1.- El inicio de un encuentro

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Narrador

22 años después de la guerra mágica, el mundo mágico se sentía tranquilo y en paz.

Los magos y brujas volvían a sentirse seguros y poco a poco iban olvidando los sucesos de antaño, en los cuales el-que-no-debe-ser-nombrado había atemorizado y hecho que la magia oscura saliera de su escondite. Pero no imaginaban que en una pequeña aldea muggle se encontraba un joven mago muy distinto a ellos.

Su nombre era Ian Ryddle, el único hijo de Tom Ryddle, mejor conocido como Voldemort y de Nix, la diosa griega de la noche y la oscuridad.

Había sido criado por su madre en el Tártaro, aquel foso más abajo del reino de Hades, en el cual abundan los monstruos más terribles del mundo griego. Ahí conoció al fantasma de su padre y su historia, creando odio hacia los magos y dioses por dejar a sus padres en tan pésimos lugares. Por lo cual, había decidido vengar a ambos y llevarlos a gobernar el mundo para que salieran de las sombras.

Una vez hubo viajado hasta Inglaterra y llegado al Pequeño Hangleton, como su padre le había indicado, junto con algunos monstruos que le habían jurado lealtad, se instaló en la vieja Mansión de los Ryddle que por derecho le correspondía y llamo a los mortifagos más leales de su padre que aún seguían en libertad, quienes lo recibieron como un príncipe y le proporcionaron todas las comodidades dignas del heredero de Slytherin.

Poco a poco fue aprendiendo a usar la magia que corría por sus venas y los poderes de parte de su madre. Fue conociendo el mundo mágico y recopilando toda la información que le sirviera y analizando el plan de su padre, viendo los fallos que tuvo y corrigiéndolos hasta formar una estrategia.

Después de un año de su llegada a la Mansión de los Ryddle, ya conocía como funcionaban las cosas en aquel mundo al que pertenecía su padre.

Sabía que existía un Ministerio de Magia que controlaba a la comunidad mágica y que se mantuviera en secreto de los no magos que ellos aún existían, una escuela de Magia mejor conocida como Hogwarts donde se les enseñaba donde se les enseñaba a los jóvenes a usar sus poderes desde los 11 años de edad hasta los 17. Un hospital llamado "San Mungo" donde se atendían las enfermedades mágicas y casos muy extremos por daños mágicos, y una prisión, Azkaban, donde iban a parar todos los magos tenebrosos y aquellos que quebrantaban las leyes del ministerio.

Y ya conociendo todo lo necesario había llegado la hora en que Ian experimentara por primera vez el mundo mágico, su madre Nix le había concedido una cuenta en el banco mágico Gringotts, el banco de los magos al cual iría en su primera parada.

Su aspecto simpático y educado le ayudaba mucho en ese momento. Él era alto y delgado, sus ojos negros eran fríos y ambiciosos pero lo ocultaba muy bien cuando esbozaba una ligera sonrisa, su cabello negro azabache y piel blanca le daban un mejor aspecto y su andar recto y ligero lo lograban hacer ver como un joven rico y extranjero.

Al andar por la calles de Londres no miraba a ningún lado más que hacia enfrente, sin mirar a nadie, hasta que entro al Caldero Chorreante, un bar que se le hizo indigno de alguien como él y se marchó enseguida a la parte trasera del lugar guiado por Harrington, un Mortifago que cuando quería que los muggles sufrieran y fueran esclavos de los magos y quien había perdido las esperanzas de que su sueño sucediera cuando su Señor había perecido en manos de Potter, y cuando se enteró que el único hijo de su amo había convocado una vez más a los seguidores de su padre no dudó ningún momento en servirle a su joven amo, convirtiéndose en su mano derecha.

-Mi Señor- dijo Harrington a la vez que hacía una reverencia- pronto entraremos al Callejón Diagon.

-Bien, ya era hora- dijo secamente

Semidiose y Magos: El Hijo de NixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora