La juventud de Hitler

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Adolf Hitler fue pésimo estudiante al que le resultó imposible culminar la escuela media.
Su afición por la pintura lo condujo a intentar, en dos ocasiones, ingresar a la Academia de Bellas Artes austríaca, siendo rechazo en ambas oportunidades y tomándolo como mediocre.
Una vez en el poder ordenó inmediatamente el asesinato del director de la academia.

Sin preparación académica, sin solvencia económica y sin trabajo, su destino inexorable era la miseria.
Fue un vagabundo pelilargo, barbudo y sucio, durmió en la calle y en refugios públicos durante varios años.
Los pocos trabajos que conseguía era de barrendero, obrero de fabrica o cjangarín de los trenes, pero eran de plazo corto por su ineptitud para las tareas físicas.

Su mudanza a Múchin no cambia su mendicidad, hasta 1914.
Huye de la construcción militar durante años hasta que al presentarse es rechazado por su vulnerabilidad física. 

El estallido de la Primera Guerra Mundial es la solución para Hitler, quien se ofrece como voluntario y es aceptado.
En la trinchera demuestrate coraje y valentia.
Salva su vida milagrosamente en más de una ocasión haciendo correo de frente; hasta llegar a ser cabo de rango.
Ciego por gas mostaza, con dos cruces de hierro adornando su uniforme, se entera de la capitulación  alemana y junto con todos los soldados se niega a soportar tal decepción.
En el hospital totalmente consternado de haber recibido mensaje de la Divina Providencia, que le encarga la conducción del destino de su país.

Adolf HitlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora