CONFESIÓN

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— Y-yo no sé qué decir.

— realmente no lo sé, jamás me he enamorado, no sé si lo que siento ahora es estar enamorado — su voz era tierna, pero a la vez avergonzada.

— ¿cómo pasó? — me levanté y seguía de espaldas.

— aún no logro descubrir cómo pasó— tenía la cabeza agachada y la culpabilidad invadía mi pecho.

— Dante, mírame — lo tome por el hombro.

— no puedo explicarlo— se volteó y me miró con pena.

— ¿qué sientes por mí? dime la verdad, por favor — sentía como se enlagunaban mis ojos.

— siento que necesito verte a cada rato, que quiero protegerte mucho más allá de la promesa, cuando te veo quiero besarte y sentirte por completo, pero luego recuerdo que me odias— bajó la mirada.

— mis sentimientos por ti han cambiado, Dante, y créeme que estoy en shock, pero tenemos que aclarar esto— mi mente estaba confundida, mi corazón seguía herido y no quería hacerle daño.

— no quiero tus lamentos, yo sé que sigues amando a Max. Ni siquiera sé porque te estoy diciendo esto.

— Dante, yo siento cosas extrañas por ti y no quiero pensar cosas ni tampoco quiero que nos apresuremos.

— no quiero que me digas eso solo por lastima, que no la necesito.

— es raro, pero no quiero que nos hagamos daño — dije con simpatía.

— es lo mismo que yo quiero.

— siéntate y hablamos mejor ¿sí?

Asintió y se sentó frente a mí mirándome con tristeza. Sus ojos se clavaron en mi como un puñal sobre mi pecho.

— mmm, bueno quieres que arreglemos esto, entonces dime, ¿quieres irte?

— dímelo tú. ¿quieres eso?

— Ya no estoy tan segura como antes, pero creo que debemos dejar que las cosas pasen como deban pasar.

— está bien. Estaré afuera si me necesitas.

Salió, lo vi por la ventana y se sacó la camisa.

¿Qué está pasándome?¿cómo es que siento esto? son muchos sentimientos encontrados.

Los días pasaban y la relación con Dante se volvía más cercana. Lo invitaba a la casa y reíamos de cualquier cosa. La soledad y dolor se fueron desvaneciendo con su presencia.

— ¿cuándo crees que volverán? — pregunté viéndome las uñas.

— no tengo idea.

— ¿sabías que Dylan era mi hermano? — seguí preguntando.

— no.

— desde que arreglamos las cosas ha pasado casi un mes.

— el tiempo pasa rápido y aún no me das una respuesta.

— entiende que necesito pensar y analizar las cosas. Además, fuiste el único que ha estado conmigo.

— era mi deber.

— ¿por qué razón quieres que te diga eso?

— ¿lo de irme y no volver?

— sí.

— porque no quiero que nos hagamos daño — dijo frío como todas sus palabras.

— yo aprendí muchas cosas de ti.

— me iré apenas llegue Dylan — Soltó.

— ¿qué pasará con tu promesa?

— la cumpliré, pero lejos, que no notes mi presencia.

— yo no quiero eso... — ¿qué se supone que estaba diciendo?

— vivirás feliz y mi promesa estará cumplida.

— yo te quiero en mi vida...para siempre.

— solo haré esto por última vez.

Nuestras miradas compenetraban tan bien.

— ¿qué harás? — me puse nerviosa.

— solo haré lo que siempre quisiste.

— ¿de qué hablas?

— no me volverás a ver nunca más en tu vida.

— ¿crees que todavía quiero eso— fui muy sincera —. Mírame, Dante.

— pero es lo que deseaste con toda tu alma— mi mano sintió su rostro tan frío como lo que dijo.

— aún no te conocía. Solo dejame enseñarte lo bueno que sería que te quedes.

— ¿de qué me servirá eso? — alzó la voz delicadamente.

— solo quédate conmigo... —susurré.

Su mirada era intensa. Me decían que me deseaban.
¿Qué pensará?

Sus labios hicieron una conexión con los míos tan fuerte que deseaba que fuera para siempre.
Después de Max, Dante fue el único que me dio tal electricidad como solo lo hacía mi primer amor.
Mi corazón estaba confundido.
Las imágenes de Max volvían a mí.
Una sola imagen de él sirvió para remover todo sobre Dante.

La imagen de Max cuando recién nos conocimos vino, Su mirada cuando recién lo vi, era tan linda que las lágrimas resbalaron sobre mis mejillas. Me separé de Dante.

— ¿qué pasó? — estaba sorprendido por mi cambio abrupto.

— no sé.

— me imagino...Max ¿verdad?

— discúlpame, aún no logro superarlo.

— tranquila no tendrás que hacerlo— sentí dolor en su voz.

— no quiero que te vayas.

— ¿crees que no me duele todo esto? — dijo con ira y sus ojos se llenaron de lágrimas.

— me duele tanto lo que está pasando.

— si quieres ser feliz deja que me vaya— su voz temblaba.

— entonces...vete... — susurré.

— todo esto lo estoy haciendo por ti.

— ¡vete ya!

— me enamoré y logré amar, fue un hermoso sentimiento. Debes saber que no me arrepiento de nada.

— no sigas...más — sollocé.

— me enseñaste tantas cosas, entre esas a perdonar, a sentirme humano de nuevo. Debes entender que esto es difícil. Mi corazón se queda contigo. Pero mi cuerpo se irá lejos. Tuve el valor de decirte lo que sentía...de sentir el calor de tus labios.

— ¿!crees que es justo!?

— esto no es justo para ninguno de los dos.

— me duele...— comencé a llorar.

— no llores, niña, que no quiero dejarte así.

— quiero que encuentres el amor de tu vida y que seas Feliz. Por favor.

— no te prometo nada.

Fue lo único que dijo y salió.
Me derrumbé por dentro.
Caí en el sofá llorando desconsolada.

sentí que la cabeza me iba a explotar de tanto llorar.

Esto no es justo para mí.
Primero pierdo a Max, luego Dante y ahora ¿qué? ¿Jack me abandonará?

ENTRE DOS MUNDOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora