24/12/15 - 24/12/16

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         24/12/15

Kim Myungsoo temblaba incontrolablemente por el frío que hacía esa víspera de navidad.

La gente pasaba por ahí con miles de bolsas de regalo, mientras el estómago de Myungsoo rugía por el hambre; alguna vez, él fue uno de esos que ahora caminaban con la única preocupación de que no iban a alcanzar tal o cual cosa que querían comprar, nunca tuvo preocupación porque su tarjeta de crédito se quedará sin fondos.

Ahora Myungsoo no sabía si sobreviviría aquella gélida víspera de navidad. Miro sus manos, las puntas de sus dedos comenzaban a ponerse moradas, que graciosa era la vida, hacía solo unos días, él lo tenía todo y ahora, ahora no tenía nada.

Metió sus heladas manos en los bolsillos de su abrigo, ese caro abrigo que ahora no le servía de nada, recordó que cuando lo compro, la vendedora le juró que con el nunca tendría frío y así era, no tenía frío en su enorme apartamento, en su cómoda oficina y en los cortos trayectos en los que salía a la calle para llegar a su auto.

Pero nunca le dijo, que estar casi una semana durmiendo a la intemperie, ese abrigo no serviría de nada. Myungsoo comenzaba a oler mal, no se había duchado ni lavado los dientes en varios días, su barba ahora hacía una pequeña sombra en su perfecto rostro, algunas personas lo reconocían y al contrario de lo que pensó, en lugar de ayudarle, se burlaban de él.

¿Cómo había caído tan bajo?, ¡Ah cierto!, se había enamorado, como un estúpido había creído en las palabras de aquella linda e "inocente" chica, había firmado todo sin siquiera revisar y se había quedado sin nada, absolutamente nada.

17/12/15

El viento helado despeinaba los cabellos del azabache, él cual subió un poco más su carísima bufanda, para que esta le protegiera más el rostro, iría por un café a su cafetería favorita y pronto regresaría a su cálida oficina, si por él fuera, ese día no habría salido, pero Doyeon le había pedido que fuera por un café para ella, él no podía negarse a ello y aunque hubiera querido, su asistente había pedido permiso para faltar esa semana.

Y ahora el azabache se encontraba caminando por las frías calles de Gangnam, diviso su cafetería a lo lejos y sonrió, ¡por fin!, el camino se le había hecho eterno, el semáforo marcaba solo cinco segundos para cambiar a rojo y Myungsoo se negaba a esperar más tiempo en ese frío, así que corrió para llegar al otro lado de la calle, el frío viento era tan fuerte, que sus ojos se pusieron llorosos, por lo que no pudo ver al alto chico que se acercaba con dos enormes cajas.

El sonido de dos personas chocando y las cajas cayendo al piso se escuchó por toda la tranquila calle de Gangnam, pero como era de esperarse de las personas de aquella zona, solo miraron y siguieron su camino.

Myungsoo maldijo por lo bajo, no quería pasar más tiempo en aquel frío, así que saco un par de billetes y se los entregó a aquel chico con el que había chocado.

—Lo siento, no tengo tiempo para ayudarte a levantar todo, pero espero esto lo cubra.

Dijo y ver la expresión de aquel chico, o al menos la expresión que sus ojos habían reflejado, pues llevaba una enorme bufanda cubriéndole hasta la nariz, le hizo gracia a Myungsoo.

El chico permaneció en el piso, incluso cuando Myungsoo ingresó a su cafetería favorita, fue a ordenar y mientras esperaba, decidió sentarse en uno de los pocos lugares libres junto a la ventana, desventaja de esos días tan fríos, no le gustaba que hubiera tanta gente a su alrededor.

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