Parte I - De mal humor

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A primera hora de la mañana, unos brazos acomodados sobre la cornisa de la ventana sostenían la cabeza pensante de cierto joven albino. Sus ojos miraban los pequeños copos de nieve golpear suavemente el manto blanco de los techos y el hermoso amanecer tiñendo de colores naranja y dorado el bosque a su alrededor.


Para Allen este día iba a ser especial, ya que será su primera navidad junto a sus amigos Lavi, Lenalee, Johnny, Krory, Jerry, Miranda... y su amado Kanda. Tenía un par de cosas en mente para que fuera un día perfecto de principio a fin y sólo de imaginarse el delicioso festín que podría degustar en la noche, provocaba el clásico sonido de hambre viendo de su demandante estómago.


Alguien comenzó a tocar la puerta de su habitación con insistencia, sacándolo de sus pensamientos y girando su rostro al preguntarse quién podía ser tan temprano. Tras abrir, fue incapaz de esquivar los brazos de Lavi casi cayéndole encima, el pelirrojo lucía tan alegre como un niño con una sonrisa dentada.


—Moyashi... date prisa. Komui pidió vernos justo ahora —contestó la pregunta que el albino no pudo formular, jalando su brazo para empezar a correr en dirección a la oficina de aquel hombre con complejo de hermana sin importarle detenerse a escuchar los reclamos y quejas de Allen.


Al llegar, vieron que ya se encontraba ahí Kanda sentado en el sillón cruzado de brazos y Lenalee al lado de su hermano ofreciéndole una taza de café.


—Buenos días, Allen, Lavi —saludó alegre la china, luego de soltar una pequeña risa porque sus cabellos estaban despeinados.


—Buenos días, Lenalee —saludaron al mismo tiempo. Lavi finalmente soltó de su agarre a Allen quien luego de saludar a Komui enfoca su vista en el estoico ojiazul detrás de él. Kanda lo miró por un momento para luego evadir sus ojos y enfocarse en Lavi, ya que como siempre, el pelirrojo se las ingeniaba para acercarse con intenciones de molestarlo.


—Kanda... buenos días, ¿todo bien? —pregunta el albino con la esperanza de recibir una contestación aunque sea escueta, sabiendo bien que su pareja era de pocas palabras en especial en público.


Le parecía rara la actitud más fría de lo usual que el nipón mostraba esa mañana. Por lo general acostumbraba a recibir contestaciones pesadas y sus típicas peleas, pero a solas eran los únicos momentos que podía compartir con el verdadero Yuu Kanda. Dentro de su pecho, sentía felicidad y calidez... ya que era el único a quien le había dado paso a su corazón rodeado por una dura y fría coraza.


Kanda lo ignoró tras chasquear la lengua y cerrar los ojos.


—¿Yuu? ¿Qué pasa? ¿No vas a saludar a tu querido Moyashi? —Lavi aprovechó la situación para picar la mejilla del azabache de forma lúdica, produciendo más arrugas en su ceño fruncido.


—Déjame en paz, conejo de mierda... ¡Y no me llames por mi nombre! —respondió con voz profunda. Lavi sintió un escalofrío en la espalda al ver con su único ojo esmeralda la mirada de odio de su compañero y su mano sobre el mango de Mugen dispuesto a cortar algo más que los akumas, obligándolo a correr y refugiarse tras Allen buscando salvar su vida.

Copos de Nieve 「Three Shot」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora