Capítulo 25: Un día horrible (Andy).

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−Andy, necesitamos hablar –del otro lado de la puerta escucho la voz de mi madre y respondo con un aburrido "pasa"

Escuchar durante todo el desayuno a la señora Owens repitiendo una y otra vez "bebé" me pone de malas.

Y aparte tengo mucha tarea como para estar perdiendo el tiempo con la familia del esposo de mi jefe. Que ridículo.

Aunque no sean malas personas, así soy yo. Una molestia andante.

El único que se merece el que lo ame es Jonathan.

− ¿Y? ¿De qué quieres hablar?

−Ya debes de saber de lo que quiero hablar –dice sentándose frente a mí en la cama.

Ruedo los ojos y me quito los audífonos y aviento mi celular a un lado para ponerle atención. Hemos tenido esta conversación cientos de veces.

− ¿De Jonathan?

−Sí, de Jonathan.

−Mamá, no voy a terminar con él ni en broma.

−Eres muy joven Andy, encontrarás a otras personas, hijo.

−Es que tú no entiendes mamá. No importa lo mucho que creas que tu hijo se merece lo mejor solo por ser un omega. Yo no tengo la misma clase social que Nathan y sus amigos. Yo no necesito un príncipe con mansión.

Mamá suspira cuando ve como mis lágrimas se acumulan en mis ojos.

−Sé que tu madre no tiene la mejor posición social. Pero sé que a ti no te gusta este estilo de vida. Hijo, tienes 15 años y ya tenías planeado tener un bebé... ¿estás loco?

− ¿Y si lo estoy qué? Mamá, no quiero ser grosero contigo.

−Andy, tal vez Jonathan nunca pueda embarazarte. Sé que quieres hijos y sé que estas siempre de mal humor por eso. Porque sabes que en el fondo, algún día llegara tu predestinado y no podrás evitar el quererlo, el desearlo...

Antes de que siga diciendo cosas que yo ya se perfectamente...

− ¡Cállate! No necesito que me lo digas, eso ya lo sé y Jonathan también lo sabe. Pero nuestro amor no es tan superficial como el de un alfa y omega que se vasa en instinto. ¡No puedo usar mi instinto con Jonathan!

− ¡Exactamente! Los omegas nacimos para los alfas.

− ¿Y eso qué? Yo amo a un beta. A un BETA mamá, hazte a la idea.

−Pues no puedo.

− ¿Qué es lo que quieres de Jonathan? ¡No es rico mamá! ¡No es un Damien Akron! Si no su mano derecha ¿Y? ¿Qué tiene de malo?

−Eso...que no es un alfa –baja la mirada y ve sus pies moviéndose insistentemente con un movimiento bastante molesto.

−Tu no quieres que yo sea feliz –bajo mi cabeza viendo mis manos y mi cara se tapa con mi cabello largo –Porque tú no lo fuiste con el estúpido alfa que nos abandonó. ¡Quieres que yo tenga un alfa perfecto! ¡Pero eso no existe!

Mis lágrimas empiezan a salir y me las quito fuertemente con el dorso de mi mano. No escucho la respuesta de mamá porque me pongo rápidamente de pie y jalo mi mochila para viajar de debajo de la cama.

− ¿A dónde vas? –pregunta mamá poniéndose de pie y viendo como meto ropa tras ropa en la mochila.

−Me voy con unos compañeros. No quiero estar aquí rodeado de puros alfas y omegas molestos.

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora