Desvío 10: La gran jinete

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-Pocos días faltaban para el regreso de Corrin y sus compañeros al mundo del que venían. Una atmósfera de nervios e impaciencia se cernía sobre todos ellos mientras se encaminaban hacia la aldea de la hija de Rinkah y Subaki, Caeldori. Estaban muy cerca del pequeño pueblo en donde vivía ella.-

Subaki: Ha pasado tanto tiempo desde que estuve aquí por última vez...

-De repente, un pegaso comenzó a acercarse hacia todos ellos. A  los pocos minutos, una hermosa chica de cabello blanco descendió del lomo del animal.-

Caeldori: Bienvenidos, padre y madre.

Caeldori: Bienvenidos, padre y madre

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Rinkah: Has crecido mucho, Caeldori. Pero sigues siendo tan hermosa como siempre.

Caeldori: Por favor, madre. Haces que me sonroje.

-Corrin veía a Caeldori con una sonrisa. Era la primera persona que visitaban y su pueblo no era atacado. La princesa Hoshidiana sonreía, pero para sus adentros, se sumía en la preocupación. No quería volver a su mundo. Si lo hacía, tendría que enfrentarse a sus adorados hermanos Nohrios. Todos los días, Corrin pensaba en ellos. ¿Estarían bien? ¿Leo la perdonaría algún día? ¿Garon estaría muerto? Dos años cambian muchas cosas...-

Subaki: Has estado bien, ¿no?

Caeldori: Sí. He entrenado y estudiado mucho. En mi tiempo libre me dedico a jugar juegos de estrategia bélica.

Subaki: ¡Impresionante! ¿Acaso intentas ser perfecta, como tu padre?

Caeldori: Lo intento, pero nunca he estado en una batalla real...

Rinkah: Nunca tienes que tener prisa por eso, hija. Las batallas reales son  muy peligrosas. Nuestros amigos y nosotros estamos en una guerra. Corrin intenta terminarla de la forma más pacífica que pueda. Pero no todo ha salido muy bien.

-De repente, un soldado que patrullaba las cercanías del pueblo, se acercó corriendo a Corrin y a Ryoma. Estaba herido de gravedad. Su estómago sangraba. En vano intentaba apretar la herida con su mano para frenar la hemorragia.  Cayó de rodillas frente al príncipe, intentando hablar.-

Guardia: El enemigo... nos ataca... Al otro... lado... señor... 

-Sin poder seguir, el soldado se desplomó muerto ante los pies del príncipe. Corrin se acercó al cadáver y se agachó. En silencio, le cerró los ojos al guardia y susurró unas cuantas palabras de despedida, tal y como había aprendido en el funeral de su madre, la reina Mikoto. Al levantarse, con su mano derecha empapada por la sangre del guardia, miró a sus compañeros y asintió. Debían ir a ayudar.-

Caeldori: Iré con ustedes.

Subaki: No. No puedo dejar que estés en peligro.

Rinkah: Subaki. Caeldori ya no es una niñita pequeña. Ella debe ver qué es lo que le espera en una batalla real. No dejaremos que le pase algo, pero debe ver con sus propios ojos qué es lo que pasa ahí.

Subaki: He dicho que no.

Corrin: ¡Después arreglan sus problemas! ¡Debemos detener al enemigo! 

-Sin esperar más, partieron en busca de los atacantes. Dejando atrás a Caeldori. Ella miraba en silencio cómo su padre y su madre se alejaban para enfrentar a un enemigo que estaba en el territorio de la jinete. Por un momento, ella comenzó a pensar que su padre tenía razón. Pero se dio cuenta que ella debía aprender a valerse por sí misma. Montando en su pegaso, partió con rapidez al campo de batalla.-

Subaki: Está infestada de enemigos, la aldea. Tenemos desventaja numérica.

-Corrin comenzó a calcular las probabilidades de ganar. Eran bastante bajas. Era un gran ejército. De la nada, Caeldori apareció de entre las nubes y descendió hasta la altura de su padre.-

Caeldori: ¡Padre! ¡Déjame ayudarlos!

Subaki: No deberías estar aquí, Caeldori.

Caeldori: Lo siento, pero cuando vi la cantidad de soldados, me di cuenta que no podía dejarlos pelear solos. Ni a ustedes, ni a sus amigos.

Subaki: Hija...

Caeldori: Realmente quiero ayudar, padre. No quiero ser una inútil. Nunca podré llegar a ser tan perfecta como tú, padre. Pero ¡quiero intentar serlo! He entrenado con rigor en todas las disciplinas. No pienso decepcionarte.

Subaki: Se que no lo harás. Tú eres una chica increíble ahora. Lucha a mi lado. Pero no te confíes. ¡Es tu primera batalla!

Jakob: ¿Qué tanto te cuesta ser cómo ella? -Dijo mientras golpeaba con suavidad el hombro de Dwyer.-

Dwyer: Cuesta mucho. Mi ideal es quedarme a dormir todo el día y ayudar a tus amigos cuando sea necesario. Pero nunca rechazaría la oportunidad de dejarte en ridículo frente a tu amo.

-La batalla comenzó, todos peleaban con cuidado de no resultar heridos, los únicos que se pasaban de la raya, eran Jakob y Dwyer. El mayordomo intentaba lucirse frente a su amo, mientras que Dwyer intentaba ser mejor que su padre para ridiculizarlo. Durante tres horas, la batalla se extendió sin tregua. Finalmente, lograron acabar con todos los enemigos. Corrin había logrado suprimir casi por completo su Hemofobia. Desde hacía más de un año que no usaba el shuriken de su armadura.-

Subaki: Casi perfecto, hija. Pero para ser tu primera batalla, ha sido estupendo sin dudas.

Caeldori: Gracias. Pero me falta mucho para estar a tu nivel, padre. Así de perfecta. ¡Oh! ¡Tu camisa está rasgada! Supongo que hasta los perfectos pueden llegar a tener un mal día.

Rinkah: Yo la remendaré. En la tribu del fuego se nos enseñaba a todos por igual.

Sakura: Los habitantes del pueblo están bien. Tienen algunas heridas menores. Sanarán.

Takumi: Ya movilizamos algunas tropas, los llevarán a algún lugar más seguro. Caeldori nos pidió hacerlo.

Subaki: ¿Es cierto, hija?

Caeldori: Sí. También envié a un explorador para encontrar el camino más seguro. Sé que no he sido tan rigurosa como tú, padre, pero...

Subaki: (¡¿"Pero"?! ¡Si ya me está superando!")

Caeldori: ¿Padre? 

Subaki: (A este ritmo, Caeldori será más perfecta que yo...)

Caeldori: Perdóname si te aburro, padre...

Subaki: ¿Eh? No, claro que no, cariño.

Caeldori: Tengo que entrenar más, lo sé. Espero llegar a ser tan buena como tú... Juro no decepcionarte.

Subaki: Está bien, pero no te exijas demasiado. (Mejor empiezo a tomármelo en serio... ¡O mi hija me dejará como un novato!)

-De repente, Hinoka interrumpió la conversación con un grito.-

Hinoka: ¡¿Corrin?! ¡¿Qué haces?!

-Al darse vuelta, todos vieron que la princesa Hoshidiana había tomado su cabello con una mano y, con la otra, lo cortaba de un movimiento con Yato. Su cabello quedó muy corto, dejando al descubierto varias cicatrices en su cuello que habían sido ocultadas por su pelo.-

Corrin: Durante la batalla me di cuenta que el cabello molestaba demasiado a la hora de pelear. Intenté amarrarlo muchas veces, pero no funcionó. Así que es mejor así. Ya no tendré más problemas para pelear. Es mejor irnos. Tenemos que ir a buscar a la última persona.

-En silencio, partieron en busca de la hija de Mozu y Hayato, Rhajat. Ryoma se sentía algo triste por lo que hizo su esposa. Sabía lo mucho que ella cuidaba y quería su cabello, pero sus palabras eran ciertas. Su pelo largo la había molestado incluso en los entrenamientos. A veces, por un bien común se deben tomar duras decisiones. La última aventura de los reinos siderales comenzaba. Todo terminaría después de ver a Rhajat.-

FIN DESVÍO 10

Fire Emblem Fates: BirthrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora