Capítulo 5 "La cita".

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P.O.V Christian.

Todos en este mundo tenemos espectativas, diferentes, pero las tenemos. La mayoría soñamos con poder cumplir nuestros sueños, quizás algunos tengan como meta de la vida formar una familia y tener un buen trabajo para poder mantenerla.

Pero yo no.

Abrí la nevera para sacar las fresas y la nata.

¿De qué te sirve tener una familia y mantenerla si luego nunca estás? ¿Para qué los necesitas?

Corté alguna de ellas y luego recogí un bol de la encimera para poder echarlas.

Mi meta en este mundo era lograr llegar a lo alto, ser recordado por todos.

Miré en dirección hacia mi hermano, luego hacia la nata y la eché por encima de las fresas no sin antes haber saboreado con mi propia boca el sabor azucarado del producto.

- ¿Y bien?

- Delicioso - Respondí sin abrir los ojos.

No quería estropear mi momento romántico.

Dustin, mi hermano, soltó una carcajada y fue solo en ese momento cuando decidí que ya era hora de volver a la realidad.

- ¿Tienes una cita? - Pregunté esta vez más serio apuntándolo con una cuchara al observar su vestimenta.

Sus ojos se abrieron completamente, pero su sonrisa seguía estampada en toda la cara.

- No, que va.

Seguía sonriendo.

Esta noche hay tema.

- ¿Entonces por qué llevas la camiseta de ligar?

Recogí mis cosas y empecé a dirigirme hacia el salón con Dustin detrás pisandome los talones.

- ¿Mi qué?

Preguntó una vez que ambos habíamos ocupado asientos en el sofá.

- Siempre que intentas impresionar o ligar te pones esa camiseta. -Dije sin más intentando finalizar la conversación para poder empezar a disfrutar de mi obra maestra.

Me sentía como en esas típicas relaciones donde la novia se fijaba hasta en el más mínimo detalle, se sabía hasta el color de los calcetines de su novio y moría ingresada en un psiquiátrico por loca maníaca.

Pues obviamente hoy me tocaba a mi jugar ese papel.

- ¿Y bien? ¿Con quién has quedado? - Volví a insistir.

- Con Ryan - Dijo finalmente.

Fruncí el ceño, ¿Ryan? ¿Nuestro Ryan?

- Viste, no te lo quería contar porque sabía que ibas a poner esa cara. -Señaló en mi dirección.

Ahora estaba aún más confundido, ¿Acaso estaba mi hermano intentando decirme que es...?

- No soy gay, gilipollas.

Y sin más, solté el aire que siquiera sabía que estaba reteniendo. Mi hermano no era gay, y no, definitivamente no estaba saliendo con uno de nuestros mejores amigos. La nata ya estaba haciéndome delirar, por lo tanto dejé el bol en la mesilla de en frente y dirigí la mirada hacia Dustin.

- ¿Haréis una fiesta de pijama para festejar que trabajarás con Lynn? - Pregunté esta vez en tono más burlón.

Él suspiró y entonces me di cuenta de que en realidad Lynn sí tenía que ver con todo este comportamiento que Dustin había adquirido en las últimas 5 horas de nuestras vidas.

- Ryan se enteró de que Kya estará cenando en un restaurante muy cerca de aquí. También descubrió que Lucy y Lynn estarán allí, al parecer el imbécil ya las conocía, pero nunca nos lo dijo. - Soltó y entendí todo.

Los cabrones pretendían ir sin mí, ligarselas y tal vez llevarlas a un Hotel para luego fastidiarme el resto de la vida con ello.

Esto en mi país se llama traición.

Rápidamente me levanté del sillón y empecé a subir las escaleras de dos en dos causando así mi casi muerte. La única dirección que traía en la mente era la de mi armario.

En cuanto llegué, me puse una camiseta negra con cuello en forma de V, unos jeans gastados y entre todas las zapatillas dispersas que encontré por el suelo elegí unas Nike de hace tiempo.

Volví a bajar las escaleras después de haberme echado perfume y el chasco que me llevé fue tremendo.

Dustin ya no estaba.

Lo busqué por sol, mar y tierra. ¿O no se decía así?  En fin, con toda la casa bastaba y no estaba.

Esta no se la iba a perdonar.

Si su madre no fuera mi madre, ya le habría insultado.

Pateé la primera cosa que encontré y para mi mala suerte fue la mesita de madera.
Un grito, que más bien sonó cómo un gruñido salió de mi boca después de haber blesfemiado toda la raza de la pobre madera.

Creo que me he fracturado el hueso del dedo pequeño del pie, dolía como nunca nada me había dolido. Incluso más que la traición de Ryan y mi hermano.

- ¿¡Pero qué haces, subnormal!? - Escuché un grito proveniente del jardín trasero de la casa.

Esperen, ¿Ese era mi hermano?

Sonreí, si es que no conseguiría sobrevivir a esta catástrofe al menos moriría sabiendo que no fui traicionado por parte de alguien de mi propia sangre.

- ¡Rápido! Llévame al hospital.

- Que hospital ni que mierdas. ¡Has roto la mesita!

Lo vi ponerse de cuclillas para recoger los pequeños trozos de cristal que estaban dispersos por el suelo.

¿Acaso no le importaba mi dedo?

Me levanté y me dirigí hacia el sofá del salón. 

- ¡Al menos tráeme hielo! - Grité sin muchas ganas.

Habían pasado ya varios minutos y el dolor empezaba a dispersarse, al menos no llegaríamos tarde a la misión secreta.

Presentía que algo malo iba a pasar en ese restaurante, cuando se trata de mi hermano, Ryan y yo en un local, junto a mujeres, ya saben, las que tienen tetas, las normales, algo pasaba.

Siempre.

También acabé el de Christian ¡Yey!
Me gustaría saber qué os pareció este otro capítulo.
¿Algo corto? ¿Os agrada más Dustin o prefieren a Chris?
¿Alguna teoría de lo que va a suceder en el próximo capítulo?
¡Llegan sorpresas!
No olviden rellenar la estrellita y comentar, nuevamente gracias.

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