ya no despertó y que sería llevado al lado de su esposa, con la cual pasó casi sesenta años, no sólo de amor sino de libros
¿Qué prisa llevaba ahora? si el motivo de su viaje se cansó de esperar tantos años solo.
En dos días no salió de su habitación, rodeada de pensamientos, recuerdos, tristezas y tantas cosas que sólo ella sabía. Pasaba las horas metidas en la tina de baño, dejando que sus pechos asomaran justo lo necesario, para que sus pezones disfrutaran del roce del viento que entraba por las estrechas grietas de la ventana para juguetear con ellos. Su cabello flotaba cual barco en sus lugares de infancia, mientras sus manos acompañaban al jabón a recorrer su cuerpo, que no era perfecto, pero dígame amigo lector si no es sólo perfección el cuerpo de una mujer.
Al salir de la tina el agua patinaba sobre su cuerpo ¡Era una mujer hermosa!
Una tarde pensó no continuar su camino, solo vería cosas materiales y recuerdos de infancia, escribiría una carta a su madre para comunicar lo sucedido a su tío y mencionar su pensamiento. Más de diez trozos de papel tocaron el piso con frases inconclusas. El ruido del siguiente trozo de papel que cayó al piso fue opacado por el sonido de la puerta. El mozo anunciaba que el camino estaba listo para continuar el viaje, ella asintió y volvió a cerrar la puerta.
Esa noche había de todo en la cama menos sueños, sus ojos fijos en un punto de la habitación. Ahora mismo su vida era una moneda en el aire, ¿seguir o regresar? Salió de la cama para dirigirse al tintero, con cada paso en su piel le recordaba el frio del lugar. Tomó la pluma y escribió. Mi tío está muy grave, te mantendré al tanto. Te amo.
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Primer Sueño
Romanceamores de sueños que despiertan por la madrugada con un nudo en la garganta.