Capitulo 57

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" ... Cuando entré en casa, después de su entierro al cual asistimos 4 gatos, la caja de herramientas estaba tirada en la sala, mi máquina de escribir en la mesa, miles de vasos y botellas alrededor, la esquina de Mauro con el puzzle de la semana pasada y pegada en las paredes de la sala, una sola nota que decia: "Ayer por primera vez, me dijiste te amo" 

Llevaba no sé cuanto tiempo sentada en el balcón, perdiéndome entre los cristales del edificio del frente, lidiando con el vacio profundo que me ocupaba en ese instante. Cerraba los ojos y repasaba cada una de las veces que estuve con ella y no podia, simplemente no podia hacerme a la idea que ya no existiera más ¿Por qué justo ahora? no lo entendia. 

Eran cerca de las 3 de la mañana cuando finalmente decidi apagarlo todo e irme a descansar, sin embargo, camino a mi habitación me detuve y quedándome quieta traté de escuchar. Apreté los ojos, forzándome a sentir algo pero fue totalmente en vano. Me volvi a la sala y me acomodé sobre los cojines, en medio de ese silencio que convertía nuevamente mi casa, en un lugar extraño y desolado ... " 

Al día siguiente, me levanté confundida, había tenido un sueño raro y confuso ... Cuando fue la última vez que la vi? Me pregunté ... por un segundo no fui capaz de recordarlo hasta que una imagen suya me vino a la memoria ... ella lanzándome todas esas cartas sin abrir ... sentí que se me helaba la sangre y luego ese frío intenso me subió por toda la espina dorsal. 

Fui a mi habitación y comencé a revolverlo todo sin encontrar nada, nada absolutamente que me hablara de ella y su estadía en mi casa. Volví nuevamente a la sala y mis ojos recorrieron con desesperación todos los rincones. En medio de esa búsqueda, súbitamente recordé esa noche de furia y me llené de terror, un terror tan grande que me paralizó por completo. 

Mis ojos recorrieron una vez más el lugar en busca de algo que me hablara de la verdad y fue entonces que miré la pared y leí la nota que había pegado hacía unos días. Cogí mi casaca y con las mismas salí corriendo. Al llegar a su edificio, toqué el timbre insistentemente hasta que Reina me abrió. 

- Camila que pasa? 

- En el reporte del forense Reina, decía ... decía cuando había ocurrido todo? 

- Si. .. Fue la noche del jueves, un día antes de que la encontraran - Sentí de pronto que iba a desmayarme- Camila estás pálida, qué tienes?
 
- Decía la hora? 

- No te entiendo, porque me estás preguntando esto ahora? 

- Contéstame Reina- le dije firmemente sin quitarle los ojos de encima- decía la hora? 

- Entre las 8 y las 10 pm ... 

Ya no la escuché más, pensando que me había vuelto loca ... giré y bajé corriendo las escaleras para salir finalmente a toda prisa rumbo al Premiere y mientras corría, las imágenes de ella y yo caminando a la salida del cine, de ella y yo haciendo el amor, de ella y yo abrazadas en la cama, se sucedían como flashes en mi memoria. Cerré los ojos mientras la desesperación lo inundaba todo y me aferraba a la que según yo, era mi única verdad .... Al entrar, vi a Pancho haciendo la limpieza diaria. Apenas le hablé y subí corriendo hacia la cabina. Busqué por todo sitio, miré en el armario y no pude encontrar nada, bajé nuevamente y casi al borde de un ataque de nervios, le pregunté al viejo: 

- Pancho, las mantas que siempre tengo en la cabina? 

- Que mantas? 

- Las mantas viejo, las mantas que tengo en la cabina y que uso en invierno para abrigarme 

- Ah ... las puse en las bolsas para la lavandería 

- Donde están las bolsas viejo? 

- Camila que te pasa? 

- Solo dime donde están las bolsas por favor 

- Debajo del mostrador de entrada, junto con las cortinas de los baños 

Fui corriendo y busqué en las bolsas hasta que encontré las mantas y abriéndolas, una por una, me las llevé al rostro, buscando su olor en ellas. 

Comencé a aterrorizarme al terminar de revisar la primera y no encontrar nada. Cogí la segunda y lo volví a hacer, las manos me temblaban de una forma atroz mientras sentía que la vida estaba a punto de escapárseme en un respiro.... tenía que ser verdad ... tenia que serlo ... por favor ... por favor ... Y de pronto lo sentí, cerré los ojos y lo sentí ... claramente, era ella ... era ella ¡dios! Caí arrodillada junto al mostrador, rompiendo a llorar mientras me inundaba de su olor, de ese precioso olor aún impregnado, que me contaba finalmente la verdad...

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora