Después de toda la noche con la imagen de sus últimos segundos de vida en la mente, Percy parecía ser otra persona completamente diferente.
¿Qué sentido tenía ahora todo lo demás?
Era cierto que en el momento que entró en prisión todo se derrumbó en su cabeza. Sabía lo que le esperaría allí. Aunque después de todo, no fue tan malo estar allí.
Tuvo suerte de encajar con alguien allí dentro.
Los únicos problemas que había tenido en ese lugar tenían que ver con los jefes. Esa era una buena razón por la que dejar ese mundo.
Quizás no fuese tan malo al fin y al cabo.
Dejaría de soportar toda clase de maltrato por parte de Bob, lo que sonaba a gloria. Pero aún así... no podía negar lo asustado que se encontraba.
Hoy era el gran día.
Su cama y el parecían haberse fusionado, porque no era capaz de despegarse de ella. Tan solo quedarse tumbado, dándole vueltas a la situación en la que se encontraba.
Sabía que debía levantarse. Prepararse para cuando ese cabronazo viniera a por él.
No debía dejarle ver lo aterrorizado que estaba. Pero, ¿qué debía hacer?
Se le había cortado el cuerpo. Este parecía desentenderse de todo lo que sucediera a partir de ahora.
Suponía que era normal sentirse así, pero aquella sensación lo estaba ahogando.
"Quizás fuese lo mejor" Pensó "Así ya me encontraría muerto, y no podría disfrutar del proceso"
No sintió nada ante ese pensamiento.
—¿Percy? —Escuchó la voz de Samuel—¿Estás despierto?
—Sí —respondió al instante—. No he podido...
—Lo imagino —Su amigo no lo dejó acabar. No era necesario—. Creo que puedo ayudarte —dijo, alarmando al inglés—. Pero tienes que estar dispuesto a ayudar, si necesitara un empujoncito.
Percy no sabía qué tramaba el castaño, pero estaba preparado para cualquier cosa que tuviese que hacer con tal de librarse de morir.
—¿Qué me dices?
—Me apunto —contestó—. ¿Qué has pensado?
—No creo que te vaya a gustar demasiado, pero...
[...]
Los pasos seguros y vacilantes de Bob avanzaban por el pasillo, en dirección hacia la celda del de ojos azules.
Mantenía una enorme sonrisa dibujada en sus labios, como si nadie pudiese arruinarle el día.
Cuando llegó a donde se hallaba su preso favorito, se detuvo frente a su celda, mirándolo con maldad.
—Es tu hora —dijo, sin disimular la felicidad que sentía en ese momento—. ¿Lo llevas todo? Cepillo de dientes, ropa limpia...
El hombre se calló nada más ver la cara de Samuel asomarse tras los barrotes de su jaula.
—¿Qué te parece tan interesante, capullo? ¿Quieres ocupar el lugar de tu amiguito?
—Me hace gracia que estés tan contento —articuló—. Como si el único que perdiese algo fuera Percy.
—¿Estás queriendo decir que yo también perderé algo? —preguntó, sin entender demasiado a dónde quería llegar el castaño.
—¿Acaso no es así? —habló— Creí que teníais una relación... rara.
Bob no dijo nada.
Lo cierto era que estaba tan feliz de poder arruinar la vida del inglés, que no se había parado a pensar en ciertas cosas que cambiarían su vida de ahora en adelante.
No mostró preocupación en ningún momento, aunque no le gustaba la idea de no volver a forzar a su chico de ojos azules.
—Aunque si lo piensas bien, eso sería un alivio para mi amigo —Elegía las palabras con cautela, para lograr lo que se proponía—. Por fin se librará de que hagas lo que quieras con su cuerpo. A no ser que te vaya la necrofilia... aunque claro, eso ya no lo sentiría Perc —Se giró un poco para mirar en dirección a su compañero—. Enhorabuena, tío. Vas a quitarte a este viejo de encima de una vez por todas.
Esta vez, Bob no pudo disimular el desagrado que sentía en esos momentos.
Siendo lo mas sincero posible, él no quería perder ese privilegio que tenía con el preso.
Le encantaba ver su cara de puro espanto, cada vez que él se acercaba con la intención de desnudarlo y tenerlo a su merced. No podía prescindir de eso.
—A mí no me importa eso —La voz del de azul sonaba a mentira. No era capaz de reconocer lo mucho que perdería con la muerte del chico—. Tú podrías ser el siguiente.
Samuel se mantuvo con el semblante serio.
—Si es que no te mato yo antes, claro. —Las palabras salieron con tanta normalidad de su boca, que ni siquiera pareció una amenaza.
—Si lo prefieres, puede ser ese chico que escondes contigo. —dijo, esperando hacer enfadar al de brazos imponentes.
—No escondo a nadie. Lo metieron conmigo por la llegada del chico nuevo —Señaló a Alex y luego volvió a mirar al jefe—. No vas a asustarme con nada de lo que digas.
—Podrías reemplazarlo con quien quisieras, pero tú y yo sabemos que no sería lo mismo.
Ambos se miraron durante unos instantes sin decir nada.
Percy también miraba a Bob, quien no sabía qué debía decir o hacer a continuación.
—¿Qué te he dicho? —De nuevo se dirigía al chico de ojos claros— Es tu hora. Acércate, que voy a sacarte de ahí.
El más joven de esos dos volvió a entrar en pánico.
Creyó que Samuel lo sacaría de esta, pero, sin embargo, Roberto insistía en seguir con aquello. Aunque al fin y al cabo, eso era algo que tenía que hacerse cuando llegase el día. Pero se lo habían adelantado y eso no era nada justo.
La puerta se abrió, rápidamente, para volver a quedar cerrada.
Colocó las esposas alrededor de sus muñecas y desaparecieron de allí.
De Luque sonreía desde su celda.
Sabía que las palabras que le había dedicado al mayor quedarían grabadas en su cabeza.
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¡Por fin he podido terminar este capítulo, que empecé hace días y no logré acabar hasta ahora! ¡El día de Navidad! :D
Espero, como siempre, que os haya gustado.
Tengo una noticia (ojalá os parezca una BUENA noticia) que daros. Y es que en mi cuenta he subido un especial Navidad Wigetta, me gustaría que lo leyeseis y me dierais vuestra opinión.Tenía muchas ganas de hacer algo así, y se me ocurrió que sería un buen momento hacerlo por Navidad, además así os recompensaba por tardar tanto en actualizar mis historias >.>
También tengo pensado hacer un especial de Thorki en el que quizás aparezca también algo de Stony, pero no sé cuándo podré tenerlo listo.
Quería que fuera para hoy, pero no creo poder hacer tanto para el mismo día. (Aún así lo intentaré)Un besazo, y felices fiestas💙
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Prisioneros [Wigetta]
FanfictionSamuel y Guillermo son dos prisioneros que empiezan su relación con mal pie. Uno hará lo posible para encarar al otro, quien, en vez de rendirse y dejar de molestarlo, se hará cada vez más pesado. ¿Qué pasará entre estos dos chicos? ¿Decidirán, alg...