El Amor Duele.

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Mi vida siempre fue la misma hasta que llegó él.

Me llamo Amelia, tengo 17 años y soy una maga. Aquí la magia es algo con lo que se nace, aunque no todos son capaces de usarla ni todos tienen el mismo nivel. Por eso vivimos separados por nuestros niveles de poder. La jerarquía que hay es bastante dura, a veces injusta, pues los que tienes más nivel que tu siempre te tratan con desdén y como si fueras un trapo sucio, pero también es necesaria. Es necesaria porque las personas de diferentes niveles no pueden luchar entre ellas, la igualdad en la batalla es ley aquí. Es lo único bueno que hay, si no, esto sería una masacre.
Para pertenecer a cierto nivel debes hacer un examen a los 16 años. Allí miden tu poder y te colocan en el nivel al que correspondes. No importa si estás malo, te falta una pierna o un brazo, todos deben hacer ese examen a los 16 y el resultado no se puede cambiar, pues después del examen se te da una marca que la llevarás para toda la vida en la mano izquierda. Sólo si estás demasiado enfermo para hacer ese examen entonces te meten en la clase especial, son la clase de los enfermos que les queda poco por vivir y a los que se les dan ciertos privilegios y un cuidador para que vivan felices los días que les quedan de vida.
Mis padres son del nivel 7, siendo el 15 el nivel más bajo que corresponde a aquellos que no pueden usar nada de magia, y el 1 el nivel más alto, que corresponde a los archimagos. Por encima de estos está el nivel Hero. En ese nivel sólo entran aquellos que tienen un poder descomunal y no necesitan recitar conjuros ni usan mucha fuerza y energía para usar la magia. Son los queridos por la magia, los que son imposibles de vencer y a los que nadie se atreve a enfrentar, además de que son casi inmortales, pues sólo mueren si logras cortarles la cabeza o apuñalarles en el corazón. Dime tú quien se va a atrever ha hacer eso a las personas más poderosas de toda la nación y que podrían matarte en cuestión de segundos.
Ellos son los líderes, y no os creáis que son engreídos ni nada, son todo lo contrario. Son gente justa que a vivido muchas cosas y que saben como liderar una nación. Pero ni ellos pueden controlarlo todo, porque en el mundo siempre habrá gente mala. Siempre habrá el típico engreído que querrá tener todo el poder y gobernarlo todo creyéndose siempre superior a los otros. Hay muchos tipos de gente en el mundo, pero, nadie puede compararse con él.
Gabriel, el chico del que llevo enamorada dos años. Pero sé que no podremos estar juntos. Él es del nivel 1 y yo, yo soy una simple nivel 7. Decidí quedarme con mis padres y poder ayudarlos, aunque mi hermano se fue al nivel 4, y desde allí nos ayuda como puede. Al obtener tu nivel tienes que irte a vivir al área designada a dicho nivel, pues los trabajos y especialidades de cada uno son diferentes, pero siempre puedes visitar a tu familia y pasar los fines de semana con ellos.  Pero preferí cuidarlos yo misma, así que en realidad no se que nivel tengo, ya que nunca he usado mi poder al máximo. Sólo me enfoqué en pasar el nivel 7 para quedarme con ellos. Ah, se me olvidaba, los poderes que tenemos son los de controlar los elementos y tipicos hechizos de hablar con los animales, volar o crear cosas a partir de un elemento, coló gigantes de rocas y eso. También nos permite ver a los seres mágicos de este mundo, menos los que no pueden usar la magia.

Ese era un día normal como cualquier otro. Iba a mi trabajo de camarera, (uno de los típicos trabajos para el nivel 7 era servir a los demás, los niveles más bajos trabajaban en el campo, en las minas y esas cosas). Hoy tenía turno de noche. Todo fue normal hasta que en el local, a las 00:00 entró Gabriel junto a dos chicas y un chico. El otro chico era Lukas, el mejor amigo y guarda-espaldas de Gabriel. A las chicas no las conocía, Gabriel estaba siempre rodeado de chicas. Él era el chico perfecto que toda chica deseaba, guapo, inteligente, amable, romántico, con sentido de la justicia, serio cuando debía estarlo, etc. Además, sus ojos eran de un azul tan profundo como el fondo marino y su pelo parecía oro. Todas las chicas caían rendidas por él.

Entraron y se sentaron en una mesa para 5. Al parecer iba a venir alguien más. Fui a preguntarles que pedirían pero casi me caigo por el camino, estaba súper nerviosa, al parecer nadie se dio cuenta, excepto Lukas que me sonreía dulcemente para que me tranquilizara. Me puse roja pero le devolví la sonrisa mucho más tranquila, es extraño, pero siempre que veía a Lukas (él venía muchas veces por el restaurante, pero era la primera vez que Gabriel venía) me tranquilizaba y olvidaba todo.

Desafío ElementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora