Un Año Después

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Entro a mi primer clase de este curso, voy hasta el ultimo asiento y lo miro ahí, leyendo mientras muerde la tapa de una pluma, acaso Harry no se cansa de ser perfecto, me asiento a lado de él y le acerco un café que compre en la mañana para él.

-¿Henrry? -  pregunta volteando el vaso y viendo el nombre.

-Lo compre en Starbucks - giro los ojos y beso la sonrisa que sale de sus labios.

-Gracias cariño - sonrió haciendo que sus hoyuelos se marquen y da un sorbido a su café.

-¿Que lees? - Dejo mi mochila en el asiento frente a él y me siento volteándolo a ver.

Aun faltaban 10 minutos para que la clase empezará, pero estos meses eh estado cambiando gracias a Harry, ya no fumo, ya no dejo de hacer las tareas, aunque aun mi disléxia me atormenta, estudio, me levanto temprano, es más, hago ejercicio, este chico me tiene loco, demente, y enamorado.

-Adivina - Cubre la tapa con su mano y me mira mordiendo su labio ansioso- Ayer estuve contándote de esto mientras jugabas video juegos - Alza una ceja mirándome.

Tal vez piensen que no se el título, pero se exactamente hasta donde se quedo ayer leyéndome en voz alta, joder, hasta si leyera la biblia me pondría a escuchar su voz cada palabra hasta que terminase.

-Angeles y demonios de Dan Brown- digo levantando la barbilla algo orgulloso de mi mismo, el inclina la cabeza hacia abajo y sonrie como si le hubieran descubierto una travesura -Nunca te has acostado con una experta en yoga, ¿verdad? - Harry suelta una pequeña risa al escucharme decir aquella frase del libro.

-Señor Tomlinson. Debe de tener usted un ángel de la guarda- me responde, y giro los ojos, me encanta escucharlo hablar de lo que le gusta, de sus libros, de sus sueños, o simplemente su silencio.


Las clases pasaron rápido, nos tomábamos las manos de vez en cuando, pero Harry insistía en que ponga atención, y lo hacia, pero entre escuchar al profesor mencionarnos hechos de historia o molestar a Harry mandandole mensajes escritos en un pequeño trozo de papel y poder escuchar una pequeña risita detrás de mi, creo que es obvio lo que quería.



-Lou- Escucho la voz adormilada de Harry, quien tiene su nuca sobre mi regazo, miro hacia abajo mientras comienzo a acariciar su cabello -necesitamos comprar comida para thomas- susurra con aquella voz ronca que tanto me encendía, Thomas es nuestro gato, ya tenemos unos cuantos meses con ella; si, es mujer, apenas unos mes lo descubrimos.

-Pasaremos antes de llegar al departamento- Él y yo vivíamos juntos ya hace medio año, en un humilde pero lindo departamento en el centro de la cuidad, era un poco pequeño, pero perfecto para nosostros dos, y Thomas.

Asintió y guardo silencio de nuevo, fijo su mirada hacia al frente mirando su libro de nuevo, me leyó las ultimas palabras y dejo caer el libro en su pecho mientras soltaba un largo suspiro- ¿Que te pareció?

-Poético...

-Fue uno bueno- se levanto dejando mi mano acariciando el aire, dejo un beso en mis labios y guardo su libro en su pequeña mochila azul, mordió su labio cuando la cerro, se levanto y me extendió su mano- vamos a casa.



Llegamos a nuestro hogar, claro, después de pasar por una latas de comida para Thomas, cuando saque las llaves provocando un ruido, escuchamos los tiernos maullidos atrás de la puerta, el gato trepo por la pierna de Harry y este lo tomo girando con el y dejándose caer en el sillón, camine hasta la cocina y acomode un poco de comida que compramos en el mercado.

-Mira que trajimos- lo escuche hablando, y al gato maullando un poco mas fuerte, Harry tomo una lata y le sirvió la mitad en su platito metálico, mire como se agacho en cuclillas, y me reí en voz baja, era gracioso ver esas largas piernas así.

Después de alimentar a su niña, comimos un plato de comida de microondas con limonada gaseosa.

-Incluso comer esto contigo me hace sentir la persona mas afortunada- pronunciaron sus labios y no pude evitar sonreir.

Me encanta la vida con él, simplemente tenerlo aquí lo hace mas fácil todo, hace que cualquier cosa sea menos imperfecta.


Al final del día, ya acostados en nuestra cama y cubiertos hasta el cuello con la colcha, me quede mirando sus pestañas pegadas en sus mejillas, como su respiración subía y bajaba lentamente, su cabeza reposada en mi pecho mientras me abrazaba por la cintura, su boca estaba un poco abierta y se notaba un poco de saliva en mi camisa, en algunas noches hablaba dormido y me aguantaba la risa por sus palabras, su cabello despeinado y su piel pálida, me gustaba mucho esta vida.



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⏰ Última actualización: Mar 05, 2017 ⏰

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