Capítulo 25

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-Hola Emily -besó su mejilla también.

-Hola Nick -le sonrió.

Pasaron la noche divirtiéndose mucho.
Dylan se las hacía de Cupido, y cada vez que podía juntaba a Emily y a Nick.

La noche fue avanzando y como era de esperarse, Dylan conoció a una chica.
Una chica, con la que bailó toda la noche.

Despertó al día siguiente por los malditos rayos de sol que llegaban a través de la cortina color rosa pálido esperen... ¡¿ROSA PÁLIDO?!
Se despertó de golpe, pero inmediatamente un dolor fuerte de cabeza lo invadió causándole un leve mareo.

Miró su alrededor y notó que esa habitación no era de él.
Ni siquiera se parecía un poquito.
No recordaba mucho lo que había ocurrido anoche, sólo sabe que bebió, y bastante.
Un poco aterrorizado miró a su derecha y vio a una chica durmiendo dulcemente, desnuda y solamente la cubría una sábana blanca.

Rápidamente levantó la sábana y se observó, él también se encontraba desnudo.

-No puede ser -susurró bajo.

Se levantó despacio, tratando de que la chica no se despertara.
Se vistió rápido y salió de aquélla habitación.
La casa estaba hecha un desastre, como si hubieran organizado una fiesta allí.
Pasó por la sala de la casa, y al lado de uno de los sofás, vio a Aaron tirado en el suelo durmiendo sin camisa.
Y en el sofá habían dos chicas durmiendo.

Se acercó lentamente donde su amigo y susurró.

-Aaron... Aaron, ¡HEY AARON!

El chico seguía sin responder.
Decidió acercarse aún más y le dio una bofetada en el rostro.

-Aaron despierta -seguía susurrando.

Él sólo se quejó y su amigo volvió a golpearlo un poco más fuerte que la primera vez.

-¡¿Qué te sucede imbe...?!

Dylan le cubrió la boca rápidamente antes que siguiera gritando.

-Shh. No grites y levántate -hablaba en susurros.

-¿Dónde estamos? -habló de la misma manera.

-No lo sé, pero ponte tu camisa y vámonos.

Aaron se levantó y se colocó su camisa.
Salieron sigilosos de aquella casa.

-¿Qué hacíamos ahí? ¿Quiénes eran ellas? ¡¿Por qué estaba sin camisa?!

-No lo sé. Esperaba que tú me respondieras esas preguntas.

-¿Recuerdas algo? -le preguntó Aaron.

-¡No recuerdo nada! -gritó su amigo.

Caminaban a paso rápido como si alguien los siguiera.

-Claro, ya recuerdo -dijo Aaron.

-¿Podrías explicarme?

-Todo esto fue tu idea -lo culpó.

-¿Mi idea?

-¡Sí! A ti se te ocurrió la brillante idea de que vinieramos con esas chicas a esa casa.

-¿Hablas en serio? -lo miró asustado- Me siento violado.

-¡¿Qué?!

-¡Desperté desnudo en una cama desconocida, con una chica desconocida, y no recuerdo haberlo hecho con ella!

-Amigo, ayer estabas muy borracho.

-¿Y no me ayudaste?

-Me emborrache contigo.

Futuro Incierto. Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora