Capitulo 49

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" ... Se alejaba de mí y no sabía como retenerla ... poco a poco mis besos, mis caricias, mis bromas, mi presencia, fueron siendo insuficientes para esa terrible desazón que veía se apoderaba de ella sin remedio. Sus ojos perdían brillo, su expresión se tornaba sombría y mis antiguas angustias volvían a asaltarme en medio de una impotencia atroz. 

No hizo más que cruzar la puerta de entrada, se sacó los zapatos y los lanzó con furia contra la pared. 

- ¿Porque carajo tengo que someterme a todo esto?- Me miró con el rostro rojo de furia- No lo entiendo, porque no podía seguir con mi vida como estaba ¡Mierdaaaaa!!!!! 

- Porque te estabas matando ... 

- ¿Y? tal vez hubiese sido lo mejor al final y a cabo ¿No? 

- ¿Y que quieres hacer?- Levanté la voz- ¿Volver a la calle? ¿Eso quieres? 

- Quiero estar tranquila y no angustiada todo el tiempo, quiero dejar de pensar- caminaba por la sala- salir a la calle y que nada me asuste ¿entiendes Camila?- me gritó con los ojos inyectados- Quiero volver a manejar mi vida como me daba la gana- Se cogía la cabeza- ¡ Mierdaaaaa!!!! 

- Es que eso es lo que estás tratando de hacer ahora cariño- traté de acercarme para calmarla- manejar tu vida ... 

- Camila - totalmente ofuscada- no me vengas con tu filosofía de libro de autoayuda ¿quieres?- Se fue rápidamente a la habitación y un rato después, ya cambiada, salía rumbo a la puerta 

- ¿Donde vas? 

- Necesito tomar aire 

- ¿Quieres que te acompañe? 

- ¡Quiero que me dejes en paz!!!! -Fue lo último que dijo antes de salir del departamento dando un sonoro portazo. 

Eran cerca de las 3 de la tarde y no había vuelto. Me asomé al balcón varias veces, bajé otras tantas pero nada. Comencé a preocuparme más aún cuando mi hora de marchar al trabajo se acercaba y seguía sin saber de ella. De camino al cine, me pasé por la casa de Reina y le conté lo sucedido. Ella me tranquilizó algo, diciéndome que se iría a mi casa a esperarla y hacerle compañía hasta que yo volviera. Sin embargo, cuando regresé del trabajo esa madrugada, ella aún no había aparecido. 

Al ver mi cara de desesperación, Reina accedió a acompañarme y ambas salimos en su búsqueda. Recorrimos cada una de las calles que solía frecuentar primero, para luego buscarla en todos aquellos huecos de mala muerte, donde según Reina, solía contactar a sus dealers. Sin embargo, nadie nos dió razón, no sé si por que realmente no tenían ni idea de quien era o por protegerse. Era ya de mañana cuando volví a casa, estaba totalmente exhausta pero no pude dormir debido no solo a la ansiedad sino al terror de que hubiese cometido una locura. 

Tras dos días de ausencia, le pedí a Pancho que me acompañara a la policía y bajo la mirada incrédula y despreocupada de los guardias, logré finalmente que levantaran un parte de persona desaparecida .."

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora